El obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar ha vuelto a afirmar que está viviendo con dolor el caso del sacerdote apartado del seminario de Ciudad Real por varios delitos de abuso sexual contra nueve menores, un asunto que según ha indicado “le ha quitado hasta el sueño”.
Proceso eclesiástico
En un encuentro de Navidad con los medios de comunicación, Melgar ha reiterado que la Iglesia no entra en el proceso judicial que se acaba de celebrar, que concluirá en condena o absolución, el caso está visto para sentencia, sino que su competencia es la referida al proceso eclesiástico, penal-administrativo, en el que tras una exhaustiva inestigación se determinó que había una conducta punible, y al sacerdote se le impuso la pena de retirarse cinco años a un monasterio, acompañado de un siquiatra y un director espiritual, para “pensar y reflexionar”. Al final de ese tiempo era el obispo el que debería pedir o no su proceso de secularización.
Hasta en cinco ocasiones dijo “no”
El obispo ha recordado que hasta en cinco ocasiones se le pidió al imputado que aceptase la pena y en todo momento se negó, actitud que motivó que la Iglesia adoptara la decisión de secularizarlo.