Este domingo regresó el mercadillo misionero a su cita habitual en la Plaza Mayor de La Solana. Lo hacía tras una noche lluviosa y con amenaza de que siguiera siendo así, pero el clima respetó, incluso lució el sol por momentos, para ayudar a la venta de un carrusel variadísimo de productos bajo los soportales del Ayuntamiento. El equipo del grupo de animación misionera se afanó durante toda la jornada, mañana y tarde, para atender la demanda de los solaneros y lograr la mayor recaudación posible, que irá a parar a la Delegación de Misiones de Ciudad Real. Finalmente, fueron 5.650 euros, de los cuales 3.650 de la venta de productos en el mercadillo y 2.000 más de donativos.
Previamente, mucha gente había aportado su grano de arena. Algunos donaron productos y otros los hicieron con sus propias manos. El caso era ayudar en la causa. Entre lo más demandado, una vez más se llevaron la palma los dulces de las monjas dominicas, que cocieron en su clausura galletas y pastas. También llamaron la atención las castañas asadas, gracias a la pericia y paciencia de Marisol Morales, que en mitad de la plaza asó 16 kilos de este popular fruto seco. Naturalmente, se vendieron todas. Pero también había productos de artesanía, manualidades, libros, plantas, calendarios y otros artículos de regalo.
En declaraciones a los medios locales, María Jesús Romero de Ávila y Victoria Romero de Ávila agradecieron el apoyo que siempre reciben. “La gente ya nos conoce, se acerca y colabora con nosotros”. “Es verdad que hemos tenido un parón con la pandemia, pero nos ayudan mucho en cada cosas que hacemos”.
Este año la delegación diocesana participa en dos proyectos, uno para una casa de acogida en Angola, y otro para discapacitados en Bolivia. El dinero recaudado servirá para impulsar ambas misiones.
