En una fría mañana invernal a orillas del río Guadiana, y a escasos cinco kilómetros del municipio de Los Pozuelos de Calatrava, se escucha, a lo lejos, el regular y monótono sonido que emiten los martillos sobre las vigas y planchas de hierro incandescentes. Éste bien podría ser el resumen de una jornada cualquiera en El Martinete de los Pozuelos, una espectacular fundición de hierro de grandes dimensiones construida a mediados del siglo XIX. Después de utilizarse como ferrería, El Martinete centró sus esfuerzos en la producción de energía que fue explotada allá por 1920, aprovechando la fuerza del río Guadiana que por aquel entonces llevaba bastante agua. La central hidroeléctrica mantuvo su actividad hasta 1963, momento en el que se abandonaron las instalaciones.
Los años fueron pasando y El Martinete, que había sido construido a orillas del río para aprovechar el agua durante las diversas etapas del proceso, dejó de tener utilidad, si bien la esencia y el alma de su estructura continua intacta. No en vano en la actualidad, a pesar de que tiene que luchar por salir airoso y altivo ante la espesa vegetación que ha crecido en la zona y que lo reta desafiante, hasta el punto de intentar camuflarlo y empequeñecerlo, El Martinete sigue erigiéndose imponente. Y es que esta construcción representa uno de los espacios de referencia dentro de la arquitectura industrial en la provincia de Ciudad Real, entendiéndose por patrimonio industrial el conjunto de los bienes muebles, inmuebles y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo generados por la extracción, transformación, transporte, distribución y gestión que giran en torno a la actividad industrial.
Pero, a pesar de su enorme potencial, hay quien considera que los elementos pertenecientes a la arquitectura industrial podrían ser los grandes olvidados si se les compara con otras ramas de la arquitectura.
Lanza se ha puesto en contacto con dos expertos en la materia para que nos hablen acerca de la historia y las peculiaridades de algunos de estos espacios y nos den su opinión sobre el estado en el que se encuentran y analicen las actuaciones que podrían llevarse a cabo para poder ponerlos en valor y potenciarlos desde el punto de vista turístico y paisajístico. Se trata del arquitecto ciudadrealeño, Diego Peris, y del doctor en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Javier Morales Hervás.
Elementos ‘significativos’ del patrimonio industrial
El arquitecto, Diego Peris, explica que Ciudad Real “no ha sido una provincia con un gran nivel de industrialización”, aunque, a pesar de ello, ha tenido elementos “muy significativos” dentro del patrimonio industrial, al que define como “una arquitectura que es el testimonio del trabajo de la gente, lo cual le da una peculiaridad, ya que no es la arquitectura del poder religioso, como la arquitectura religiosa, o la arquitectura de los nobles y del poder, sino que es la que ha surgido de los centros de producción del trabajo”.
Desde su punto de vista el patrimonio industrial “ha tenido siempre una relación con las personas que han desarrollado esa actividad, y, en este sentido, las fábricas y la producción industrial, se convierten en un elemento que atrae a la población y que representa un recurso esencial para esas personas. Ello constituye no solo un elemento importante para la economía, sino también para el arraigo de la población, circunstancia que tiene una incidencia muy importante y muy positiva en el empleo y en el arraigo de la población que está cercana a este tipo de industria”.
En este sentido señala que en la provincia de Ciudad Real se puede encontrar “toda una explotación minera que ha generado elementos abandonados muy importantes, con actuaciones singulares, como el caso de Almadén, declarado Patrimonio de la Humanidad, o el caso de Puertollano”. Pero, para el arquitecto ciudadrealeño también existen otros ejemplos de arquitectura industrial “más sencillos”, pero que no por ello dejan de ser “muy interesantes” al conservar “restos muy significativos como parte del patrimonio industrial” como son, por ejemplo, “El Martinete de Los Pozuelos, que es una instalación de mediados del siglo XIX que pretendía obtener hierro de una mina cercana; o la fábrica de cerámica de Villar del Pozo, ya de principios del siglo XX, que trata de producir ladrillos y material cerámico de tuberías y de otra serie de elementos”.
Pero, pese a este enorme potencial, Peris piensa que “desafortunadamente” la arquitectura industrial “no se ha empezado a reconocer a nivel internacional como bien merece, a pesar de que existen grandes proyectos de recuperación de ese patrimonio que han sido muy útiles. Por poner un ejemplo, desde la Universidad de Castilla-La Mancha hemos realizado un proyecto en la fábrica de armas, que yo diría que es ejemplar. Y pienso que, bien planteado, la arquitectura industrial de la provincia es un elemento que puede ser importante, por lo que sería bueno reivindicarla desde todas las perspectivas y no dejarla en el olvido. Sería bueno incluirla dentro de los planes de promoción turística y cultural y, sobre todo, entender que también son valores del patrimonio”.
Para Diego Peris, los edificios religiosos, los castillos y los palacios de los nobles “son importantes” desde el punto de vista arquitectónico y se tienen que conocer, pero “no debemos olvidar que la fábrica también ha sido muy importante para la vida de la gente y ofrece valores culturales, arquitectónicos y sociales que hay que conservar y mantener. Por todo ello, creo que, por desgracia, la arquitectura industrial es un elemento especialmente olvidado”.
Proyecto geoparque
Por otra parte, valora positivamente el hecho de que la Diputación provincial de Ciudad Real esté impulsando el proyecto geoparque, con el objetivo de que los pueblos de la provincia que cuentan con algún tipo de complejo volcánico puedan poner en valor su patrimonio geológico singular con el fin de que en el futuro pueda ser utilizado como un motor de desarrollo social, cultural, natural, turístico y económico. Para Peris, el citado geoparque supondría “un valor añadido más” a las potencialidades de Ciudad Real. Por este motivo, considera que el patrimonio industrial “no tiene porque ser el gran olvidado” y “sería bueno que fuese recuperado, dispusiese de su propio espacio y formase parte del contexto global, turístico y cultural que tenemos en la provincia”.
Desde su punto de vista, se trata de una “arquitectura distinta”. Y, por este motivo, “probablemente no ha sido reconocida como valor patrimonial hasta un periodo relativamente reciente. En esta línea, el Ticcih, que es el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial, se crea a mediados del siglo pasado. Y el Plan Nacional de Patrimonio Industrial fue puesto en marcha en España por parte del Ministerio de Cultura ya a finales del siglo pasado…”
Por estos motivos, considera que los elementos de la arquitectura industrial “no son solo los edificios, sino que son arquitecturas pensadas para una función práctica y concreta. Y es que no solo se trata de buscar la ornamentación y la representación, sino que además tiene que funcionar bien en una determinada actividad”. Pero, además “son actividades y producciones que tienen que ver con la maquinaria que hay dentro, con los conocimientos tecnológicos que tienen y, a veces, con los recursos naturales. Todo ello les da una singularidad especial”.
Importancia dentro de la arqueología industrial
Por su parte, el doctor en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Javier Morales Hervás, tampoco duda en alabar las bondades que presenta El Martinete de Los Pozuelos desde el punto de vista arquitectónico. No en vano señala que “sin ánimo de arriesgar, diría que es uno de los más importantes de la arqueología industrial de toda España”.
Para Morales Hervás, “lo que llama la atención cuando se visita este lugar en la actualidad es que, a pesar de que lleva abandonado bastante tiempo, la construcción de El Martinete se realizó con unas características constructivas de primer nivel” a lo que añade que también es digna de mención la concepción de la obra, debido a que “no se quería hacer únicamente una fábrica, pues se quería realizar una especie de conjunto industrial en el que también se incluían las viviendas de los trabajadores, los almacenes, etc. Era una manera de integrarlo todo en un conjunto, circunstancia que no era algo que estuviese de actualidad en aquella época, y mucho menos en España. Precisamente, ese concepto de un todo integrado industrial es quizá es el elemento más llamativo de El Martinete, junto con la calidad constructiva”, apunta Morales Hervás.
Aprovechar el potencial turístico y paisajístico
Debido a la calidad que presenta esta construcción y a la importancia que tiene desde el punto de vista arquitectónico, Morales Hervás piensa que a este espacio se le podría sacar un gran provecho tanto desde el punto de vista turístico como por “ser un entorno paisajístico de gran valor”.
Por todo ello considera que “sería bueno que por parte de las distintas administraciones se pudiese acometer algún tipo de obra en El Martinete de Los Pozuelos”. Desde su punto de vista, dicha actuación “no tendría que ser una restauración completa, porque eso sería muy costoso. Pero al menos sí que se podría evitar que el deterioro fuese a más. Asimismo, se podría utilizar este lugar para multitud de elementos y eventos, desde escénicos, a lugares de reunión, etc. Pienso que tendría un gran valor en el turismo rural y en esa recuperación de la España vacía que estamos identificando de primer nivel, porque es uno de los lugares de la arqueología industrial más importantes de toda España”.
Otros elementos de la arquitectura industrial
Para el doctor en Historia también hay otros elementos de la arquitectura industrial en la provincia de Ciudad Real que, junto con El Martinete, podrían ser puestos en valor como, por ejemplo, las presas y las minas de pólvora que hay en Ruidera, la fábrica de cerámica de Villar del Pozo, o las estaciones de ferrocarril, que “constituyen unas líneas antiguas de vía estrecha que se han abandonado y que podrían formar parte de ese patrimonio por recuperar”. Y es que, desde su punto de vista, la provincia de Ciudad Real “cuenta con una serie de territorios donde hay una arquitectura industrial vinculada a proyectos que se hicieron entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XX”.
Posible plan director
En este sentido, reconoce que tanto las autoridades académicas como las políticas sí que han mostrado cierta sensibilización por este patrimonio, aunque considera que “mantenerlo sería muy costoso”. Por este motivo opina que “no se puede pretender recuperarlo todo de golpe, pero sí se podría hacer un plan director a 5 o 10 años e invertir, poco a poco, en restaurar y sobre todo en dar a conocer esos lugares”.
Por todo ello, Morales Hervás, destaca la importancia de recuperar estos espacios de la arquitectura industrial que hay en la provincia de Ciudad Real. “Y no solo por el hecho estético de recuperarlos. También se pueden poner en valor, con el potencial que ello conlleva, pudiéndose usar tanto desde el punto de vista del turismo rural hasta como lugares para reuniones y eventos”. Para tal fin, el doctor el Historia piensa que una opción para poderlo llevar a cabo sería acudir a los fondos europeos, puesto que “la Unión Europea tiene una serie de líneas para este tipo de proyectos de recuperación de patrimonio arqueológico industrial y que, en algunos casos, pueden financiar hasta el 80% del proyecto. E incluso también se podría recuperar parte con pequeñas inversiones de las administraciones locales, provinciales y autonómicas”.
En una línea similar se muestra el arquitecto ciudadrealeño, Diego Peris, quien, además de El Martinete de Los Pozuelos añade a esa lista de importantes construcciones de la arquitectura industrial a la fábrica de cerámica de Villar del Pozo. Desde su punto de vista, “se trata de dos espacios que tendrían un atractivo interesante, porque mezclan, y eso es algo que algo que aparece muchas veces en la arquitectura industrial, ese elemento fabril y agresivo con entornos que tienen un valor medioambiental y paisajístico atractivo”.
Y es que en su opinión el entorno en el que está la zona de El Martinete “es bonito”, por lo que considera que “limpiando bien el lugar y adecuándolo, sería una zona muy agradable donde se podrían realizar campamentos juveniles o ser utilizado como una zona de recreo para la gente que quisiera ir allí. E incluso también podría dotarse con alguna pequeña zona de restauración en la parte de arriba”.
Peris, al igual que Morales, también es de la opinión de que no habría que realizar grandes actuaciones en estos espacios. Concretamente, y en lo que respecta a El Martinete “creo que no habría que plantearse restauraciones a lo grande. Probablemente la ruina de El Martinete, estableciendo las condiciones de seguridad adecuadas, presenta un atractivo especial que se podría mantener”.
El arquitecto ciudadrealeño lamenta también que tanto en El Martinete de Los Pozuelos como en la fábrica de cerámica de Villar del Pozo se haya producido “un proceso de abandono y de deterioro notable”. A su juicio, El Martinete es un “elemento singular”, que “se ha convertido en una ruina romántica muy bonita, pero que está totalmente abandonado, aunque creo que todavía hay posibilidades de recuperarlo”. Para tal fin entiende que “se podría plantear un proyecto de actividades al aire libre en la zona del río o bien servir como un pequeño elemento complementario en la parte de arriba con alguna pequeña restauración, sin pensar en rehacerlo todo”.
Todo ello, en su opinión, no podría realizarse en la fábrica de cerámica de Villar del Pozo donde “el problema es que lo que había, ya se ha destruido y no existe, entre otras cuestiones por el saqueo que se produjo años atrás”. A este respecto, indica que con la llegada del aeropuerto a la zona se perdió una gran oportunidad para aprovechar este elemento industrial que “habría sido muy atractivo desde el punto de vista turístico”. Y es que “ahora mismo lo que queda de la fábrica de cerámica de Villar del Pozo son restos. Y no sé si arqueológicos, porque están reconstruidos”. Pese a ello, señala que estaría bien recuperarlo desde el punto de vista turístico.
Y es que para Peris, “ahora mismo, incluso fuera de uso, las ruinas de las construcciones industriales tienen un atractivo especial y son espacios muy sugerentes”.