El parque nacional de Cabañeros ha depositado en Carla, una hembra madura de trece años, la responsabilidad de la recuperación del lince en esta comarca en la que el último ejemplar salvaje vivió hace casi cincuenta años.

Su suelta tiene carácter experimental, para marcar el camino de Cabañeros a linces más jóvenes liberados en los Montes de Toledo, y darle un merecido retiro a un ejemplar que ha hecho un gran servicio al proyecto Life Iberlince de recuperación del felino en la península Ibérica, que finaliza este año.

Una superviviente de Sierra Morena
Esta superviviente, que ha sacado adelante al menos varias camadas y ha sido capturada dos veces a punto de morir (la última en diciembre de 2018 en el embalse de Fresneda), se ha convertido en objetivo de todas las miradas este 27 de febrero.

“Hace casi cincuenta años que un lince no corretea por Cabañeros, esta suelta supone un hito importante para nosotros”, ha remarcado el director Ángel Gómez Manzaneque en la multitudinaria liberación de Carla.
La hembra, reintroducida en un terreno acotado de diecisiete hectáreas con más de doscientos majanos para conejos, ha salido de la jaula con una increíble energía para su avanzada edad. Le han abierto la puerta el consejero de Agricultura Francisco Martínez Arroyo, dos alumnos del colegio de Pueblo Nuevo del Bullaque, y el director del Organismo Autónomo Parques Nacionales, Juan José Areces.

Unos metros más allá han seguido la suelta todos los directores que han pasado por Cabañeros y las Tablas en los últimos treinta años, personal del parque y del servicio de Medio Ambiente de la Junta de Comunidades en Ciudad Real, entre ellos de El Chaparrillo, Guardia Civil y medios de comunicación. Todos ellos le han dado una simbólica bienvenida -sin aplausos, para no estresarla más- al terreno acotado en el que campeará por el momento.

El inicio de una larga amistad con el parque
“Esperamos que este sea el inicio de una larga amistad de los linces con Cabañeros”, ha recalcado Gómez Manzaneque. Aunque todavía está en edad fértil (un lince no suele vivir más de dieciséis años), a Carla el parque no le va a pedir el esfuerzo de volver a parir. Su trabajo ahora es controlar la población de predadores en el parque, vigilar, fomentar la reproducción de los conejos al eliminar a otros carnívoros más pequeños, y atraer a otros linces de los Montes de Toledo.
Hace medio siglo esta comarca fue el mejor sitio para el lince, hasta Félix Rodríguez de la Fuente grabó aquí y en Quintos de Mora los documentales de su serie Ibérica porque era de lo mejor que había en España para el lince a finales de los años sesenta y los primeros setenta.

“El lince vuelve a su territorio más natural”
La liberación de Carla, que ha pasado los dos últimos meses recuperándose de la desnutrición en El Chaparrillo (entró con 6 kilos y ya pesa 10), supone la vuelta del lince “a su territorio más natural”, ha subrayado Martínez Arroyo. “El parque es el lugar ideal para una especie como el lince ibérico”.
Vivir en el medio rural tiene ventajas
Martínez Arroyo, que ha posado con los niños de los colegios de la comarca, les ha hecho fijarse en el privilegio que han tenido este miércoles: “Han hecho algo que no pueden hacer los niños de su edad de la ciudad, asistir a la suelta de una hembra de lince de trece años en lugar único. Tiene ventajas vivir en el medio rural, esto solo se puede hacer en un pueblo”.