Las dificultades para alcanzar la emancipación con casa propia y la escasa rentabilidad que ofrece el mercado de segunda mano para los inversores en la provincia de Ciudad Real ha tenido un efecto claro: en la capital cada vez es más difícil alquilar.
“Si tú buscas en Ciudad Real capital un apartamento con uno o dos dormitorios no vas a tenerlo”. El presidente del Colegio Oficial de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria en Ciudad Real (Coapi), Emilio Sánchez Suñé, lo dice claro.
Las razones son evidentes. Sánchez Suñé explica que “cuando las circunstancias económicas no te permiten comprar, porque los precios suben, los tipos de interés ascienden, la capacidad de ahorro baja y los sueldos no son grandes, la única alternativa es alquilar”.
La falta de rentabilidad que encuentran los inversores en esta provincia “con rentas bajas” es la segunda razón que está detrás. “No es atractivo comprar un piso por 100.000 euros cuando lo voy a alquilar por 350 al mes”, explica, acompañado del presidente del consejo general, Gerald Duelo, que estuvo la semana pasada en Ciudad Real.
Estudios sectoriales revelan cada mes que la vivienda en alquiler en Ciudad Real es de las más baratas de España. En consecuencia, “cuanta más demanda hay menos pisos”, porque los que hay “están llenos”.
La compraventa de viviendas, estable desde la crisis de 2008

La compraventa de vivienda cogió un nivel en 2008, con la crisis inmobiliaria, y desde entonces se ha mantenido. “En contra de lo que ha ocurrido en otras ciudades, que han notado desde entonces una recuperación, aquí seguimos tranquilos, estables, parados”, confiesa Emilio Sánchez Suñé.
Dos tipos de ventas mantienen el mercado: gente que quiere emanciparse y personas que compran vivienda de reposición. “No hay nada más, la vivienda comprada como inversión está descartada. No existe prácticamente”, señala el presidente de Coapi.
¿Se construye? Sí, pero el agente inmobiliario afirma a Lanza que, “comparado con otros momentos históricos, se está construyendo poco”. En la actualidad, la construcción está marcada “por lo que puede asimilar el mercado”.
Está claro que por volumen de población en Ciudad Real “no podemos tener una construcción motorizada”. Así pues, “si cada vez hay menos gente en los pueblos, no se van a construir casas”, apunta.
El representante del sector advierte que en España hay que hacer “una diferenciación geográfica”. “Por un lado están las grandes urbes, Madrid, Barcelona, Valencia y la costa, y por otro el interior, que va a otro ritmo, cada vez más parado”, señala.
En los pueblos la tendencia es la “autopromoción”, no existen promotores de edificios, sino que la gente cuando se va a casar o independizar, pide un préstamo y se hace una casa. La capital es la que centra más inversión, pero Puertollano está “parado”. Sánchez Suñé señala que “Tomelloso y Alcázar tampoco han tenido tradición de promociones”.
Cambian los hábitos: del ahorro a gastar en experiencias

Detrás de la ralentización de la compraventa de viviendas, Emilio Sánchez Suñé alude además a un cambio de hábitos, “un cambio cultural y social de las preferencias del consumidor”, que ha reforzado la pandemia.
“Antes de la crisis sanitaria, la gente pensaba más en ahorrar, en comprar bienes de inversión, y ahora pensamos más en gastar, en vivir al día experiencias. Parece que tenemos una visión más efímera de la realidad, es un carpe diem”, explica.
El representante de Coapi, que está también detrás de la puesta en marcha de una asociación profesional de agentes inmobiliarios (no colegiados) en la provincia, considera que “nunca antes la gente había viajado o salido a cenar tanto”, de ahí el éxito de la restauración y el turismo.
Los efectos de la despoblación
La despoblación preocupa también al sector en esta provincia donde “entre 60 y 100 personas” ejercen en estos momentos la profesión de agente inmobiliario. Además, Sánchez Suñé apunta al deterioro de los casos históricos en la España de interior.
Así pues, en localidades como Almagro o Campo de Criptana la vivienda turística no ha conseguido asimilar del todo los inmuebles vacíos en los casos históricos, y eso que son localidades donde existe un nicho de mercado relacionado con los visitantes.
“No son políticas de un día para otro, pero hay que poner remedio a esta situación. Al final, lo que no podemos hacer es que en 50 años Madrid sea como Estambul con 15 millones de habitantes. Oiga, vamos a distribuir la población, vamos a poner alicientes para que la gente vuelva, para no vivir hacinados”, concluye Emilio Sánchez Suñé.

