El sector de la caza se defiende de las manifestaciones anticaza del fin de semana (una de ellas en Ciudad Real) contraponiendo datos a las “barbaridades” y los “datos falsos”, dicen, que se vertieron en ellas. “Solo el 12,6 por ciento de los perros que se abandonaron el año pasado en España son de cazadores, el 87,4 restante procede de entornos urbanos, de personas que se compran los animales por capricho”, asegura el presidente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha Agustín Rabadán.
Los datos salen del informe 2019 de la Fundación Affinity que promueve los beneficios de los animales de compañía en la sociedad actual, “un organismo totalmente independiente”, remarca Radadán.
Ese informe también contradice eso de que se abandonan más perros en febrero, coincidiendo con el final de la temporada de caza, “febrero representa uno de los menores porcentajes de abandono, algo superior al 7 por ciento, mientras que los meses en los que más se abandonan mascotas son los de vacaciones, julio, agosto y enero”, indica.
Abandono de galgos: 52 en un año, no miles
Respecto al abandono de galgos el presidente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha explica en una entrevista para Lanzadigital.com que la única estadística oficial es la del Seprona. “Y la última de 2018 recoge que se abandonaron 52 ese año, nada que ver con los miles que dicen los grupos anticaza”, remarca.
A Rabadán le preocupa la imagen del mundo cinegético que dan “una minoría de personas, que sin embargo tienen mucho eco en la prensa generalista”, y respecto a la manifestación del domingo en Ciudad Real dice “que no había más de veinte personas, en cualquier sociedad cazadores de la provincia se superó el mismo día ese número, pero parece que llega febrero y estos colectivos tienen que tener su minuto de gloria”.
“Para la inmensa mayoría de cazadores su perro o sus perros son un miembro más de la familia”, repite.
Imponer un credo sectario, el del animalismo
Santiago Ballesteros, abogado ciudarrealeño especializado en caza que trabaja para la Federación Española de Rehalas y Perros de Caza (Arrecal), la Federación Nacional de la Caza y la Oficina Nacional de la Caza (es autor de una guía sobre los delitos de maltrato animal) considera “bochornoso que cuatro señores que caben en un taxi quieran imponer un credo sectario, el del animalismo, a toda una región y un colectivo de más de 150.000 personas en Castilla-La Mancha por el número de licencias”.
Ballesteros insiste como Rabadán en que los datos de abandono que dieron estos colectivos el domingo “son falsos de toda falsedad”, y opina que detrás de estas protestas hay grupos que quieren prohibir la caza a toda costa, sin darse cuenta de que es necesaria.
La caza es necesaria
“No existe en estos momentos ningún método eficaz y realista alternativo a la caza para controlar poblaciones como la del jabalí, corzo o ciervo”, apostilla Ballesteros que se refiere al resultado de estudios del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) de la Universidad de Castilla-La Mancha.
“No se puede confundir animales de trabajo con animales de compañía, en un país en el que vemos que las poblaciones de jabalí llegan a los suburbios de la grandes ciudades en busca de comida y ocasionan accidentes de tráfico”, “la prohibición de la caza es una quimera”.
