Belén Rodríguez
CIUDAD REAL
Son 10.000, sólo que en este caso en euros. Esa es la cantidad que Tzaneen Internacional SL., una empresa creada para la compra del aeropuerto de Ciudad Real de la que poco más se sabe, ha ofrecido pagar “al contado” por las infraestructuras, tasadas ahora en 40 millones de euros y cuya inversión total nunca aclarada podría haber alcanzado los 500 millones.
La oferta parece una broma si no fuera porque es real y por el momento la única que hay sobre la mesa del juzgado número 4 de Ciudad Real, con competencias en lo Mercantil, cuya secretaria dirigió este viernes una subasta que se celebró precedida de polémica (Griffin Pegasus Airports Limited y Ciudad Real Internacional Limited provocaron la suspensión de la primera subasta, fijada para el 19 de junio) y terminó igual, con anuncio de más alegaciones y recursos.
José Manuel González Porro, el abogado de Tzaneen, explicó en la sala que su oferta “es superior al valor actual del aeropuerto en sus condiciones actuales”, para indignación de los representantes de la sociedad concursada.
No obstante, las condiciones en las que el juzgado fijó la subasta el pasado mes de abril establecen que si la puja, como ha sido el caso, no supera el 70% del valor de tasación, es decir 28 millones de euros, se abre un nuevo plazo judicial de veinte días hábiles (expira el próximo 15 de septiembre) para presentar contraofertas.
En concreto la providencia de 10 de abril recoge que “si la mejor postura ofrecida fuera inferior al 70%, se concederá a cualquier tercero el plazo de 20 días hábiles para que mejore la misma, ofreciendo una cantidad que, además de ser igual o superior al 70%, deberá superar la mejor postura formulada en la subasta en, al menos, un 20%”.
Unas condiciones que ni mucho menos tranquilizan a CR Aeropuertos, la sociedad concursada, cuyo abogado Jesús Barroso opinó al final de la subasta que “esto es la culminación de un despropósito que vaticinábamos hace bastantes semanas”.
Esta parte entiende que debe ser el juez el que ponga “razones de lógica” en este procedimiento y suspenda la subasta o la declare nula, “o bien que alguien llegue a pujar por la cantidad de 28 millones de euros”.
Por su parte Francisco Pérez, uno de los administradores concursales dijo confiar en que “esto no se quede aquí y haya una oferta realista”.
El abogado valdepeñero, uno de los nombrados por el juzgado cuando empezó el concurso en 2010, aclaró que su labor es “intentar que la infraestructura se venda y hacer líquidos esos activos para utilizarlos en el reparto de las deudas”.
Tras la subasta, Tzaneen anunció en un comunicado que el aeropuerto ya es suyo, algo que todavía no es así, y se apresuró a aclarar el Tribunal Superior de Castilla-La Mancha, por la repercusión de la noticia que ha llegado ha ser lo más comentado en Twitter en España este viernes.
Pegasus “ataca” por el plazo del aval
La empresa Griffin-Pegasus Airports, una de las últimas interesadas en la compra del aeropuerto, anunció en la subasta su intención de alegar puesto que cuestiona la validez del aval por dos millones de euros que aportó Tzaneen y los plazos que la han convertido en la única que ha podido presentarse a la subasta.
La empresa concursada CR Aeropuertos también mostró su rechazo a la subasta que esta semana ha intentado paralizar mediante un recurso sin conseguirlo.
Sobre estas alegaciones el juzgado se tendrá que pronunciar en los próximos días. La puja por parte de Tzaneen International es un aso más en el proceso de venta que se inició en diciembre de 2013, tras la entrada del aeropuerto, que estuvo abierto un tiempo, en concurso de acreedores en junio de 2010. En este tiempo se han sucedido una decenas de ofertas, pero ninguna seria.