Geógrafos vinculados a la Universidad de Castilla-La Mancha y a la Universidad Complutense de Madrid han reclamado medidas de conservación urgente para los últimos bosques fósiles vivientes de la provincia de Ciudad Real que están a punto de desaparecer.
Así lo han explicado los geógrafos Pedro Pablo Buitrago Bravo, Enrique Luengo Nicolau y Rafael Ubaldo Gosálvez Rey que han realizado un trabajo de investigación que han presentado recientemente en el II Congreso Iberoamericano de Biogeografía y XII Congreso Español de Biogeografía que se ha celebrado en Pola de Somiedo (Asturias).
Los tres han señalado que este trabajo de investigación pone de manifiesto las escasas formaciones aluviales relictas catalogadas de hábitat de interés prioritario por la Unión Europea que se encuentran localizadas en la unidad natural de Los Montes de Ciudad Real, en la provincia de Ciudad Real.
En concreto, se trata de un avellanar en Luciana, un abedular en Piedrabuena y una aliseda que se extiende por los términos municipales de Abenójar, Cabezarados, Corral de Calatrava y Los Pozuelos de Calatrava.
Aunque actualmente estas formaciones vegetales relictas se encuentran amparadas por su inclusión en la Red Natura 2000, la red de espacios protegidos de la Unión Europea, la realidad, han señalado, “es que la Consejería de Desarrollo Sostenible se ha desentendido de tomar medidas de gestión concretas que frenen los problemas identificados en este estudio, lo que está repercutiendo en su estado de conservación e incluso en su supervivencia a corto plazo”.
Según el estudio presentado por los geógrafos, el abedular de Valdelapedriza y especialmente el avellanar del Campillo se encuentran en tal estado de degradación que podrían desaparecer en los próximos años si no se adoptan unas medidas sencillas y de bajo coste para su protección, entre las que estarían la instalación de un vallado cinegético y el cierre de balsas ganaderas, ha afirmado Pedro Buitrago.
Medidas que en un breve plazo de tiempo, ha advertido el geógrafo, “tendría un gran impacto para volver a recuperar la vitalidad y la salud, sobre todo del avellanar del Campillo, localizado en Luciana”.
Para Rafael Ubaldo Gosálvez Rey, profesor Titular de Geografía Física de la universidad regional, sería imprescindible dotar a estos restos de bosques fósiles vivientes de alguna figura de protección como podría ser la de Reserva Fluvial o la de Microreserva, en el marco de la Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha.
Por su parte, Enrique Luengo, ha puesto el acento en el origen milenario de estas poblaciones de avellano, aliso y abedul, y ha considerado que “es un deber moral protegerlas para las generaciones futuras pues se trata de un tipo de hábitat que para la Unión Europea es de interés prioritario”.
Y ha pedido a los responsables regionales y provinciales de Desarrollo Sostenible que “demuestren sensibilidad” antes la necesidad de conservar estos lugares que son un referente a nivel europeo y que deben poder ser disfrutados por las futuras generaciones.