Los bosques actuales que dan la imagen a Fuencaliente son muy diferentes a los que existían hace mucho tiempo. Unas especies vegetales han ido reemplazando a otras, con la mano del hombre siempre en medio, y ahora se apuesta por volver a fomentar los viejos alcornocales de esta zona de montaña como pilar básico de la economía y una apuesta por la diversidad más autóctona.
El pino fue sustituyendo a los alcornoques propios de la zona haciendo de estos bosques lugares con una imagen medioambiental diferente, también su valor. Ese pasado de grandes alcornocales sigue presente entre la población de la localidad de Fuencaliente y ahora este Ayuntamiento en colaboración con el Ministerio de Transición Ecológica y el Centro de Investigaciones Ambientales del Mediterráneo van a llevar a cabo un proyecto, a lo largo de este 2024 y 2025, para recuperar parte de ese bosque perdido, pero no olvidado.

Serán alrededor de 12.000 alcornoques los que se vuelvan a plantar en la parte de la solana de los bosques de Sierra Morena, un árbol muy bien valorado en estos momentos por sus características y por lo que aporta a la cotizada industria del corcho, cada vez más en valor. Y es que los alcornoques son árboles muy resistentes a los incendios por su corteza ancha que le protege del fuego, además cuando el alcornoque arde se regenera a través de sus copas que rápidamente comienzan a rebrotar y hace que sea mucho más efectiva su recuperación. Así pues, los alcornoques tienen una larga vida porque es muy resistente y muy resiliente, sin olvidar que los alcornoques ibéricos tienen su propia genética que los hace diferente a los de la zona norte del país.

Se trata de recuperar “el viejo bosque”, en concreto con reforestación de alcornoques, al ser lo más productivo ecológicamente y económicamente, y desde el punto de vista de la biodiversidad se trata de ecosistemas de alto valor. El alcornocal crea diversidad con gran número de plantas y animales, pero también crea suelo, crea humedad, crea frescor que es muy importante para el cambio climático en el que estamos inmersos, “unos montes cubiertos, cuanto más densos mejor, lo humedece y eso a la larga, con las laderas, los arroyos y los acuíferos son altamente beneficiosos”, comenta Jesús Charco, asesor científico de este proyecto.
“Queremos recuperar los bosques, lo que permita las nuevas condiciones climáticas, con prácticas selvícolas más o menos tradicionales, bien estudiadas y planteadas, hay que pensar mucho lo que se hace y cómo se hace porque el clima cambiante va a determinar el futuro de los montes ibéricos”, explicaba Charco.

Más de 130 hectáreas a reforestar
En una superficie de más de 130 hectáreas, en la zona de la solana de Navalmanzano, se irán plantando miles de alcornoques para poder ofrecer otro futuro a la población de Fuencaliente, sumando así cuestiones medioambientales junto con otras aportaciones para evitar la despoblación en zonas rurales.
Así, en estos momentos se ha empezado una zona de plantación experimental que se ha llevado a cabo en este pasado mes de febrero donde, mensualmente, los asesores científicos de este proyecto acuden para comprobar la evolución de los mismos y hacer un exhaustivo seguimiento.
Los alcornoques esperan a ir creciendo junto a otras especies propias de la zona como el quejigo, las jaras o el romero. Las protecciones para evitar que se dañen estas plantaciones son la única muestra de que en la zona se experimenta científicamente con estos alcornoques para saber de su evolución y desarrollo. Un lugar donde se deja paso al silencio de las montañas, prevaleciendo por encima de todo lo demás, pero donde también se deja paso al aroma de las especies vegetales y al sonido del agua correr tras las últimas e intensas lluvias. Un paisaje que en varias décadas habrá vuelto a cambiar su imagen a los ojos de los que lo miran.

En esta plantación ha sido protagonista una mula que asciende hasta estas zonas, junto con varias garrafas de agua y dos trabajadores, para dar debido apoyo al trabajo realizado. Una imagen que recuerda a décadas atrás donde los animales eran un elemento fundamental para el devenir diario y que, en esta ocasión, se ha recuperado su fuerza para poder acceder hasta el punto en el que se ha realizado esta primera plantación de alcornoques.

Así, el proceso con el que comienza este proyecto parte de la plantación de la bellota del alcornoque autóctono de estos bosques y se riega para que pueda germinar, se le coloca la protección para evitar que los animales puedan perjudicarle y se tiene mucha paciencia a la espera de verla crecer. En estos momentos siguen estudiando y analizando el proceso de crecimiento de estos alcornoques para comprobar cuál es la técnica más adecuada en esta zona y seguir realizando estas plantaciones con las mejores metodologías posibles a futuro.
Una vez comiencen a crecer estos alcornoques, en el mes de octubre o noviembre se procederá a realizar una plantación más amplia, potenciando la semilla de los alcornoques autóctonos para que los genotipos locales se mantengan y evitando así la adquisición de estas plantas en viveros y “esto es muy importante, porque esta bellota estará en su hábitat y se hará mucho más fuerte”, subraya Jesús Charco, serán alcornoques con sello de Sierra Morena para poder dar continuidad a esta misma especie que ya está adaptada a este entorno natural.

Problema de despoblación
En el medio rural el problema de despoblación es también uno de los puntos importantes a tener muy en cuenta, “recuperando los bosques más valiosos económicamente también se mitiga el problema de despoblación del medio rural, hay que intentar revertir esa situación, para que se quede la gente en los pueblos y con ilusión es darles una fuente de ingresos, que no tengan esa necesidad de irse a las ciudades, aquí tenemos un paraíso natural pero por muy bonito que sea si no genera dinero los jóvenes no van a estar a gusto en su pueblo”, argumentaba Charco ante unos parajes en los que la primavera y las últimas lluvias le confieren un color especial.

Estos alcornoques que se plantarán a lo largo de 2024 y 2025 podrán ser ese foco de atracción de empleo y riqueza, primero en los trabajos de plantación, después en los trabajos de mantenimiento y dentro de tres décadas sacando el corcho destinándolo además a esta creciente industria. “En pueblos como este que son Parque Natural, Red Natura 2000, ZEPA, zona protegida, hay muchas cosas que no se pueden hacer y buscamos otro tipo de recursos, es el caso de este alcornocal que tiene todos los condicionantes, porque con todas estas figuras de protección impiden otras industrias renovables como los parques eólicos, por ejemplo, o las macrogranjas”.
La industria del corcho está muy desarrollada en Portugal como productor y exportador de esta materia prima, pero en España este sector está mucho menos desarrollado por lo que puede ser una industria a potenciar con el suministro de este producto que sale directamente de los bosques. El corcho se puede utilizar en mecánica, en ingeniería aeroespacial, en trenes de alta velocidad, en el sector del vino, es ignífugo, es un buen aislante acústico y esto hace que el corcho sea un producto que esté muy bien valorado. Sin embargo, en España se apostó en su momento por el pino y por este motivo en estas zonas de los montes de Fuencaliente existen grandes superficies de pinos que fueron en detrimento de los alcornoques durante las últimas décadas, ahora se revierte la situación.

El valor del alcornocal en un municipio pequeño
El alcalde de Fuencaliente, Rubén Paz, ponía en valor la importancia de estos alcornocales para un municipio pequeño como el suyo con poco más de mil habitantes, tanto a nivel económico como social, en el que los ingresos a las arcas consistoriales por la venta del corcho han llegado a ascender hasta 1.200.000 euros. Una cuantía nada desdeñable para el presupuesto con el que cuenta el consistorio de Fuencaliente.

A nivel social este proyecto pretende mejorar la biodiversidad y recuperar una especie del bosque Mediterráneo, además se consigue densificar el mismo y se van plantando por turnos. En esta primera fase serán unos 12.000 alcornoques en diferentes etapas para que se pueda ir extendiendo la saca de la corcha. El bornizo –primera corcha que se le quita al alcornoque- se saca a los 30 años de vida de este árbol, tras esa primera saca habrá que esperar otros diez años más para la segunda que ya será de mayor calidad, serán alcornoques segunderos; la tercera saca del corcho cuenta todavía con mejores características y tiene más valor en el mercado , por lo que los años de vida que pasan por los alcornoques van incrementando su valor en el mercado del producto extraído. Además, en el propio árbol se puede ir apreciando cuántas corchas se le han quitado y los años de vida que tiene el alcornoque, fijado también en su tronco a través de líneas sucesivas. “Es un proyecto para evitar la despoblación y que genere empleo, a nivel biológico va a funcionar, si a nivel social también funciona tendremos el ciclo completo”, justificaba Rubén Paz.
El inicio de este proyecto ya está puesto sobre el terreno a la espera del desarrollo del mismo y de la llegada del otoño para realizar la primera gran plantación de bellotas con génetica de Sierra Morena en los montes públicos de Fuencaliente para poder contar así con nuevos atractivos que siembren y fijen también población en esta localidad y ofrecerles un futuro.
