“Mejor desobedecer y fracasar, que obedecer y triunfar”. La fuerza ardiente que recorre todo ser para expresar su identidad, fuera de convencionalismos, prejuicios y reglas que encorsetan a toda sociedad, saltó del escenario al público a través de la apasionante, muy divertida y por desgracia triste historia que Vaivén Producciones trajo este jueves por la noche al Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro sobre Sor Juana Inés de la Cruz.
Bajo el cielo estrellado del patio de la Casa Palacio de los Villarreal, la compañía vasca hizo un increíble esfuerzo para adaptar la biografía de la prolífica escritora mexicana al lenguaje moderno del musical, con Antonio Muñoz de Mesa como autor de la dramaturgia. ‘Yo, la peor del mundo’ fue estimulante, coral y atrevida, desde la puesta en escena en un escenario oscuro con andamios rojos como si fuera un concierto de rock, hasta el vestuario, que combinó ropa actual y moderna con guiños a la época, y por supuesto el guion de la obra, las canciones y la música.
La historia de Juana
Si alguien no sabía nada de Sor Juana Inés de la Cruz al entrar a la función, pocas dudas le quedaron al salir. Devota y ante todo profana, descubrió las letras sumergida en la inmensa librería de clásicos que tenía su abuelo, donde ‘La odisea’ de Homero causó estragos en su mente. Pronto empezó a cultivar el verso, el teatro y la prosa, con relatos apasionantes desde la corte de Antonio Sebastián de Toledo Molina y Salazar, donde ella misma protagonizó amores secretos en pleno Siglo de Oro de la literatura española. Al final de su vida, incluso interpretó textos sagrados, pese a que las mujeres lo tenían prohibido.
Cualquier biografía destaca el papel de la escritora como religiosa e incluso alude a que el “anhelo de conocimiento” le llevó a ingresar en la vida monástica. Lo cierto es que, según describieron en el musical, Sor Juana Inés tuvo la mala suerte de nacer tres siglos antes de que las mujeres entraran a la universidad y cuatro siglos antes de que en Occidente se conociera el matrimonio homosexual. Ella esquivó las normas impuestas por nobles y religiosos, y buscó resquicios de libertad entre letras. La obra incluso deja entrever que soportó violaciones para poder acceder a la biblioteca del “orden”.
Música, chipas de humor y reflexión
A nivel musical, la obra viajó del góspel, al funk, la ranchera, el pop e incluso se atrevió a rapear algunos de los versos de Sor Juana. La actriz Itxaso Quintana, que representó a Sor Juana, fue fresca, Ugaitz Alegría fue enternecedor y Ana Pimienta tuvo mucho carácter. Nerea Gorriti, con su papel de narradora rebelde, e Ylenia Baglietto, sorprendieron por su voz, y también por sus matizar con chispas de humor la historia. Nunca fue más divertida la ordenación de alguien como monja ni la representación del ‘machirulismo’.
‘Yo, la peor del mundo’ o más bien la mejor, fue efectiva a la hora de instalar debates que todavía existen en la actualidad al ponerse en la piel de aquella que consagró su vida, no a la religión, sino a la lucha feminista de las mujeres por la igualdad de derechos, aquella que se atrevió “a ser libre”. El final fue doloroso, pero colorista, como las coronas de flores mexicanas para sus difuntos, y los actores regalaron una última escena musical que conquistó al público, que supo que es posible hacer lo imposible.
(La obra vuelve este viernes 9 de julio, a las 22.45 a la Casa Palacio de los Villarreal)