El Partido Comunista de España en la provincia de Ciudad Real (PCE) ha denunciado la situación que viven “año tras año” los temporeros que llegan a la provincia, “en su gran mayoría inmigrantes”, que durante los meses de verano llegan hasta La Mancha para trabajar en diferentes campañas de recolección.
En un comunicado, el PCE señala que “con un salario y unas condiciones completamente precarias, estos jornaleros se ven obligados a vivir hacinados en casas alquiladas o a formar asentamientos en descampados. Sus patrones (la mayoría medianos y grandes empresarios de la provincia) se aprovechan de su situación de pobreza y se desentienden de su deber de proporcionarles alojamiento. Si lo hacen es a cambio de una parte de su salario”.
Pero la condición de explotados de los asalariados agrícolas “no es única durante las cosechas y se extiende a la totalidad de los jornaleros del campo. La desigualdad en la distribución de la propiedad de la tierra no hace sino acrecentar dicha situación. Los monopolios agrícolas y comerciales imponen precios extremadamente bajos a los productos agrícolas. Estos últimos obligan, además, a la exportación de los alimentos, mientras venden al consumidor productos extranjeros de peor calidad”.
El comunicado continúa diciendo que “la falta de una regulación por parte del Estado que garantice unos precios dignos para los productos del campo unida a un injusto sistema de ayudas que benefician a los terratenientes sobre los pequeños productores (alrededor del 15% de los beneficiaros de la PAC cobra un 85% de los pagos) arrastra a estos últimos a la ruina y con ellos a los asalariados (pues los pequeños campesinos tampoco respetan los derechos laborales de los trabajadores)”.
Así, “los trabajadores sin tierra sufren cada vez una situación de explotación más acusada que les impide tener una vida digna”. Además, todos estos factores desembocan en la progresiva acumulación de la tierra en manos de unos pocos, devastando poco a poco la economía rural en todos los aspectos y aumentando la masa de trabajadores desempleados.
Para revertir esta situación y establecer unas condiciones que permitan a los trabajadores del campo una vida digna, desde el Partido Comunista abogan por una reforma agraria que “beneficie a jornaleros y pequeños propietarios en detrimento de la oligarquía rural, con el fin de la implantación de una agricultura social, generadora de empleo y respetuosa con el medio ambiente orientada a la producción de alimentos de calidad”.
Por todo ello, el PCE propone una redistribución más justa de la tierra, la nacionalización de los monopolios agrícolas y comerciales y la creación de bancos públicos de tierras que permitan la inclusión de los jóvenes en el mundo laboral y la salida de la situación de desempleo de parados, así como la disminución del movimiento demográfico de los habitantes de los entornos rurales hacia los urbano. “Apostamos por el establecimiento de unos precios dignos de los alimentos para los productores y de precios populares para los consumidores, adecuados a su renta. A esta reforma deben ir ligadas políticas que estrechen la relación entre la agricultura, y el comercio y que potencien el desarrollo de la industria agroalimentaria, escasa en nuestra provincia”.