El hombre de 84 años que apareció muerto de un disparo el viernes pasado en Valdepeñas junto al cadáver, también tiroteado, de su cuidadora, una mujer de 60 años en la casa en la que convivían, disparó a la mujer y luego se pegó un tiro. Lo han confirmado a Lanzadigital.com fuentes próximas a la investigación, que mantiene abierta el juzgado de instrucción número 1 de esa localidad, tras el hallazgo el viernes de los cadáveres de ambos.
No hay terceras personas
La Policía Nacional, que ya ha remitido el grueso de la investigación al juzgado, descarta “en principio” la intervención de terceras personas en el crimen, que ha impactado al vecindario de la calle José Pintado, una zona residencial de adosados con un pequeño jardín, en la que nadie escuchó nada raro el viernes, cuando supuestamente se produjeron los disparos.
Una pistola, el arma homicida
La policía también encontró en la escena del crimen la pistola, que será sometida a pruebas de balística, y se investiga si el octogenario tenía licencia de armas o de dónde salió la que empleo para matar y matarse. El principal misterio en este caso es cuál es el móvil del crimen, una vez descartada la relación de pareja entre ellos.
Los funerales de ambos, separados, aunque las familias coincidieron en el tanatorio, se celebraron el domingo.
Se conocieron hace años en una residencia
El fallecido y la mujer, según explicaron a Lanzadigital.com sus vecinos el sábado, se conocieron hace seis años en una residencia de mayores, en la que ella trabajaba y él estaba interno. El presunto homicida le propuso entonces alquilar una casa para recibir atención personalizada, en la que ella además podía vivir con sus hijos, situación en la que se encontraban hasta el viernes en el domicilio de la calle José Pintado. Sus vecinos conocían la relación laboral entre estas personas y no se explican lo qué ha pasado.
Los cuerpos de este hombre y su cuidadora los encontró un hijo de ella poco antes de las doce de la noche del viernes pasado.