Un trabajo de investigación revela que el río Bullaque, en la provincia de Ciudad Real, es “todavía es un milagro” de conservación, pese a la amenaza constante que para su futuro suponen los episodios de contaminación que se vienen produciendo sobre este cauce fluvial.
El trabajo realizado por alumnos del desaparecido máster de Investigación en Proyecto del Territorio, Medio Ambiente, Paisaje y Sostenibilidad de la Escuela Técnica Superior de Caminos, Canales y Puertos de la universidad regional (UCLM) ha sido presentado en el XIX Congreso de la Asociación Ibérica de Limnología, que se acaba de clausurar en Coímbra (Portugal).
Los autores del mismo, Álvaro Campos, Isabel Cerrillo, Isabel León y José Manuel Villanueva, han participado en este congreso junto a cerca de 400 conferenciantes de 22 países de los cinco continentes, pertenecientes a cuatro generaciones de ecológos acuáticos.
Como si fuera un río pirináico
El estudio revela cómo el río Bullaque, con sus pozas estivales y las crecidas otoñales y primaverales que remueven como si fuera un río pirenaico las piedras de cuarcita que le llegan desde las rañas del Parque Nacional de Cabañeros, le hacen albergar poblaciones endémicas de distintas especies que, en todo el mundo, solo se encuentran en la Península Ibérica.
Se trata de poblaciones de mejillón del pintor (Unio pictorum), mejillón de río (Unio tumidiformis), cacho (Squalius pyrenaicus), calandino (Squalius alburnoides) y pardilla (Iberochondrostoma lemmingii), además de otras especies, comunidades y hábitats también especialmente valiosos.
Según ha explicado el supervisor del trabajo, el profesor Máximo Florín Beltrán, del Centro Regional de Estudios del Agua de la UCLM, “el río Bullaque, además de ser todavía un milagro para muchas poblaciones de endémicas, también lo es para sus habitantes que disfrutan en verano de sus aguas”.
Sin embargo, ha advertido de que “la contaminación se ha convertido en los últimos años en el peligro más inminente que se cierne sobre este río”.
Y ha asegurado que la contaminación difusa, procedente de los regadíos intensivos con agua del embalse de Torre de Abraham y de las explotaciones ganaderas, supone el doble de la contaminación de los vertidos domésticos e industriales, “cuya depuración tampoco es modélica”.
Estos problemas de contaminación, ha señalado, nunca se han tenido en cuenta y se despreciaron, incluso cuando se llevó a cabo “el mal llamado y peor ejecutado proyecto de restauración fluvial, que supuso una inversión de cinco millones de euros”.
Esta circunstancia ha llevado a que ahora, “se pueda encontrar algunos tramos del río con algas filamentosas, cienos negros y malolientes, y tropezones flotantes de galletas de microbios acuáticos”.
Este hecho, ha dicho el ecólogo acuático, “no es para que los habitantes estén muy contentos, ni tampoco para lo están mejillones y almejas de río y pequeños pececillos ciprínidos, que empiezan a soportar niveles de contaminación que anticipan la invasión de especies que, como el jacinto de agua y la almeja asiática, aguardan agazapadas aguas abajo, en el propio río Guadiana, o tal vez se hayan infiltrado ya en el Bullaque”.
El estudio técnico realizado por los alumnos de este máster, ha explicado Florín, revela las principales fuentes de contaminantes del río Bullaque y establece las recomendaciones para hacer frente a este problema.
Bancos de arena y grava
Así, ha indicado, proponen manejar el caudal desembalsado de Torre de Abraham para recuperar el dinamismo de brazos principales y secundarios, y bancos de arena y grava del corredor fluvial de la vega del Bullaque.
También propone recuperar la vegetación de ribera que amortigua el impacto de la contaminación por pesticidas, fertilizantes y por el ganado y sustituir los canales de sección trapezoidal, inútiles para la autodepuración del agua, por la utilización de la red de brazos fluviales que optimizan esta función.
Así mismo, piden cambiar la contabilidad de la contaminación, ya que “los organismos acuáticos no entienden las concentraciones que se miden con modernos equipos, sino los balances de masas de lo que pueden asimilar o no”.