Miles de personas han vuelto a salir a las calles de Fernán Caballero para disfrutar de sus encierros, que se han saldado sin incidentes reseñables, más allá de un revolcón tardío, y que han finalizado pasadas las 21:00 horas, ya que uno de los dos astados ha sido bravo hasta para entrar en La Tórtola, hasta donde ha tenido que ser conducido por los mozos, guiándolo con una maroma.
Como cada encierro fernanduco, la jornada ha dejado la imagen de algunos mozos practicando quites de gran atrevimiento frente a morlacos bien encarados de la ganadería local, Víctor y Marín; como también lo han hecho los gritos de pánico, que se suelen hacer en bajini y que acaban recorriendo la céntrica calle de la localidad cuando se une a la de otros tantos vecinos que sospechan que el riesgo ha sido más de lo debido.
El único incidente ha llegado pasada la hora de encierro, cuando uno de los toros se ha encontrado frente a un desprevenido que esperaba no se sabe muy bien qué en mitad de la calle. Por suerte, ha sido golpeado en el costado con uno de los pitones siendo volteado, sin que se hayan tenido que lamentar más daño que el de los golpes y el susto, tal como han confirmado fuentes oficiales a Lanza y ha recogido nuestro fotógrafo Carlos Díaz-Pinto.
Uno de los encierros más antiguos de toda España
Que los encierros de Fernán Caballero sigan sumando ediciones más de 170 años después, siendo uno de los más antiguos de toda España, como también lo son los de Almodóvar del Campo, no es casualidad. Es la suma de la tradición, el respeto y las ganas de disfrutar junto a los tuyos, que sirvió para que fuesen declarados de Interés Turístico Regional en 2012.
De ahí que mayores y niños se sumen en esa estampa típica del final de agosto, donde se pasan el relevo generacional y donde son los de mediana edad los que saltan sobre el asfaltado para, con más o menos valentía, hacer llamamiento a unos toros que hacen disparar la adrenalina de quienes miran, cuando arrancan sus embestidas.
Éste, como tantos otros años, también ha vuelto a dejar arriesgados quites frente los astados, corriendo las céntricas calles del municipio, luciendo hasta donde les ha dado las fuerzas, con unas talanqueras rebosantes hasta las trancas, donde algunos han esperado su momento para sentir ese veneno del riesgo pisando el asfaltado empañado de húmedo.
Chupinazo y a correr
Quince minutos antes de las 19:00 horas, ha sonado el primero de los tres cohetes que avisan de la salida de los toros. Una vez la pólvora y el fogonazo del tercer cohete han alcanzado el cielo de Fernán Caballero, han subido las pulsaciones de un pueblo que emana sentimiento taurino por los cuatro costados y que miraba las primeras cabalgadas de los dos imponentes toros hoy protagonistas, bien encastados, con estatura y con dos pitones advertentes.
No han tardado en aparecer los murmullos y los movimientos costales para entrar y salir de talanqueras, improvisando algunos quites de muleta, para las que bien han servido unas chaquetillas montadas sobre palos de fregona. Aquí, como en tantas otras cuestiones vitales, valen más las ganas que el decoro para probar un cite.
Pasadas las 20:30 de la tarde, los toros -Mentiroso (negro) y Jareto (de capa jabonera)- han dicho basta, mostrándose rajados y rotos en una mansedumbre tras su lucha en la que sólo quedaban pequeños retazos a los que han servido los espoleos de los célebres carros fernanducos.