Punto y final a otra hornada de alumnos en el instituto Modesto Navarro de La Solana. Al igual que la semana pasada sucedió en el vecino instituto Clara Campoamor, la promoción de 2015 finiquitó su segunda etapa estudiantil. En total, 62 alumnos y alumnas han terminado 2º de Bachillerato.
Este sábado, el auditorio Tomás Barrera escenificó una despedida a caballo entre la emoción y la satisfacción del deber cumplido, amplificado por los vapores, aún frescos, de un curso nada fácil. En mitad de ese carrusel de emociones emergió la figura de Jesús Labajo González, que cuelga la tiza después de 30 años como profesor de latín y griego en el veterano instituto solanero.
El día anterior, en el mismo centro, se había celebrado la graduación de 85 alumnos de 4º de ESO, pero este adiós es definitivo. Por fortuna, dos familiares por alumno pudieron ser testigos presenciales. Eladio Maleno, locomotora habitual de este tipo de eventos, fue el maestro de ceremonias. En primer lugar, dio paso al director, Paco Ruiz Flores, en cuyo discurso enfatizó las dificultades del curso recién terminado y elogió el compromiso general de toda la comunidad educativa.
Después intervino Jose Guerrero, representante del ampa, cuyo papel ha sido más importante que nunca. El capítulo de discursos lo cerró el homenajeado de la mañana, Jesús Labajo, muy agradecido –y también emocionado- por estas tres décadas largas en un instituto, y en una ciudad, que le ha dado todo, y a la que también ha entregado todo.
Después comenzó el desfile de alumnos por el escenario, primero de los nueve matriculados de honor -más que nunca- y más tarde de todos para recibir sus bandas de graduación. La última parte proyectó dos vídeos, el primero con imágenes retrospectivas de los graduados en estos seis años de instituto, incluidos mensajes de profesores, y el segundo con un simpático contraste fotográfico del alumno que llegó y del que se va.
“Ha sido una montaña rusa”
“Me queda una sensación final de satisfacción por los resultados, pero ha sido una montaña rusa de sensaciones”, declaró a Radio Horizonte Paco Ruiz Flores. Las medidas de restricción sanitaria, plasmadas en distancias de seguridad, itinerarios de salidas o entradas, mascarillas y desinfecciones constantes han sido una constante. Eso ha añadido un plus de trabajo y una carga emocional extra. “Teníamos miedo a los contagios, por los alumnos y por sus familias”.
Por suerte, el instituto Modesto Navarro no ha declarado ningún contagio interno ni ha confinado ningún aula. El director reconoce que a vuelta de Navidad se fue relajando la tensión y la recta final del curso ha sido satisfactoria. “Doy las gracias a todo el claustro de profesores porque ha trabajado en unas circunstancias muy complejas, a los alumnos por haber aguantado y a los padres, que han entendido la situación”. Es más, afirma que el profesorado del centro ha sentido el calor de las familias, comprensivas y proclives a ayudar en todo momento.
En un año con tantas vicisitudes se aprenden cosas, más que en un curso normal. Paco Ruiz Flores pone el acento en dos aforismos básicos. El primero tiene que ver con la capacidad de adaptación ante la adversidad. “Ha quedado demostrado que cuando el ser humano se une puede con todo”. El segundo atiende a la derivada docente. “La enseñanza virtual está muy bien, pero nunca sustituirá a la presencial; el contacto personal entre alumno y profesor nunca podrá reemplazarlo un ordenador”.
En cuanto a los resultados académicos, Ruiz Flores no ocultaba su satisfacción, y a las pruebas se remitía. “Esto es como los vinos, que mejoran con el tiempo, y esta promoción ha sido magnífica; el mejor ejemplo es que nunca habíamos tenido nueve matrículas de honor”. En cuanto al resto de cursos de ESO y 1º de Bachillerato, subrayó que los resultados han sido similares a los de años precedentes, todo un éxito si tenemos en cuenta las condiciones en las que se ha trabajado.
