El catedrático de Derecho Penal y rector honorario de la Universidad de Castilla-La Mancha Luis Arroyo ha sido una de las personas laicas de Ciudad Real que posiblemente más contacto haya tenido con el Papa Francisco en sus doce años de pontificado, como director del Instituto de Derecho Penal e Internacional de la UCLM y miembro de otras instituciones científicas que han trabajado por la abolición de la pena de muerte en el mundo.
A Arroyo, que tuvo cuatro encuentros con el pontífice, acompañado de otras personas, recuerda lo mucho que le impresionó ver a una persona vestida de Papa hablando en español. Gracias al idioma común del Papa argentino pudo interrumpirlo en uno de esos encuentros para hablarle “del problema” que le planteó una conocida sevillana, “una mujer que debe tener ya 103 años, Asunción Milá, tía de la periodista Mercedes Milá”, cuenta, que se había percatado de que por mucho que el Papa condenara la pena de muerte en el Catecismo aparecía un pequeño apartado en el que se consideraba lícita. “Quince días después de que le explicara la preocupación de esta mujer le envío una carta de su puño y letra diciendo que haría lo posible por solucionarlo”.
Esta centenaria sevillana vive todavía y ha podido ver cómo la Iglesia cambiaba ese apartado del Catecismo.
De su primer encuentro en 2013, una reunión protocolaria con miembros de cuatro organizaciones de Derecho Penal, subraya que se notaba que hablaba con el corazón y que la pena de muerte le tocaba porque nos miraba a los ojos, “nos dijo que tanto la pena de muerte, como la cadena perpetua eran fruto de las pasiones de la crueldad. Una expresión compleja que a mí me fue muy útil y que parte de que el progreso de la civilización ha surgido de la superación de las crueldades, aunque de vez en cuando se producen, como estamos viendo ahora en la guerra de Ucrania o en Gaza”.
Excomulgó a la mafia y llevaba chaleco antibalas
En otra ocasión les dijo que dedicaría el viacrucis de ese Viernes Santo a condenar la pena de muerte, y lo hizo. En esa ocasión se dio cuenta de que el Papa con estaba tan grueso como aparecía en público porque desde que excomulgó a la mafia estaba amenazado “y llevaba chaleco antibalas”. Justo esa vez que fuimos a verle la policía había frustrado un atentado en una misa al aire libre en Nápoles.
“A mí siempre me ha impresionado que haya sido el único Papa que ha excomulgado a los mafiosos que suelen ser muy católicos”.
Arroyo destaca también lo que le impresionó que en sus primeros años de papado optara por sacar el ritual de lavatorio de pies a los cardenales del Vaticano para hacerlo en un centro de menores en el que le lavó los pies a diez chicos y dos chicas, una de ellas musulmanas.
“El Papa Francisco ha sido distinto a todos, un Papa de su época. Para empezar viene de una familia italiana que emigró a Argentina y que pudo haber muerto. Al parecer su familia iba a coger un barco que se hundió en la travesía porque no reunieron el dinero suficiente para marcharse a América y tuvieron que esperar otro, de ahí su sensibilidad con la inmigración y sus críticas a las políticas antimigratorias”.
Arroyo se refiere además a una de sus primeras exhortaciones apostólicas en las que hizo una crítica muy aguda y severa contra los neoliberales, “en relación a que cuando todo se puede comprar y vender las consecuencias son el descarte de miles de personas, los pobres, el forzamiento de las migraciones y aquello tuvo más consecuencias”.
La primera encíclica a favor del medio ambiente
También se quedó impresionado por la primera encíclica de un Papa sobre la conservación del medio ambiente en la que hacía un llamamiento a la defensa de los seres humanos.
Distinto también es sus orígenes y bagaje personal, “es el único Papa que no ha estado en una torre de cristal, sino que ha sido una persona como los demás. Él no viene de la alta curia vaticana estuvo bregando con la gente en un país muy rico pero lleno de pobres como Argentina, en época de terrorismo y dictadura militar”
Francisco, de nombre de pila Jorge Bergoglio, fue prefecto de los jesuitas en Argentina en tiempos de controversia, en los que unos decían que no amparó lo suficiente a los curas progresistas y otros que colaboró con Videla, “sin embargo tuvo el papel que le encargaron en Roma, digamos que apoyo la teología del bien común, frente a quienes apoyaban la teología tradicional, los de la junta militar de argentina que iban a misa, comulgaban y luego daban órdenes para exterminar a miles de personas, quienes promulgaban la teología de la liberación, que propugnaba una revolución violenta. El optó por la reforma de la sociedad”.
“Es importante saber que fue una persona normal, incluso en su vida privada, tuvo una novieta, se formó en un instituto laboral, no era un producto protegido por un cristal”.
No hay vuelta atrás en la Iglesia
Arroyo considera que el legado del Papa Francisco “es muy poderoso”, que su despida con la bendición urbi et orbi está cargada de esperanza, “ha dejado mucho ejemplo aunque tiene algún adversario, su ejemplo es muy poderoso, creo que la obra doctrinal de este Papa tendrá peso”.
Mujeres sacerdotes para acabar con la mojigatería y misoginia
De los problemas que no ha resuelto el santo padre que ha fallecido este Lunes de Pascua de 2025 opina que el más importante es acabar con el anacronismo de la mujer en la Iglesia, “ver a la obispa de Washington recriminando a Trump sería motivo suficiente para que el Vaticano hubiera adoptado al día siguiente la opción del sacerdocio de las mujeres. Eso la iglesia lo está pagando muy caro, las mujeres son la mitad de la población, su incorporación a muchos ámbitos ha sido todo un revulsivo. La Iglesia tendrá que cambiar, con este tema no ha habido más que pequeños avances durante su pontificado”
A juicio de Arroyo el Papa Francisco era la “antítesis de la mojigatería y el machismo histórico de la Iglesia. En alguna misa que he escuchado el Papa siempre decía hombres y mujeres de buena voluntad, algo que no hacen otros sacerdotes”.