J. Y. / Ciudad Real
El jurado popular que ha enjuiciado a Bernardo C. R., el médico de Urgencias del Hospital de Manzanares de 60 años acusado de un delito de omisión de socorro, ha declarado este viernes culpable al facultativo.
Veinticuatro horas después de que iniciara su deliberación, un portavoz de las siete mujeres y los dos hombres que conformaban el jurado, leyó el veredicto en el que consideran probado que el especialista no auxilió al joven Carlos Manuel A. M. en sus últimas horas de vida cuando estaba llegando en su coche al centro hospitalario para que lo atendieran al sufrir una parada cardiorrespiratoria.
El jurado consideró probado por unanimidad que la víctima de 23 años se encontraba en un estado crítico al quedarse desvanecido por la parada cardiorrespiratoria que sufría y que le causó la muerte.
El joven se sintió mal en su casa la madrugada del 12 de febrero de 2008 y decidió trasladarse sobre la una horas al hospital junto a su novia (embarazada de ocho meses), aunque no le dio tiempo llegar a Urgencias al marearse e impactar su coche contra otros en el aparcamiento de la puerta principal del centro sanitario.
Por ello, el jurado popular consignó como demostrado que los agentes de la Guardia Civil y la Policía Local alertados por los gritos de la mujer que acudieron al Servicio de Urgencias a buscar al acusado para que acudiera a socorrer a la víctima, le comunicaron claramente la proximidad (a unos 100 metros) del lugar y el estado de inconsciencia del joven.
Igualmente y en base a los testimonios escuchados en la vista de tres días, el jurado valoró como prueba culpatoria que el facultativo se negara a salir (alegando que no podía abandonar su puesto en el Servicio de Urgencias), a pesar de que dos guardias civiles y un policía municipal fueran en dos ocasiones a requerirle su presencia, y que tampoco accediera a subir al coche policial para ser trasladado al lugar de los hechos.
El abandono está probado, según algubos de los testimonios que han sido avalados por el jurado, por cuanto el médico tampoco atendió la petición de la doctora del 112 que en un contacto telefónico le sugirió que se acercara para valorar al enfermo y, así, evitar que activaran una UVI móvil.
De hecho y ante la circunstancia de que el servicio de Urgencias no dispone de equipos móviles de resucitación, el jurado subrayó que el médico de la UVI tras más de una hora desde que la víctima quedara inconsciente le practicó maniobras de recuperación a mano.
Igualmente, para el jurado no quedó probado que el acusado indicara a la Guardia Civil que la UVI iba a tardar sólo cinco minutos (los agentes habían activado una ambulancia convencional), ni que Bernardo C. R., que apostó por la UVI como asistencia extrahospitalaria, llamara al 112 de manera inmediata.
De esta manera el veredicto de culpabilidad se alcanzó por unanimidad tras determinar probados todos los hechos desfavorables expuestos por las acusaciones (pública y particular) y no probados los hechos favorables manifestados por las defensas.
El juicio quedó visto para que la presidenta del tribunal emita la sentencia de culpabilidad.
Penas
Tras la lectura del veredicto, la fiscal ratificó sus conclusiones y pidió una multa de doce euros diarios durante dos meses, tres años de inhabilitación profesional para el ejercicio de la medicina y diferentes indemnizaciones (unos 200.000 euros) para la pareja y la hija póstuma de la víctima que nació un mes después de su muerte, así como para sus padres, una vez se descuente la compensación económica ya percibida por éstos por la vía contencioso-administrativa.
La acusación solicitó al tribunal la misma pena de pérdida de derechos, aunque elevó la indemnización para los padres de 60.000 a 96.101 euros.
El abogado de la compañía de seguros ‘Zurich España’ que tenía concertada una póliza con el Sescam, pidió que no se vuelva a resarcir económicamente a los padres, pero en el caso de que el tribunal no lo considere, que impogan una indemnización de 20.000 euros para cada uno de los cuatro familiares más cercanos a Carlos Manuel A..
La defensa pedía la absolución.
Segundo juicio
Bernardo C. R. ya fue juzgado por este delito por otro tribunal con jurado y fue declarado no culpable en la Audiencia provincial, si bien el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCLM) a instancias de la Fiscalía provincial anuló el veredicto, fallo que fue ratificado por el Tribunal Supremo, por lo que el juicio se ha tenido que repetir.
Recurso
Félix Aponte, el abogado que ha defendido a Bernardo C. R., anunció a Lanza que va a formalizar un recurso para recurrir la sentencia condenatoria contra su patrocinado, una vez que sea emitida por el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia provincial de Ciudad Real.
Aponte explicó que en el veredicto “hay contradicciones” en cuanto a la actuación de su defendido, así como el jurado “por indicación de la fiscal no ha valorado la prueba de tiempos y espacios (todo ocurrió entre la 1,20 y las 3 horas de la madrugada), imprescindibles para nuestro descargo porque reflejan que hubo descoordinación”.
Además, se mostró contrario a que “hayan puesto en boca de la médica del 112 palabras que no dijo” sobre la valoración del enfermo, y a que “no hayan fundamentado el delito”.
En este sentido, Aponte dijo “que no ha quedado probado si tiene obligación o no de realizar esa asistencia”.
Peligros
El abogado comentó que “estos son los peligros de los segundos juicios”, es decir, que “haya contradicciones” entre lo que algunos testigos declararon en el primero y lo que han dicho en el segundo, incluso “agentes de la ley”.
Se ha hecho justicia
De otro lado, pocos minutos después de la lectura del veredicto de culpabilidad para el médico Bernardo C. R., los padres de la víctima, Carlos Manuela Antequera y Elena Alicia Meco lloraron de alegría.
Pasadas las 12,30 la pareja “gritaba de alegría”, comentó a los medios la abogada defensora de la familia.
La letrada declaró que los padres del malogrado joven le manifestaron entre sollozos que “por fin se ha hecho justicia” y que su hijo “ya tiene justicia”.
Según dijo, “estaban muy nerviosos y han empezado a gritar de alegría”, a tenor del recorrido judicial de su caso, que se ha juzgado por segunda vez tras ser anulado el primero cuando otro jurado declaró la acusado no culpable.