El queso manchego con denominación de origen vuelve a estar de enhorabuena, a tenor del récord de ventas registrado en 2021, con todas sus existencias comercializadas y una tendencia de consumo al alza.
Así lo reconoce Santiago Altares, el secretario y el director de certificación del consejo regulador de la Fundación Queso Manchego, ubicado en Valdepeñas, quien comenta que es “un hecho” constatado que ahora tendrán que analizar porque “no sabemos los motivos”.
Todavía sin las cifras de cierre de ejercicio sobre la mesa, hasta que a finales de febrero puedan contar con todos los datos de los operadores inscritos, Altares celebra que las ventas “vayan bien”, a expensas de conocer con detalle los destinos del emblemático producto lácteo, elaborado a partir de leche de oveja de la raza manchega.
Este portavoz del CRDO apunta como una de las razones del exitoso comportamiento comercial a una producción “prácticamente igual” a la de 2020, con casi 17 millones de kilos, una cantidad limitada por los condicionantes que conlleva la figura de calidad, que ante la alta demanda registrada entre las cadenas de distribución nacionales e internacionales se acaba.
“Las ventas se han incrementado casi de manera exponencial” en ambos mercados, sostiene Altares pero, sobre todo, sus estimaciones apuntan a un crecimiento del volumen de las exportaciones, que copan casi el 70% de la comercialización, en 2020 con 11,7 millones de kilos vendidos.
Precisamente, este canal “salvó la situación” de 2020, año de la llegada de la pandemia. Ante oscuras previsiones de partida, las ventas en el exterior “tiraron del queso”, sobre en Estados Unidos, y otros países europeos como Alemania, y Francia, además de Reino Unido, cuyos consumidores, tras el Brexit, siguen confiando en este rico alimento en calcio y proteínas.
Por su parte, el comportamiento de las ventas en el mercado nacional con la llegada de la crisis sanitaria “estuvo presente pero no omnipresente en los súper y las grandes superficies”, así como el canal Horeca, más centrado en la restauración, se cerró. Por ello, “es lógico pensar que el mercado exterior solucionó el problema” ante un posible estocaje de queso manchego certificado.
Con todo Altares, espera no volver a “un ciclo malo, como los que hemos tenido en algunos momentos» con el «problema endémico» de confusión entre un queso manchego con denominación de origen y otro producido en la zona pero sin esta distinción.
De cara a 2022
De cara a este 2022, la producción podría variar ligeramente al alza, dependiendo de la materia prima y el rendimiento de los alrededor de 600 ganaderos adscritos a la marca de calidad, obligados a cumplir los estrictos requisitos del CRDO.
El escenario en este ámbito, reflexiona Altares, es más incierto, debido a la “tendencia da la desaparición de ganaderías”, por falta de relevo profesional y de mano de obra. “No hay pastores”, asegura, “un factor limitante” que al menos no ha influido en el censo de ovejas que «mantiene sus cifras».
Respeto al modelo de explotación de estas ganaderías, más allá de la polémica sobre las macrogranjas, Altares recuerda que el ovino “jamás se ha explotado en intensivo”, sino en “extensivo y semiextensivo”, porque la oveja manchega “pastorea”.
El perfil de las explotaciones de las provincias manchegas que trabajan con ovejas autóctonas es de un tamaño dimensionado, de «entre 600 o 700 a lo sumo”.
En 2020 se produjeron cerca de 17 millones de kilos (16,9 millones) de queso manchego, un 1,78% más que en 2019 (16,6 millones) y se vio también incrementado el precio de la leche de oveja manchega, alcanzando los 9,65 euros por hectógrado, al igual que en 2021, «un alivio para los ganaderos que estan soportando altos costes de la energía, los combustibles o los piensos», lamenta Altares.