Ginés Mena
Madrid
El sector del vino español se prepara para aumentar sus exportaciones a Canadá tras la ratificación en el Parlamento Europeo del Acuerdo Económico y Comercial Global con la Unión Europea (CETA), una buena noticia después del «jarro de agua fría» que representa la «congelación» del TTIP con Estados Unidos.
Después de 7 años de negociaciones globales, las bodegas valoran que el CETA permitirá mejorar la posición de nuestros productos en Canadá, un país que apuesta de forma creciente por espumosos y envasados -de mayor precio y valor añadido- frente al granel.
Según datos del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), Canadá mantuvo estable el volumen de vino importado desde todos los destinos en el período comprendido entre enero y septiembre de 2016 (-0,3 %) ,aunque gastó algo más (+1,7 %), hasta situarse en los 309,4 millones de litros y 1.702 millones de dólares canadienses.
«Las exportaciones españolas van en aumento y se detecta un creciente interés del consumidor y los agentes por estos productos, mientras que los prescriptores coinciden en su buena relación calidad-precio», destaca un informe del ICEX, que apunta como estratégicas las provincias de Quebec, Ontario, Alberta y British Columbia, que adquieren el 94 % del vino de todo el país.
Según esta misma fuente, EEUU es el primer proveedor, seguido de Francia, Italia y Australia, mientras que España es el quinto tras haber incrementado las exportaciones en un 27 % en los últimos años y situarse con una cuota de importación del 5,43 %.
«Los vinos españoles están relativamente bien posicionados en Canadá, pero este mercado norteamericano tiene aún un gran potencial», subraya, por su parte, el director gerente de la Organización Interprofesional del Vino de España, Jaime Palafox.
El CETA llega en un buen momento, después de que la negociación entre la UE y EEUU sobre el TTIP haya quedado «en la nevera» por el cambio de rumbo de la Administración de Donald Trump, añade Pau Roca, secretario general de la Federación Española del Vino (FEV).
Las bodegas europeas se han enfrentado a no pocas barreras comerciales y tratamientos discriminatorios en Canadá, que se rige por un sistema peculiar, al contar con un organismo responsable de importación, distribución y comercialización de bebidas alcohólicas en prácticamente todas las provincias.
Las empresas vitivinícolas esperan que el CETA permita eliminar los derechos de aduana y fortalecer la protección de las indicaciones geográficas, otra de las asignaturas pendientes.