“Están siendo unas navidades muy entretenidas, con mucho honor por los reconocimientos pero siempre recordando que fue un trabajo en equipo”. Así define Raigal sus días de estancia en Ciudad Real antes de marchar a Alicante, donde también tiene familia.
Y lo hace minutos antes de hablar ante un repleto salón de actos con el alumnado del que fue su colegio y al que se siente orgulloso de regresar este año para explicarle a los adolescentes cómo ha acabado trabajando en Tailandia y como fue el rescate de los niños, que mantuvo en vilo al mundo entero, desde dentro.
Asimismo, a preguntas de los periodistas, también ha explicado cómo ser buzo es es una profesión un poco complicada “Es muy bonita, pero no me gustaría que mi hijo fuera buzo”, asegura tajante mientras que lo justifica en que, además de que se trata de una profesión de riesgo, “es muy complicado meterse en la industria, de hecho soy el único de mi promoción que está en activo de los 50 que éramos”.
Además de dar los detalles de cómo se efectuó el rescate, cómo se evaluaron las mejores soluciones para sacar a los niños y el monitor de allí con vida, reconocer la importancia del trabajo en equipo y hacer una mención especial al buzo que se dejó la vida en el rescate, Raigal ha explicado que Tailandia es un país con una cultura diferente “pero no un país tanto del tercer mundo como mucha gente piensa, aunque sí que hay muchas diferencias sociales.No sé si acabaré allí porque me gustaría volver, me tomo como una aventura”.
Pero para ello, debería encontrar un buen trabajo que le permitiera hacerlo y, aunque ha recibido alguna oferta, no le compensa y de momento, pese a la fama que le ha proporcionado su heroidicidad, “las empresas no se han interesado por mí”, bromea.
Por su parte, Julián Serna, director de ESO y Bachillerato del colegio Nuestra Señora del Prado-Marianistas, destaca que “es un verdadero orgullo” es que uno de sus ex alumnos haya sido capaz de desarrollar una acción heróica de la que estaba pendiente el mundo entero.
“Para los chicos va a ser una experiencia muy motivadora respecto a los valores que siempre queremos trabajar en el colegio como la solidaridad, sacrificio, respeto, altruismo… Que están reflejados en Fernando”, ha apuntado.
Una madre en un “ay”
Otros de los grandes protagonistas en la gesta de Fernando Raigal son su familia, que vivieron esos días con el evidente temor porque le pudiera pasar algo mientras trataba de salvar la vida de otros, explica su madre, Rosa María González, quien destaca que “fueron unos días de sentimientos encontrados ya que, si fue bonito y emocionante saber que mi hijo estaba realizando voluntario esa labor humanitaria, pero también estaba muy nerviosa”.
La madre de Fernando recuerda cómo el joven ciudadrealeño celebró su 33 años dentro de la cueva “y yo solo le decía que ayudara todo lo que el pudiera pero cuidándose mucho. Me contestaba ‘si mamá, tranquila que todo va a salir perfecto’ y así fue al final, aunque no estaban exentos de peligros. Por eso, como madre estaba en un ‘ay’. Es indescriptible”.
Ahora que ya tiene a su hijo con ella, aunque los medios de comunicación y los homenajes se lo arrebatamos temporalmente, afirma con orgullo maternal Rosa María González que “estamos viviendo un sueño y todo el mundo se está volcando con mi hijo, desde el Gobierno de España al Ayuntamiento de Ciudad Real o los medios de comunicación. Todo el mundo está rendido ante él y es muy bonito. Es el premio que se merece mi hijo”.
Además, en la charla de este miércoles hay un aliciente más porque, como recuerda, “este colegio lo llevamos en el corazón, porque aquí estudió Fernando y Elisabeth, mi otra hija, por lo que es volver al origen y reencontrarnos con los profesores. Estamos muy emocionados porque estamos muy a gusto”.