Entusiasmo, aprendizaje y responsabilidad. Son las habilidades que han desarrollado los ya exalumnos de 6º de Primaria del colegio ‘Santo Tomás de Villanueva’ de la capital ante el compromiso de cuidar el huerto escolar puesto en marcha hace unos meses en el patio del centro, impulsado por la Asociación de Madres y Padres de Alumnos, la Asociación Agroecología y Soberanía Alimentaria en Castilla-La Mancha (Asacam) y el equipo docente. Cuando ya han cuajado los plantones de los cultivos hortícolas de temporada sembrados por los pequeños, la tarea de atender este espacio seguirá el próximo curso, no sólo por parte de los escolares más mayores, sino con la implicación de colegiales de otros niveles.
J. Yébenes
Ciudad Real
Para acercarse y ser protagonistas de la actividad agrícola desde una perspectiva pedagógica no hay que hacer grandes inversiones, tan sólo acotar un espacio de tierra, comprar semillas o plantones, realizar el plantado y cuidar el huerto. Esto es lo que han hecho con gran curiosidad y entusiasmo los niños de 6º de este centro público capitalino, que han trabajado todos los recursos necesarios en una explotación agrícola: el control del riego, la observación y la medición de la temperatura con una manifestación meteorológica. Y todo ello reflejado en un cuidado y completo cuaderno de campo.
El espacio ecológico convive con total normalidad con los juegos de los niños en el amplio patio de recreo y reúne lechugas, ajos, perejil, fresones, tomates, fresas, acelgas, pimientos, puerros, cebollas o judías verdes, que en pocas semanas “han echado brotes nuevos”.
Emilio Alabau, director del centro valoró “la novedad” de la puesta en marcha de este recurso educativo, porque “no es habitual en un colegio, lo planteó el Ampa y lo apoyamos porque es una idea genial y la respuesta de los niños ha sido fantástica”.
Alabau destacó el componente didáctico del proyecto, por “la responsabilidad que supone en el día a día de los alumnos” y porque se trata de una actividad “hasta ahora desconocida para muchos de ellos”.
Precisamente, los primeros “cuidadores” ya han entregado el testigo del huerto a los de 5º curso de Primaria para que “el próximo año continúen con el trabajo de cuidadores y anoten datos sobre el crecimiento de las plantas, de humedad y temperatura”.
Sensibilización
Carmen Ciudad, de Asacam, recordó que el huerto surgió tras la celebración de tres talleres de sensibilización para niños y adultos, centrados en el etiquetado de alimentos, elaboración artesanal, productos de temporada, alimentos kilométricos, y soberanía alimentaria. “Una cosa llevó a otra, el Ampa se interesó y organizamos el espacio verde”.
Una de las madres más activas de la asociación de padres del centro escolar, Inmaculada Cañadilla, confesó que “llevábamos tiempo con la idea de que los niños conocieran todo el proceso de los alimentos”, y “casi sin darnos cuenta pusimos en marcha el huerto”, con unos resultados “positivos” en lo referido “a la responsabilidad personal y colectiva” de los pequeños agricultores. Cañadilla subrayó la tarea escolar dentro de la agenda diaria de los niños de recoger datos de temperatura y de pluviometría, además de otras incidencias como la presencia de insectos, en un cuaderno de campo “que el año que viene será más complejo”, porque ampliará los datos agronómicos.
Teresa Molina, otra madre de las madres impulsoras del huerto, apuntó más ideas que podrían completar esta actividad, como la elaboración de compostaje, y la crianza de semillas, no sólo por los escolares de 11 y 12 años, sino de otros niveles para que “se vayan implicando y todo el cole sea responsable” del espacio.
El objetivo es conocer “la cadena de la vida y el ciclo natural de las plantas, que tenemos que cuidar y respetar porque forma parte de nuestro entorno”, sostuvo esta portavoz del Ampa.
Los niños
Los niños ‘agricultores’ narraron a Lanza cómo “hemos regado las plantas del huerto escolar ecológico y mirado los bichos polinizadores y la temperatura”. Hablan de diversidad sin saber muy bien su significado, pero saben que son protagonistas de una actividad distinta que se sale de sus ‘deberes’ diarios.
Alberto Vallejo ha utilizado las regaderas para nutrir los distintos cultivos, incluso señaló que ha ayudado a otros compañeros.mientras que Izan cuenta su tarea en una parte abierta y común del colegio “con plantas e insectos” que le ha llevado a “aprender mucho”.