Más de la mitad de las personas desempleadas en Ciudad Real, el 53 por ciento, tiene 45 años o más, frente al 33% de hace una década y se estima que en 2030 rozarán el 70% de los desempleados de la provincia, según un estudio de la Fundación Adecco que refleja el “imparable envejecimiento demográfico”, motivado por una natalidad en mínimos históricos y una esperanza de vida récord, que hace que se traslade al mercado de trabajo dando como resultado una fuerza laboral cuya media de edad ya alcanza los 43 años y en 2026 llegará a los 50.
En concreto en la provincia de Ciudad Real el porcentaje de desempleados sénior es del 53% (21.459 de un total de 40.193). Esta proporción se ha incrementado notablemente en la última década: en 2012, solo el 33% de los desempleados en Ciudad Real superaba los 45 años.
Informe ‘#TuEdadEsUnTesoro’
Son datos del informe ‘#TuEdadEsUnTesoro’, un análisis cuyo objetivo es reconocer el talento sénior como motor indiscutible de nuestro mercado laboral, siendo su participación crítica para garantizar un futuro sostenible y competitivo.
Este trabajo basa sus conclusiones en el análisis de los datos de la Encuesta de Población Activa, publicada trimestralmente por el INE.
Envejecimiento imparable
La sociedad envejece de forma imparable, siendo este fenómeno uno de los más determinantes de este siglo, con unos efectos muy visibles en el mercado laboral. La contracción de la tasa de natalidad (hoy en mínimos históricos, con una fecundidad de 1,1 hijos por mujer) y la esperanza de vida récord (que ya alcanza los 83 años) se trasladan al mundo del empleo, dando como resultado una fuerza laboral cuya media de edad alcanza hoy los 43 años, frente a los 39% de 2007, llegará a los 50 años en 2026, explican en un comunicado.
Motor de futuro, pero dobles barreras
A pesar de que las personas sénior tienen un peso creciente en el mercado laboral, como demuestran los indicadores de actividad, ocupación y desempleo, su búsqueda de trabajo se torna mucho más difícil que para el resto de los desempleados. Así lo acredita el porcentaje de paro de larga duración, que en el caso de los parados mayores de 45 años roza el 6º%, frente al 47% de media general.
Dos factores principales subyacen tras esta mayor tendencia a la cronificación del desempleo: prejuicios y estereotipos sociales que se trasladan a las empresas en forma de reticencias a la hora de incorporar mayores de 45 años a los equipos de trabajo.
Algunas de estas erróneas creencias sostienen que las personas sénior tienen competencias obsoletas, que no encajarán en una plantilla mayoritariamente joven o que tendrán menos flexibilidad para viajar o hacer horas extra. De hecho, el 52% de las empresas declara encontrar frenos para incorporar mayores de 45 años a la organización, según el 13 informe #TuEdadEsUnTesoro, de la Fundación Adecco 2021.
“Estos estereotipos deben desterrarse en pro de una visión renovada de la fuerza laboral sénior, que ponga en valor cualidades que habitualmente ven reforzadas como la experiencia, la madurez, el pensamiento crítico, las habilidades sociales o la templanza. Se trata de atributos que cotizan al alza y que se traducen en compromiso, fidelidad al proyecto, rendimiento y buenos resultados”, destaca Begoña Bravo, responsable del plan de Integración de la Fundación Adecco.
Desconocimiento, desorientación y/o desánimo a la hora de buscar trabajo por parte de los propios desempleados sénior. Frecuentemente, los mayores de 45 años pierden su empleo tras muchos años en la misma empresa o tras largos periodos de inactividad. Por ello, tienden a desconocer o a infraoptimizar los canales de búsqueda de empleo, encontrando dificultades para construir su discurso profesional.
No saben cómo poner en valor sus competencias
“A menudo, cuentan con competencias muy válidas y destacadas pero desconocen cómo ponerlas en valor. Además, cuando acumulan meses buscando empleo sin éxito, pueden entrar en una espiral de desánimo que se proyecta en la actitud en la búsqueda de trabajo, mermando sus oportunidades profesionales. De hecho, en muchos casos, el desempleo puede acarrear entre los profesionales sénior importantes problemas de salud mental, impactando de forma negativa en sus relaciones personales y familiares”, asegura Bravo.
A la luz de lo expuesto, queda patente una contradicción: el talento sénior son una fuerza laboral dominante, con cada vez mayor representación, pero sus barreras de acceso al empleo son dobles, un hecho que dificulta su participación en el mercado laboral y que tiende a convertirles en dependientes del Estado, en lugar de contribuyentes a su mantenimiento y sostenibilidad.
Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, advierte, «las personas sénior están adquiriendo un peso creciente y dominante en nuestra economía como trabajadores, consumidores y ciudadanos, por lo que su discriminación laboral supone un profundo contrasentido».
A este respecto, el directivo apela al compromiso de empresas y Administraciones Públicas para que “el envejecimiento imparable de la sociedad vaya acompañado de una mayor conciencia y sensibilidad social. El empleo de los mayores de 45 años debe considerarse un asunto de Estado, un elemento crítico para que nuestro Estado del Bienestar sea sostenible en el tiempo. De hecho, España no podrá mantener su posición competitiva global sin la fuerza laboral sénior”.