El sector ganadero, lastrado desde hace décadas por falta de rentabilidad, está sufriendo otro nuevo golpe por las consecuencias de la invasión de Rusia en Ucrania. El posible desabastecimiento de las materias primeras, como el maíz, para la elaboración de los piensos y, sobre todo, el vertiginoso aumento del precio de la alimentación animal, un 35% en los últimos meses, además de los encarecidísimos costes de producción, están ahondando en sus debilidades y están obligando a que muchas explotaciones se vean abocadas a echar el cierre.
“No salen las cuentas”, insistes los distintos ganaderos de Ciudad Real consultados por este digital, sobre todo ante el continuado y flagrante, según denuncian, incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, dado que los precios que perciben no tienen repercutido el aumento de costes, que han subido una media del 40%, tanto en los contratos de los ganaderos con centrales como quienes operan al por menor.
Tranquilidad en los suministros y preocupación por los costes
La joven ganadera herenciana Alba Marchante incide en la línea de la reducción de la rentabilidad de la actividad por los inasumibles precios de los inputs -con alzas en los combustibles y la energía, y también en el pienso, que en ecológico se ha triplicado, de 20 céntimos a casi 60 céntimos el kilo-, aunque espera que no haya carestía de alimentación para los rebaños. En su caso, celebra que las necesidades de comida de su ganado estén cubiertas en los próximos días, tal y como le han comunicado desde la fábrica que le sirve los piensos, AVICON.
Una de las flamantes galardonadas por el Gobierno regional en el 8M apela a la “tranquilidad” en cuanto a los suministros en el sector ovino y caprino, que es el que trabaja con el cuidado y gestión del millar de cabezas de leche de su explotación. De carácter extensivo, puede sacar a sus cabras y ovejas a pastorear (lo complementa con piensos), mientras que otros subsectores, como el porcino y el avícola (gallinas), advierte, que no pastan, “tienen más problemas”.
“Nos llevan a la ruina”
José Miguel Romero, desde Agudo, también traslada las reivindicaciones de una actividad básica en esta comarca. “Si no cambian las políticas, nos llevan a la ruina”, sentencia el ganadero, ante el repaso de la situación de los ganaderos pequeños.
En su caso es titular de una explotación en extensivo de ovino de carne. Alimenta a sus 450 ovejas de cereal, cuyo precio ha subido de golpe 6 céntimos el kilo, un crecimiento que no va al mismo ritmo de los valores que recibe por las canales de sus animales.
Con todo, se ahorra el margen de manipulación de la materia prima, calculado en 10 pesetas por kilo.
“Es necesario que se cumpla la ley (de la Cadena) y que se marquen los precios mínimos y máximos que tiene que recibir el productor y ha de pagar el consumidor”, indica, porque de lo contrario “ni gana el ganadero ni ahorran los compradores”.
A esta escasa rentabilidad se suma, según Romero, “la competencia desleal” con productos de carne que llegan desde terceros países, sin “las exigencias de trazabilidad y de calidad que nos imponen a nosotros”, que incrementan los gastos en el sector.
Y si el ganadero se queja de sus escasos beneficios- a pesar del aumento en 20 euros hasta los 62 euros los corderos de 13,5 kilos-, más crudo, puntualiza, lo tienen quienes trabajan los animales en intensivo o los dedicados a cebo –terneros o cerdos-, un ámbito en el que las cabañas permanecen estabuladas de manera permanente y “sólo consumen pienso”.
Romero también advierte de la sangría de la despoblación, gota a gota, con una media de 40 bajas en Agudo cada año, señala. En 10 años, asegura, núcleos como este pueblo “se quedarán sin gente porque nadie quiere el campo”.
“Nos quieren bajar el precio de la leche”
José García de Mateo, desde Valdepeñas, lamenta otra nueva amenaza para el sector de leche, como es el anuncio de la bajada del precio por parte de la industria, denuncia, tras haber repuntado un 9%.
También reclama el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria y que se apliquen los costes que recogió un reciente estudio del recién creado Observatorio de Precios.
El aumento de los costes se mueve, según recuerda, entre el 35 y el 40%, con alzas de hasta 40 euros la tonelada y un 35% el gasoil y la luz. Son incrementos que apenas pueden compensar los pagos que reciben, entre 78 y 80 céntimos el litro de leche de cabra, un euro el de oveja sin denominación de origen (DO), y entre 1,30 y 1,40 euros el litro de leche con DO.
Es una situación, según García de Mateo, “muy fastidiada”, que está obligando a “que algunos lleven las ovejas al matadero y despidan al personal”. “No llegamos, no es rentable”, insiste este ganadero que el pasado verán tuvo que hacer un vaciado sanitario en su explotación por la incidencia dela tuberculosis.
Respecto a la alimentación animal, confía en que no haya desabastecimiento, ante las previsiones de suministro de las fábricas de pienso “para un mes” y la intención de “intentar traer materia prima de América”.
Desde el Ministerio de Agricultura recuerdan la petición realizada a la Comisión Europea para flexibilizar los criterios de importación, y así poder buscar nuevos mercados en la Unión Europea y en terceros países. De esta manera se compensaría la caída del suministro de maíz para piensos, producto del que España importó desde Ucrania en el último año 2,7 millones de toneladas, el 22 % del que se consume.
Valor social a la actividad agropecuaria
En la misma línea, la ganadera Pilar Ramírez, también acusa la subida de precios en los costes de precios en su explotación semiextensiva de Tomelloso, con 900 ovejas y 60 cabras de carne y leche.
Con el pastoreo y el aprovechamiento de los recursos naturales, si las condiciones son favorables, ahorra costes, aunque complemente la alimentación del ganado con el preparado unifeed, compuesto de forraje y cereales.
Pero salir adelante “sigue siendo complicado” para este tipo de explotaciones familiares, porque aunque las actuales cotizaciones de la leche sean más dignas –a 14 pesetas el extracto quesero sin DO, entre 17 y 18, con DO-, los incrementos de los inputs fijos son imparables.
Ramírez va más allá y reclama más valor social hacia la actividad agropecuaria, vitalmente necesaria para la vida de las personas. “Producimos lo que comemos a diario en cada mesa”, recuerda, para añadir que todas las familias “necesitan a los agricultores y ganaderos para vivir”.
Por ello, “queremos soluciones” y que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria, para evitar que haya ganaderos que “tengan que cerrar sus explotaciones, como está ocurriendo”.
Ramírez pide medidas y apoyo para que “nadie tenga que renunciar a sus sueños” de encabezar una explotación a pie de campo, un sector en permanente crisis, ahora otra vez afectado por las consecuencias del conflicto bélico.
Las subidas del gasoil y del pienso “nos están matando”
Carolina Fernández, quien está al frente de la empresa Gutier, compuesta por varias explotaciones de vacuno en extensivo y otra de cebo en intensivo, también describe su situación económica como “muy preocupante”.
Las subidas del gasoil y del pienso “nos están matando”, pues alcanzan unos niveles de gastos que ni siquiera, según explica, pueden cubrir “los precios máximos históricos” a que venden sus piezas de vacuno.
Lo peor, agrega, es “la incertidumbre” que les crea la evolución del consumo, con los compradores también sometidos a las alzas de los gastos domésticos.
“Estamos desolados” ante el coste de unos inputs cuyos precios “ya estaban subiendo” pero “se han aumentado más con lo de Ucrania”.
Respecto a la anunciada llegada de materias primas de otras latitudes para la alimentación animal, Fernández espera que cumplan “los exigentes estándares de calidad que tenemos en Europa”. “Me preocupa mucho la calidad del maíz o la cebada”, destinada a la alimentación animal.
A su juicio, “hay que tomar decisiones ya”, pues de lo contrario “todo se irá al traste”. Por ello, anima al sector a participar en la manifestación del 20M en Madrid porque “no somos funcionarios y estamos hasta el cuello”.