Atención médica a pacientes oncológicos y dispensación de quimioterapia y tratamientos hematológicos son el cometido habitual de los hospitales de día al uso. Sin embargo, los hay que a estas tareas añaden tratar a personas con patologías digestivas, neurológicas o de medicina interna, como es el caso de él del hospital “Virgen de Altagracia” de Manzanares, dependiente del Sescam.
Aunque la mayor parte del trabajo diario es la atención al paciente oncológico en consulta, en torno a treinta al día, o en tratamiento, con hasta cuatrocientas sesiones de quimioterapia al mes, el hospital de día de Manzanares es atípico porque también atiende a pacientes de otras especialidades y brinda cuidados paliativos como paracentesis, punción practicada en el abdomen para evacuar el líquido acumulado en la cavidad peritoneal, ajusta la medicación contra el dolor o prescribe el tratamiento sintomático para determinadas urgencias.
Según Liliana Suárez, una de las oncólogas al frente de esta unidad hospitalaria, esta operatividad hace que “los pacientes que padecen alguna toxicidad con los tratamientos de radioterapia no acudan a urgencias como harían en otros centros sanitarios sino que acuden directamente al hospital de día”.
Y es que, prosigue, “en muchas ocasiones, nosotras conocemos personalmente a los pacientes y podemos asistirles de forma ambulatoria, sin necesidad de recurrir a un ingreso o a la repetición de pruebas diagnósticas innecesarias”.
Pero, además de la versatilidad, si hay algo que distingue al hospital de día de Manzanares y que, como destaca Pablo Aguado, gerente del Área Integrada, “lleva a muchos pacientes de zonas limítrofes a pedir que les atiendan aquí” es la calidad humana del personal, dos oncólogas, Ana Isabel Yébenes y Liliana Suárez, y otras ocho profesionales entre enfermeras, psico-oncóloga, nutricionista y auxiliares de enfermería y administrativa, y su capacidad para promover iniciativas que ayuden a hacer más fácil el día a día de los enfermos.