La supercélula (una tormenta enorme), el fenómeno meteorológico que más se aproxima al vendaval de lluvia, pedrisco y hasta tornado que destrozó el tejado del pabellón municipal de Castellar de Santiago, ha provocado también graves daños en el campo, que “está arrasado como si hubiera ardido”, en la Sierra del Maestre, asegura Amalio Trujillo.
“Fue una tormenta espantosa, que ha afectado al 95% de los agricultores del pueblo”, cuenta. A sus 58 años Trujillo no recuerda haber vivido ni por asomo nada parecido, “en el campo cayó granizo del tamaño de bolas de ping-pong, que sigue ahí y tardará tiempo en derretirse”. Y eso que está acostumbrado a según dice, “agachar la cabeza”, como la gente del campo, cada vez que se produce una inclemencia meteorológica, y tirar para adelante.
A Trujillo la tormenta le ha destrozado un olivar de 500 olivos nuevos (no tienen más de diez años), que han perdido completamente la cosecha, en plena formación (se ven las aceitunas en el suelo), sino que los árboles están tan dañados que tardarán varios años en dar fruto. Y como su caso, el de otros cultivos de viñas, almendros o pistachos. “Hasta el monte está arrasado, es para verlo”, subraya este agricultor que sigue haciendo recuento de destrozos.
75 l/m² de lluvia en hora y media
El pluviómetro de su parcela registró 75 litros de lluvia por metro cuadrado en apenas hora y media, el tiempo que se desató la tormenta, con mucho granizo en el campo y vientos de tornado en el casco urbano, que se llevó por delante el tejado del pabellón y arbolado del paseo del cementerio.
Dos días después del tormentón muchas parcelas siguen anegadas de una localidad del sur del Campo de Montiel con terrenos de cultivo de minifundio. “Aquí nadie tiene grandes extensiones de terreno, todos somos pequeños propietarios, con fincas pequeñas. No tenemos seguros, no esperas esto, aunque estés preparado para un granizo, unas lluvias o una helada”.
Evaluación de daños para posibles ayudas
Se estima que unas cuatrocientas familias de agricultores (Castellar tiene 1.800 habitantes) se han visto afectadas por la tormenta del 21 de agosto, una devastación insólita que están intentando documentar para estudiar la posibilidad de pedir la declaración de zona catastrófica o afectada por una emergencia de protección civil.
“El que no quiera ver el cambio climático no está en el campo”
“Esto no se recupera en un par de años, aparte de las heridas que se han quedado en los árboles”. Este agricultor de mediana edad que lleva toda la vida en el campo no tiene ninguna duda: “Esto es el cambio climático, el que no quiera verlo es que jamás ha estado en el campo. Cada vez nos enfrenamos a fenómenos más graves y devastadores. Y menos mal que no ha habido víctimas”.