Cecilio Álvarez Osorio, el joven de 32 años que atropelló mortalmente a su padre hace dos años en Torrenueva, acaba de ser condenado a casi veinte años de prisión por asesinato y dos delitos contra la seguridad vial.
Álvarez Osorio, que fue declarado culpable del atropello intencionado de su padre Cecilio Álvarez Parra por un jurado popular la semana pasada en la Audiencia Provincial, ha sido sentenciado a 19 años de cárcel por asesinato, a cuatro meses por conducir bajo los efectos del alcohol la noche del atropello, y a siete meses más por negarse a someterse a la prueba de alcoholemia.
Pagará la aseguradora: 60.000 euros
En cuanto a la responsabilidad civil, la magistrada Carmen Pilar Catalán, que presidió el jucio, falla que la indemnización a la otra hija del asesinado y hermana del joven, así como a sus dos hermanas, las tendrá que asumir de forma solidaria el condenado y la empresa aseguradora del vehículo, Pelayo Mutua de Seguros.
La indemnización total supera los 60.000 euros, 20.273 para la hija y 15.147 para las hermanas del fallecido y tías del acusado, según recoge la sentencia que ha notificado este miércoles a las partes.
La defensa va a recurrir
Dámaso Arcediano, el abogado defensor del joven, ha confirmado que recurrirán. Tanto el veredicto del jurado como el fallo han sido un palo para este joven, ahora en libertad (pasó un año y medio en prisión preventiva). Cecilio hijo mantiene que no quisó matar a su padre y que lo que ocurrió aquella noche fue un desgraciado accidente.
De su errático comportamiento, avisó del atropelló pero no se paró a socorre a su progenitor, culpa al alcohol y las drogas.
Los hechos probados en la sentencia
La madrugada del sábado al domingo del 12 de marzo de 2017 Cecilio Álvarez Osorio coincidió con su padre, Cecilio Álvarez Parra, de 55 años, en el bar Yess de Torrenueva. Padre e hijo mantenían una relación distante desde que diez años antes Cecilio padre se había separado de su madre, que ya no vivía en el pueblo.
Varios testigos los vieron discutir, los dos iban borrachos (en especial el padre, según los testigos). Al primero lo sacó de allí el dueño del bar, el segundo, el hijo, se marchó solo a su casa con su coche sobre las cuatro de aquella madrugada. Al poco, Cecilio volvió a entrar diciendo que había atropellado a su padre. Los parroquianos salieron y comprobaron que era cierto.
Cecilio Álvarez Parra falleció un mes después en el hospital como consecuencias de las graves heridas del atropello.
El informe de la Guardia Civil, clave
Nadie vio cómo fue el atropello, pero sí los instantes previos. Tres clientas del bar vieron al acusado conducir a toda velocidad por la zona del atropello y al poco encontraron al padre agonizando en un charco de sangre. Cecilio hijo pasó por allí y se metió en su casa. Al principio le dijo a la Guardia Civil que no conducía el coche y se negó a someterse a la prueba de alcoholemia.
En la fundamentación de la sentencia se explicita que el jurado ha tenido en cuenta, algo en lo que coincide plenamente la magistrada que presidió el juicio, que las únicas pruebas objetivas en el juicio fueron el contundente informe de la Guardia Civil de Tráfico, que argumenta que el accidente fue intencionado, y la de los forenses, en la misma línea.