J. Y./ Ciudad Real
El principal testigo del atropello del que fue víctima Pedro D.T. hace casi tres años y medio en Alcázar de San Juan aseguró en el juicio con jurado popular que se sigue en la Sección Segunda de la Audiencia provincial que Guillermo D.-H. R., el conductor y ahora acusado, “aceleró el coche y no tuvo intención de parar”.
Este testimonio fue crucial para aproximarse a los hechos enjuiciados en la segunda sesión del juicio, ya que fue de las pocas personas que vio cómo se produjo el accidente sobre la 1,40 horas del 26 de junio de 2011 en el kilómetro 287 de la N-420.
Según dijo, cuando se dirigía junto a su pareja hacia Campo de Criptana vio cómo el coche del joven procesado “se levantó por detrás” (se supone que al impactar contra la víctima) en un punto en que había un cambio de rasante y aunque había poca visibilidad pudo distinguir a los pocos segundos que se trataba “de un ser humano”.
En unos momentos, según dijo, “atravesé el coche en los dos carriles para cortar el tráfico, me bajé y le ayudé”, tras comprobar cómo el autor del atropello “aceleraba el coche y no tuvo intención de parar”.
También declaró que no oyó frenazos, que en el vehículo del acusado viajaban más personas que iban “escuchando música y hablando” y que el atropellado, que vestía ropa oscura, “no me contestaba si estaba bien”.
Desorientado
La propia víctima también declaró en el plenario y aseguró que en los momentos en los que caminaba por el arcén de la carretera iba “desorientado” porque “iba buscando a un amigo y me perdí”. También reconoció que tropezó con una valla aunque no llegó a caerse (se supone que quedó un poco agachado con parte del cuerpo sobre la vía cuando recibió el golpe) y a pesar de que “había tomado unas cañas en el centro” era consciente del lugar donde se encontraba (iba de espalda al tráfico y no llevaba ni chaleco u otro distintivo que lo identificara en la noche) y no tuvo intención ni hizo amago de cruzar. Posteriormente, cuando le socorrieron “me quedé atontado”, declaró.
Los forenses que valoraron días después las heridas de Pedro D. T. abogaron porque fueron producidas por un impacto y no por el pase de las ruedas, a tenor de la fractura desplazada del fémur izquierdo y de otras importantes lesiones en esa extremidad.
También declararon en el juicio, en el que el acusado se enfrenta a varios años de cárcel (la acusación pide tres y el fiscal uno y seis meses) y 20.000 euros de indemnización por un delito de omisión del socorro y falta de imprudencia, tres policías locales de Alcázar que confirmaron la escasa visibilidad del lugar y la ausencia de huellas.
La médica que atendió a la víctima en el Hospital apreció, según confirmó que tenía “fetor enólico”, es decir, aliento a alcohol, si bien “coordinaba y contestaba”.
El juicio con jurado quedará visto para veredicto este miércoles con las conclusiones y los informes de los abogados.
El informe de reconstrucción
Uno de los momentos más controvertidos del juicio se vivió durante la presentación de un informe pericial por un experto en la reconstrucción mecánica de accidentes, presentado a petición de la defensa.
En una larga exposición concluyó que la víctima fue golpeada a la altura de la cadera, cuando el coche iba a 47 kilómetros por hora, tras frenar y reducir la velocidad de los 60 kilómetros por hora con que inició su paso por el viaducto.
El juez cuestionó esta versión, dado que ninguno de los testigos ni personas relacionadas con el suceso ha acreditado que el autor del atropello hubiera frenado, así como reprochó al experto de posicionar el accidente, en función de sus cálculos informáticos, en un punto ajeno al descrito por todas las partes.
El propio jurado se mostró disconforme con esta versión y con el mapa de visionado del perito, quien se defendió asegurando que sus estimaciones las había hecho con una técnica que relaciona la potencia del coche, las distancias, la calidad de la vía y la morfología del accidentado (en este caso pesa 50 kilos y mide 1,60 centímetros).
El jurado estuvo muy activo y prácticamente preguntó sus dudas a todos los testigos. Es más, incluso al final echaron de menos que no acudieran los trabajadores sanitarios que atendieron al herido en la ambulancia. “No los han presentado como prreba”, explicó el juez