Noemí Velasco
Manzanares
Antonio Bermúdez destacó que con “voluntad política y apoyo social” crecerán las Jornadas Histórico-Turísticas ‘Manzanares medieval’.
Vendimiadoras con capachos en la espalda, caballeros y soldados con armaduras y cotas de maya, campesinos con gorros de orejeras, además de danzantes con delicadas vestimentas floreadas, bufones de faldas y gorros coloridos y abanderadas de largas sayas, tomaron en la noche del viernes los alrededores del Castillo de Pilas Bonas, la plaza de la Constitución y el Paseo Príncipe de Asturias en el comienzo de unas jornadas histórico-turísticas que rememorarán hasta este domingo el nacimiento de Manzanares como encomienda de relevancia dentro de la Orden de Calatrava en el último tercio del siglo XIII. Creadas en torno a la tradicional elección anual de alcaldes hidalgos y pecheros en una época en la que las tierras fértiles de la comarca crearon un próspero foco de actividad, no sólo para labriegos y hortelanos, sino también para artesanos y canteros, las Jornadas Histórico-Turísticas ‘Manzanares medieval’ demostraron su consolidación progresiva como homenaje a los antepasados con un mayor perfeccionamiento de vestuarios, recreaciones y protocolos. Con un interés en aumento entre los vecinos y visitantes de toda la comarca y de la provincia, las jornadas además reflejaron sus deseos de continuidad con la movilización de decenas, y hasta cientos de personas, entre los figurantes.
La ‘procesión de las antorchas’ fue el acto más emotivo de la noche del viernes, con la salida del cortejo formado por todos los figurantes, entre ellos el comendador, el alcaide y el sarjento de armas, de las puertas del Castillo de Pilas Bonas al son de los cantos corales del grupo de voces femeninas Máter Assumpta. En la oscuridad, danzantes, maestres, picapedreros, apicultores y aspirantes a alcaldes desfilaron por los alrededores de esa fortaleza en la que volvió a ondear al viento la gran enseña calatrava en un silencio roto por los toques de tambor. Mayores y pequeños no faltaron entre los participantes de esta marcha que contó con once entandartes entre los grupos figurantes tras su presentación a la ciudadanía. Allí estaba el grupo de pastores, la Agrupación de Bailes de Salón y los lanzadores de venablos entre los locales, pero también procedentes de otros puntos geográficos como el grupo de Maestres Calatravos de Alcaudete.
Sin representación del Gobierno local este año entre los figurantes, el artífice de las jornadas, Antonio Bermúdez, encarnado en el papel del sargento de armas ‘Antón del Azuel’, aprovechó la oportunidad para recordar aquellos motivos por los que surgió esta iniciativa en el pregón inaugural: “extender el conocimiento de los orígenes de Manzanares”, “potenciar la cultura histórica de la Orden de Calatrava”, “fomentar el desarrollo turístico a través de la organización de una actividad singular” y “dinamizar la sociedad manzanareña”. Aunque los organizadores, entre los que el Ayuntamiento ejerce un papel fundamental, han sabido involucrar a toda la ciudad en las jornadas, a hoteles, restaurantes, pastelerías, mercerías y talleres de costura, Bermúdez destacó que sólo tres pilares garantizarán la continuidad de las jornadas, “la participación conjunta de todos los ciudadanos, sean del signo político que sean, con el fin de unir y armonizar”; caminar a un mayor perfeccionamiento recreaccionista con el fin de “asegurar la fidelidad con el tiempo histórico” que representan y “mimar” a los principales grupos involucrados. Con “voluntad política y apoyo social crecerá este evento que nos enorgullece como castellanos, calatravos y manzanareños”, destacó Bermúdez, que sin embargo hechó en falta la participación de representantes de todos los grupos políticos para caminar hacia la “despolitización” deseada.