Francisco Javier Escudero Buendía es un investigador apasionado del Quijote, no en vano el génesis de esta nueva publicación es su tesis doctoral, que reconoce que, antaño, nunca tuvo la idea clara de entrar en la investigación cervantina. Todo dio un giro inesperado cuando se conmemoraron los centenarios de la publicación de la primera y segunda parte del Quijote, 2005 y 2015 respectivamente.
“Comprobé como cada vez que se proponía un nuevo lugar de La Mancha, una nueva ruta, una nueva teoría, cada vez se alejaba más del Toboso; yo había sido archivero de Socuéllamos y de Mota de Cuervo y había investigado a algún personaje, conocía, por ejemplo, que Juan Haldudo es un personaje real, y tenía otros indicios de que podía existir cierta realidad en el Quijote, que ciertos personajes históricos y escenas reales podían estar recogidos en la genial obra de Cervantes”, explica en una entrevista concedida a Lanzadigital.
Teorías cada vez más alejadas de La Mancha
Reitera que cuantas más teorías se hacían más se alejaban de la zona de alrededor del Toboso, de Quintanar, de Miguel Esteban, de Puebla de Almoradiel, de Alcázar de San Juan, “de todos esos pueblos y eso era un poco desasosegante; la idea era hacer un investigación documentaria, intentar volver a investigar en los archivos parroquiales, en los de las Órdenes Militares, en las Chancillerías de Granada o Valladolid, etc, para intentar ver si Cervantes se había basado en personajes reales, y en sucesos reales que hubieran ocurrido en La Mancha, y no en lugares tan alejados como se han propuesto”. Añade que, efectivamente, todo ha derivado en que lo que está buscando es la génesis del Quijote.
Escudero recuerda que, durante mucho tiempo, existió la teoría de ‘los modelos vivos’ en la que se sustentó el cervantismo desde mediados del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, principalmente. “Básicamente, establecía que Cervantes había cogido una serie de personajes, sus biografías, y los había incluido en su obra. Esta teoría fracasó porque no se pudo demostrar que había similitudes entre los nombres de los personajes reales y la novela. Es una teoría que, ahora mismo, está completamente desechada”.
No es una reedición de la teoría de los “modelos vivos”, él va mucho más allá
Y añade que su propuesta no es una reedición de esta teoría sino que va mucho más allá. “Cervantes era un escritor bastante complejo, ya nos podemos imaginar, y utilizaba muchísimos elementos, desde folclóricos, fuentes literarias e históricas, vivencias propias… y una de las fuentes que utilizaba era la de los personajes históricos que él conocía y los utilizó pero de una forma diferente a como se había pensado hasta ahora. Son personajes que, probablemente, no conoció personalmente y los insertaba en historias que no tenían nada que ver con ellos, en historias que tenían otras fuentes completamente diferentes”.
Francisco Javier Escudero defiende la teoría de que los personajes históricos son uno de los ingredientes con los que Cervantes “cocina” sus novelas y relatos “que son un plato complejo con muchos ingredientes”.
Y llegar hasta aquí ha sido un arduo trabajo. Cinco años de investigación dedicados en exclusiva pero, en realidad, es el trabajo de toda una vida; “tardes, fines de semana, vacaciones, muchos miles de horas en los que me he leído 450 procesos y miles de documentos”, relata.
Cambio de perspectiva
Francisco Javier explica que para obtener unos resultados diferentes ha tenido que cambiar la perspectiva a todos los niveles. “He cambiado de geografía, he buscado en lugares distintos, y también en fuentes documentales diferentes; procesos inquisitoriales del Archivo Diocesano de Cuenca, que es del que dependía La Mancha en aquella época, he buceado en los procesos recogidos en el Archivo Histórico de Toledo, también en archivos parroquiales de El Toboso, La Puebla de Almoradiel, Quintanar , Socuéllamos…, lo realmente importante son los procesos que contienen mucha más información de los personajes que los archivos parroquiales, alrededor de 250 páginas cada uno, y donde se recoge lugar de nacimiento, a qué se dedicaba, qué familia tenía, con quien se llevaba bien o mal…, algunos tienen 500 o 1.000 folios, como, por ejemplo, los de la Chancillería de Granada o de Valladolid”.
Tres volúmenes
La estructura de la tesis doctoral, que luego ha dado lugar a esta publicación, consta de tres volúmenes. El primero de los que componen “Personas y personajes del Quijote” reúne amplias biografías de una treintena de personajes históricos que están alrededor de El Toboso y que tienen homonimia, es decir, que tienen el nombre muy similar, o prácticamente igual, al que aparece en el Quijote.
“Prácticamente todos aparecen en la primera parte del Quijote, del capítulo I al XIX y, en la segunda parte, en el Palacio de los Duques, que parecen muchos personajes manchegos; en esas dos partes casi todos los nombres se han localizado alrededor de El Toboso, entre 1580 y 1590 y todos juntos, algo que es curioso”, explica.
El segundo volumen, coincidencia de nombres y aventuras
El segundo volumen de la obra profundiza en el protagonista de la universal novela en busca de fuentes históricas para la construcción del personaje. Según Javier Escudero, aquí lo que ha hecho ha sido tratar de buscar una coincidencia de nombres y de aventuras.
“Es decir, las aventuras de Don Quijote que tenemos todos nosotros guardadas en nuestra retina, en la que se pone nombre a sí mismo y se denomina de La Mancha, cuando se pone la armadura, o duela a reto a una persona, cuando va a ver su biblioteca y se la queman, o cuando ataca los molinos…, todas esas aventuras hay documentación de que hidalgos de la zona las hicieron, ir andando con lanza, rocines que se caen, contratar un criado y hacerse pasar por caballero, vestirse con armas medievales, todo este tipo de cuestiones se dieron en El Toboso, Quintanar y Miguel Esteban alrededor de 1580 y 1590”, explica.
El tercero, dedicado a Dulcinea
El tercer volumen de “Personas y personajes del Quijote” se centra en Dulcinea y aporta la biografía de varias hidalgas del tiempo de Cervantes que guardan similitudes con el personaje de ficción, descartando así el modelo establecido hasta el momento sobre Ana Zarco de Morales. Una de las propuestas de Javier Escudero es la de María Alonso. “Aquí lo que he hecho es buscar una serie de mujeres que se llamaran Lorenzo, había varias en El Toboso, y una serie de características con las que define Cervantes a Dulcinea y que se podían dar en muchas mujeres de la zona, lo que yo llamo tópicos”.
En definitiva, este libro de la Biblioteca Añil, primera parte de un estudio mucho más amplio, se erige en la defensa a ultranza de La Mancha como marco escogido y necesariamente buscado por Miguel de Cervantes para situar las aventuras del loco hidalgo y su escudero, y está dirigido tanto a investigadores como a cualquier lector interesado en conocer novedades y el contexto histórico en que se gestó una de las novelas más importantes de la literatura universal.