La comunidad de regantes del embalse de Gasset formada por 310 propietarios con derechos sobre unas 900 hectáreas, seguirá adelante con su proyecto de modernización del sistema de riego del agua del pantano, que consideran el más obsoleto de Ciudad Real.
“Somos la comunidad de regantes más desvalida de la provincia”, asegura Cesáreo Salcedo, presidente de un colectivo que el viernes reunió a su junta directiva de urgencia, tras conocer que el nuevo presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), José Martínez, no lo considera rentable según declaró en una entrevista a Lanzadigital.com hace unos días, lo que podría cerrarles la posibilidad de ayuda del Gobierno.
Consulta aquí el documento que aprobó la junta contestando a Martínez
“Creemos que es porque no lo conoce y habla así con datos de un plan anterior que nos propuso la propia Confederación”, asegura el presidente de una comunidad que defiende su derecho a obtener ayudas públicas “como han tenido otros”.
Los comuneros del Gasset están dispuestos a asumir unos costes de entre 4.500 y 5.000 euros por hectárea (o 6.000 si no llegan ayudas). Tienen un proyecto de obra sobre la mesa (de la misma empresa que diseñó la modernización de riegos en la Torre de Abraham) que se olvida del actual canal a cielo abierto (se riega por un sistema de acequias y gravedad de 1912) y proyecta trazar una nueva tubería general lo más recta posible.
De esa tubería central y mediante un equipo de bombeo a pie de presa se trazarán tuberías secundarias con una toma a presión en cada parcela y un caudalímetro como es de obligado cumplimiento. Además no sería necesario expropiar terrenos.
“El mismo derecho a regar”
“Reclamamos que nuestros más de trescientos comuneros tienen el mismo derecho a regar que cualquier otro dentro de la demarcación de la Confederación del Guadiana”, asegura la junta directiva de la comunidad, en un escrito que le está pasando a sus socios.
Los regantes del Gasset no entienden “el apoyo y colaboración con otros usuarios de nuestra región, Andalucía o Extremadura, frente a este posicionamiento negativo de la Confederación”. De hecho, según dice Salcedo, todavía no ha podido entrevistarse con el nuevo presidente, “que sí ha recibido a otras comunidades de regantes”.
Salcedo y los agricultores a los que representan volverán a intentarlo. “Llevamos mucho tiempo luchando por esto, nuestro canal tiene pérdidas, no es eficiente, se riega por inundación y eso no es sensato en los momentos que corren”, dice.
La concesión legal de los regantes del Gasset es de 7,4 hectómetros cúbicos al año, aunque el consumo real son 5,5 hm3, “cuando se puede, entendemos que en años malos como este no es posible”, apostilla el presidente. “Queremos mantener lo que tenemos y poder aprovechar el agua en condiciones, no estar regando a pie como lo estamos haciendo”.
Varias opciones de financiación
En cuanto a la financiación de la obra la directiva de la comunidad, con propietarios de Fernán Caballero y Miguelturra, baraja varias posibilidades, por un lado asumir al cien por cien los gastos, algo que según Salcedo no hace ninguna comunidad de regantes, y recurrir a ayudas. Una opción es el Plan de Desarrollo Rural para modernización de regadíos que implica financiación al 70% de la Unión Europea, al 15% de la comunidad autónoma y al 15% del Gobierno.
Asumir completamente el gasto de la obra se podría hacer si obtienen financiación a través de la Sociedad Mercantil Estatal de Infraestructuras Agrarias (Seiasa), entidad pública que da créditos a bajo o nulo interés y que permite financiar a largo plazo.
Otra vía de financiación es apelar a la declaración de “obra de interés general” en el año 2005, bajo ese paraguas Salcedo cree que se podrían acoger a ayudas públicas del 40%, sólo que en ese caso no entrarían fondos europeos. “Esta obra socialmente está muy bien vista, esperamos que las administraciones públicas sean recepctivas”, apostilla.
En el entorno del embalse de Gasset, construido para riegos a principios del siglo XX, se regaba sobre todo productos hortícolas y judías, que paulatinamente se han ido abandonando, como la remolacha. Ahora sobre todo hay cultivos leñosos, vid, pistacho, olivo, que necesitan menos agua y un uso más eficiente.