La construcción es uno de los sectores que mejor se está recuperando de la crisis derivada de la pandemia del COVID-19 y las licitaciones de las Administraciones públicas, así como el sector de las reformas y la rehabilitación de viviendas está haciendo que el sector de la construcción en Castilla-La Mancha haya crecido casi un 150% en el primer semestre del 2021, muy por encima de la media nacional, que se situó en un 42,6%. Una cifra más que positiva si tenemos en cuenta que el sector de la construcción es uno de los que más aporta a la economía regional y provincial, además de generar un gran número de puestos de empleo.
Desde la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción (APEC), su presidente, Manuel Carmona, destaca que se trata de unos datos muy satisfactorios para el sector, pero asegura que «hay que relativizarlos en cierto sentido», ya que éstos se comparan con los primeros seis meses de 2020, los cuales estuvieron marcados por la pandemia y por un confinamiento estricto, en el que se paralizó la construcción y la obra pública. No obstante, celebra que, en términos comparativos, Castilla-La Mancha sea de las comunidades que más ha crecido, pasando de las 6.235 obras que se realizaron en el periodo de enero a junio de 2020, a las 8.889 del mismo periodo en 2021.
Además, Carmona añade que las construcciones con un valor superior a los más de 50 millones de euros se duplicaron, pasando de las tres del año pasado a las seis de este, mientras que las obras menores, las inferiores a 500.000 euros, crecieron un 43%. «Los datos de las grandes obras hacen perder la perspectiva en los datos globales, pues si se licita un tramo de ferrocarril en una provincia, el volumen de licitación se dispara, pero no es proporcional a la actividad, ya que ésta reside en su mayor medida en las obras medianas y pequeñas, que son las que ejecutan las empresas locales y las que revierten en la actividad y en el empleo del territorio», comenta. Por ello, según el presidente de la APEC, es muy importante destacar el crecimiento de las obras de un menor volumen en casi un 40%, lo que evidencia lo rápido que se recuperó la actividad en Castilla-La Mancha.
Dentro de Castilla-La Mancha, la provincia de Ciudad Real representa el 25% del total de la región tanto en trabajadores ocupados en la construcción como en número de empresas constructoras sobre el total regional, solo por detrás de Toledo. «Ello habla bien del peso de nuestra provincia en la construcción regional, además de haber sido uno de los territorios donde más se han incrementado estos datos». A eso hay que añadir que la provincia, históricamente, exporta mano de obra de construcción a otras provincias, sobre todo a Madrid, donde la competitividad de las empresas y trabajadores de la provincia tiene un cartel inmejorable.
Tirón en las reformas de viviendas
Según el responsable de la APEC, el sector de las reformas y la rehabilitación ha despuntado con mucha fuerza tras la pandemia, tanto por la necesidad de mejorar los espacios privados de nuestras viviendas como de adaptarlos a los nuevos tiempos con el teletrabajo o la necesidad de espacios abiertos.
Tras este ‘boom’, Carmona considera que las empresas de construcción, gracias a las obras privadas, así como a las públicas, tanto las grandes como las pequeñas están trabajando a un buen ritmo y, además, en términos comparativos con otros sectores, ha sufrido mucho menos al no tener restricciones ni cierres para ejercer su actividad

Falta de mano de obra cualificada
Este ‘boom’ también ha provocado que las empresas constructoras echen en falta mano de obra especializada y cualificada. Un problema que ya existía en este sector y que, ahora, se ha agravado. Desde la APEC consideran que no hay ‘tasa de reposición’ al haber muy pocos jóvenes que quieren trabajar en la construcción. Según Carmona, la presencia de menores de 34 años en la construcción ha pasado del 43% al 18% en los últimos años. Es, por tanto, un sector relativamente envejecido y sin tasa de reposición por este escaso interés que suscita entre los jóvenes.
Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), los trabajadores de entre los 35 y 54 años concentran el 65% de la afiliación del sector y el 18% tiene más de 55 años. «Todo ello se remonta a la crisis económica de la década pasada, donde la construcción llegó a perder casi dos tercios de sus afiliados a la Seguridad Social, pasando de 2.800.000 a 700.000 trabajadores afiliados», apunta Carmona.
En la actualidad, con alrededor de 1,2 millones de trabajadores en el sector, los constructores lamentan que sigue faltando un perfil especializado en determinados oficios, que produce graves carencias en las empresas. A esto se suma que cuando lleguen los Fondos Europeos, muchos de los cuales van a ir destinados a la rehabilitación de viviendas, y se estima que el sector puede requerir más de dos millones de trabajadores. «Por ello, es importante incentivar la incorporación de jóvenes con bonificaciones a la Seguridad Social para los jóvenes y flexibilizando las condiciones de los contratos de formación, adaptándolos al sector y siempre con una estricta vigilancia. Es un sector con un convenio estable y con perspectivas de futuro», afirma Carmona.
A la falta de mano de obra se le suma la escasez de materiales, lo que ha hecho que se registre un incremento global de precios sin precedentes en determinados materiales básicos de construcción. Incrementos de precio con respecto al mínimo de 2020 en acero corrugado (+78%), cobre (+102%), aluminio (+56%), petróleo (+106%) y mezclas bituminosas (+85%). Unos datos que pueden parecer «cifras macroeconómicas», pero que tiene un efecto inmediato en las empresas pequeñas de construcción, pues sufren desabastecimiento y un incremento de costes que, en muchos casos, no pueden trasladar al coste final. «Esto está afectando a la actividad del día a día de nuestras empresas, tanto en edificación como en obra civil», asevera Carmona.