Noemí Velasco/Almodóvar del Campo
Ganadera de toros bravos en un tiempo en el que la tauromaquia cada vez está más puesta en cuestión, llegó hace nueve años al Valle de Alcudia para coger, junto a su padre y su hermano, las riendas de la Finca Pulido en Brazatortas, 400 hectáreas de dehesas preparadas para alcanzar la cumbre de las grandes ferias taurinas de toda España y para conseguir este toro “con clase” y que “emocione” que tanto buscan. Dentro de la programación de la X Feria Ganadera La Cuerda de Almodóvar del Campo, Macarena Gallego ofreció una charla sobre el camino “del campo a la plaza”, el cuidado de los toros y las dificultades que sufre el sector ante un buen número de aficionados al toreo en esta localidad con una costumbre muy arraigada.
Al frente de 120 cabezas de ganado, divididas en dos ganaderías, Javier Gallego y Toros del Ojailén, una de descendencia Veragua, Macarena Gallego es heredera de una larga tradición familiar en la crianza de toros bravos que viene de su bisabuelo. Procedente de Ledesma en Salamanca y de Madrid, Gallego reconoce que hoy en día ya es una “castellano-manchega de adopción”, contenta de estar en el Valle de Alcudia, donde las características de la finca y las buenas comunicaciones con Puertollano han satisfecho sus necesidades.
Dar de comer pienso a los animales, vigilar que los toros bravos no tengan heridas por peleas e identificar con crotales a los becerros en la época de partos marca su día a día. Macarena Gallego, que recorre su finca a caballo o en coche, comenta que es importante dar a conocer el mundo del toro, los cuatro años que pasan desde el nacimiento de un becerro hasta la corrida. Para Macarena existen varios momentos claves que suponen una recompensa para todo el trabajo realizado: el nacimiento de los becerros, las tientas de las vacas y la corrida, después de “una buena faena, sin incidentes, con toreros que se puedan lucir”.
Las vacas disponen del espacio más amplio y los toros conviven juntos hasta los tres años, después llega el momento de separarlos según el tamaño y su estilo. Macarena Gallego indica que separan los toros “en grupos de ocho”, de manera que lo que les queda de vida estarán juntos hasta llegar a la plaza. La separación es de ocho porque de seis son tradicionalmente las corridas y siempre tienen que haber dos de reserva por si alguno presenta alguna enfermedad o sufre algún accidente.
Habituada al trabajo en la finca como una más, Macarena Gallego cuenta que afortunadamente en su casa nunca ha soportado diferencias por cuestión de género y celebra que cada vez un mayor número de mujeres se dejen ver por el sector, que siempre ha estado muy masculinizado. Los toros bravos no admiten diferencias y Macarena Gallego confiesa que hay que tener “cuidado”, pues hasta los becerros, de pequeños, “embisten”.
El sueño de Macarena Gallego es conseguir un toro “con fijeza, transmisión, que emocione, con clase y que sea bravo en todos los tercios de la faena”. Toreros y novilleros han pasado por capote muchos de los suyos ya en pueblos de Castilla-La Mancha, y entre sus grandes triunfos destacan los premios que consiguieron en la feria taurina de Girona en 2000 y 2002 con la ganadería de Javier Gallego y el galardón que obtuvieron en Valdepeñas por un toro que lidió David Galván. Sin duda, tras asumir el cuidado de la ganadería de Toros del Ojailén en el Valle de Alcudia, la primera corrida en la que estuvieron presentes también fue muy emocionante para la familia. Su objetivo es claro: “que las dos ganaderías suban poco a poco” y que lleguen a las ferias del toreo más importantes del país, “por todo lo que conllevan, más repercusión económica, pero además acceso a toreros de relevancia y proyección”, para lo que realizan un proceso de selección muy exhaustivo.
Las dos ganaderías Gallego no son las únicas que existen en el Valle de Alcudia, “existen otras tres o cuatro”, aunque Macarena reconoce que “es muy difícil vivir sólo de vender toros”; por eso han optado por la diversificación, de manera que organizan capeas y rutas turísticas por la finca, que sirven al mismo tiempo para dar publicidad al toreo, ya que, para esta familia esa es la garantía de futuro. Empresarios de un sector que mueve millones todavía hoy en España, según recuerda la entrevistada, “el segundo espectáculo que atrae a más gente, después del futbol”, esta familia de ganaderos considera que existe “mucho recorrido”, pero admiten que es necesario “aumentar la promoción”.
Frente a las reivindicaciones de los movimientos animalistas, Macarena Gallego afirma con rotundidad que “estos toros se crían para las corridas y hay que verlo con normalidad: existe un motivo para picar a los animales, para poner las banderillas y para su muerte”, al mismo tiempo que considera que “existe una doble moral” que lleva, a su juicio, a criminalizar la tauromaquia, mientras que por ejemplo las escenas violentas son habituales en televisión. “Veterinarios, médicos, hoteles, restaurantes,… el toreo genera muchos beneficios a profesionales de diferentes ramas, independientemente de los empleos directos, y eso hay que fortalecerlo y valorarlo”, concluye la ganadera.