La recuperación de los restos de tres guerrilleros antifranquistas en Retuerta del Bullaque ha revivido su leyenda, en particular la del Manco de Agudo, uno de los maquis que más años sobrevivió en la sierra y que fraguó un mito que le acompañó hasta sus últimas horas.
El historiador Benito Díaz, reconocido experto en la guerra antifranquista, autor de varios libros y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha en el campus de Talavera de la Reina, ha seguido de cerca esta semana los trabajos de exhumación de los restos de José Méndez Jaramago, el Manco de Agudo; Honorio Molina Merino, el Comandante y Reyes Saucedo Cuadrado, Parrala.
En una entrevista con Efe horas después de presenciar la recuperación de los últimos restos de los maquis junto a familiares de éstos, Benito Díaz explica que “de todos los guerrilleros que yo he investigado en el centro de España no he encontrado una situación como ésta” y un caso tan “llamativo” de leyenda mantenida como el del Manco de Agudo.
A través de sus investigaciones, Díaz ha hilvanado el puzzle de la familia de este guerrillero que murió a los 31 años y cuya hermana Asunción fue dada oficialmente por muerta por la Guardia Civil hasta que su hija Flor contactó con el historiador hace pocos meses y le narró la dilatada vida de Asunción Méndez Jaramago, que no falleció entonces sino en 2008.
La hermana del Manco de Agudo, que perdió al padre y a tres hermanos en los Montes, se instaló en Valencia y no contó “nada” a sus hijos sobre aquellos años, por lo que los descendientes han ido conociendo la historia de su familia “al margen de la madre”, según sostiene el historiador mostrando las fotografías que tiene de los maquis cuyos restos se han hallado.
Díaz ha explicado que el Manco de Agudo fue el “clásico rebelde”, que luchó en la guerra civil en el bando republicano, fue herido en el brazo en 1937 y regresó a su pueblo para trabajar, como toda su familia, en la construcción de carreteras.
Este oficio, alejado de los núcleos de población, les posibilitaba que los huidos del régimen franquista les visitaran y esto hizo que la Guardia Civil se “ensañara” con ellos, por tratarles de enlaces, y les golpearan reiteradamente hasta que “su salida fue irse al monte”.
Benito Díaz insiste en que el Manco de Agudo y otros muchos maquis “tenían convicciones políticas pero no fueron éstas las que les llevaron al monte sino sobre todo la represión”, una certeza que incluso le han confirmado guardias civiles como Vicente Velando Real y Evaristo Calzada “que me dicen que al Manco le hicieron ellos, los golpes a que era sometido en el cuartel de Agudo”.
Cuando la familia del “Manco de Agudo” se marchó al monte, en noviembre de 1940, este guerrillero no tenía delitos de sangre según figura en los archivos de la Guardia Civil.
El “Manco de Agudo” no fue el maquis “más guerrillero” de la sierra pero fue sin duda el más conocido: unos lo definen como agresivo otros dicen que era jovial “pero todos hablan de cómo consiguió aguantar en la sierra nueve años”.
Otro de los guerrilleros cuyos restos han sido hallados, el “Parrala”, no tenía significación política y huyó al monte por la represión que sufría, pero en cambio el “Comandante” sí tuvo una actividad más política.
Encarcelado en la cárcel-convento de Herrera del Duque (Badajoz) por ser hijo de un alcalde socialista también asesinado, el “Comandante” se escapó en 1940 por las alcantarillas junto a “Chaquetalarga” (Joaquín Ventas Cita) y se marchó a la sierra hasta su muerte.
A falta de la identificación de los restos, que tardará entre tres y cuatro meses y se llevará a cabo en Ponferrada (León), no hay dudas sobre la identidad de estos guerrilleros que murieron el 12 de marzo de 1949 y que están rodeados de incógnitas en sus últimas horas de vida.
La versión de su muerte que ha recogido Benito Díaz en la gran mayoría de vecinos de la zona es que murieron envenenados en casa de unos enlaces tras beber el líquido de una botella, de vino o de anís, que se les ofreció precintada “porque eran terriblemente desconfiados”, explica el historiador.
Los habitantes de la zona mantienen que después de muertos “para hacer el paripé de que no habían sido envenenados y para que la Guardia Civil pudiera recibir algún tipo de recompensa” se hizo un “simulacro de ametrallamiento” en un chozo y se recogió oficialmente que habían muerto así.
Benito Díaz, no obstante, ha recogido el testimonio del guardia civil Vicente Velando Real, que participó en este caso y resultó herido en la refriega, y le dice que él estaba allí y murieron por los disparos.
“Puntos oscuros hay, y en un momento hablé con gente que fue a ver el chozo en el que dijo la Guardia Civil que habían muerto y dicen que no había restos de sangre lo que hacía parecer que era un montaje. Es la versión de toda la gente que vive en Navas de Estena, en Retuerta del Bullaque, en Horcajo de los Montes, en Menasalbas, en Ventas con Peña Aguilera”, asegura el historiador.
El recuerdo y la memoria del Manco de Agudo lo mantienen los mayores de la zona, entre otros Mariano del Valle que aquel 12 de marzo 1949 fue desde Navas de Estena (su pueblo) hasta Retuerta del Bullaque para comprar cera para las colmenas y allí conoció la noticia de la muerte de los maquis y vio sus cuerpos cuando los bajaron “por la tarde” a Retuerta.
Benito Díaz mantiene que la gran mayoría de los guerrilleros no pudieron huir a Francia (y salvar la vida como le ocurrió por ejemplo a Chaquetalarga) sino que se quedaron en la sierra abocados a llevar “una vida de lobos, sobreviviendo a base de una enorme desconfianza y aguantando un tiempo, unos años, por su inteligencia y su instinto de supervivencia, pero con los días contados”.
Esta semana, en los trabajos de exhumación de los restos de los tres guerrilleros la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, han estado Eugenio, hijo del Parrala aunque no conoció a su padre, y sobrinos de los otros maquis.