El Colegio Luis Palacios ha acogido unos talleres sobre el consumo de azúcar teniendo como base el cortometraje “Planeta Azúcar”, rodado en Valdepeñas, en el que participó el AMPA del centro, organizadora de estos talleres, que tuvieron lugar este martes.
Gracias al apoyo de AMPA Luis Palacios en el rodaje, los alumnos de quinto y sexto trabajaron la problemática del exceso de consumo de azúcar mediante estos talleres impartidos por voluntarios de la Ong VSF-Justicia Alimentaria Global, que produjo el film.
El corto, escrito y dirigido por David Salvochea, forma parte de la campaña 25 gramos lanzada por la ONG VSF- Justicia Alimentaria Global, campaña adopta su nombre de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de no tomar “idealmente” más de esa cantidad de azúcar, es decir, el equivalente a seis cucharillas. O,50 gramos (12 cucharillas), como tope máximo. Sin embargo, la media en Europa Occidental ronda los 100 gramos diarios. Y como denuncia la ONG a través del corto, este sobreconsumo es en la mayoría de los casos inconsciente o desconocido.
La industria alimentaria produce productos altamente procesados y que, en muchos casos, son uno de los factores desencadenantes de la epidemia de obesidad y diabetes tipo II que sufre la sociedad.
“Pero quizás el problema no es solo tomar conciencia de los perjuicios del azúcar refinado, sino, más bien, ser capaces de controlar la cantidad “camuflada” que comemos más allá de los dulces y que se encuentra en muchas bebidas y comidas preparadas. Más del 75% de azúcar que consumimos hoy en día es invisible porque está incorporado en alimentos procesados o envasados por la industria alimentaria”.
Justicia Alimentaria Global además también hace hincapié en el impacto social y ambiental de la producción, el comercio y el consumo del azúcar a nivel global, “a menudo vinculado a lobbies alimentarios, especulación financiera, contaminación ambiental y vulneración de los derechos humanos”.
“Como consumidores, además de hacer una compra más consciente e intentar reducir el consumo de productos procesados , deberíamos empezar a desconfiar de la publicidad que nos promete milagros, coger la costumbre de leer críticamente las etiquetas, sacar conclusiones propias y aprender a descartar lo que nos hace más daño que bien”.
Este ha sido el objetivo de los talleres, intentar que los más pequeños comiencen a tener información sobre lo que comen.