El Parque de Atocha ha sido el escenario de un emotivo recuerdo y homenaje a los 188 policías nacionales víctimas del terrorismo entre 1968 y 2015 en la que ha sido la primera conmemoración del Día de las Víctimas del Terrorismo en la Policía Nacional, que desde este año se celebrará todos los 16 de junio. Fue el 16 de junio de 1981 cuando María José García Sánchez, de 23 años, fue la primera agente de policía asesinada en un atentado terrorista, durante un operativo antiterrorista en Zarautz.
Desde este 2024, el Día de las Víctimas del Terrorismo en la Policía Nacional será el tercer gran evento anual del cuerpo, tras el 13 de enero, día de su fundación, y el 2 de octubre, Día de los Santos Ángeles Custodios, patrón de la Policía.

Tras pasar revista a la formación en compañía del subdelegado del Gobierno, el comisario jefe provincial, José Alberto Camacho, ha subrayado la importancia de la conmemoración para reconocer, recordar y homenajear a los agentes que perdieron su vida defendiendo los derechos y las libertades de la ciudadanía. Además de por mantener la memoria, incidió en que es importante la deslegitimación del terrorismo de cara a las generaciones venideras.
Camacho ha resaltado la labor imprescindible de la Policía Nacional para salvaguardar la Constitución Española e indicó que seguirán en la primera línea para luchar contra los nuevos tipos de terrorismo.

Víctimas
Tras su intervención se recordó a los agentes naturales de la provincia que han fallecido en un acto terrorista o fueron heridos. Tres policías de la provincia de Ciudad Real perdieron su vida en atentados: Agustín Ginés Navarro, de Viso del Marqués; Luis Antonio Rodríguez García, de Valdepeñas; y Bernardo Pérez Sobrino, de Carrión de Calatrava.
El policía viseño Agustín Ginés Navarro, una de las primeras víctimas mortales de los Grapo. Fue asesinado en 1975 mientras prestaba servicio en el banco de la Avenida del Mediterráneo, en Madrid.
A las doce menos cuarto de la mañana del lunes 28 de agosto de 1978, un comando del Grapo asesinaba a tiros en Barcelona al Policía Armada, el valdepeñero Luis Antonio Rodríguez García, cuando se encontraba de guardia en la sucursal de Correos ubicada entre las calles Roger de Flor y Diputación de la ciudad condal.
Por último, en torno a las cuatro de la tarde del día 2 de abril, y mientras tomaba un café en el Bar Bautista del barrio bilbaíno de Uretamendi, un etarra disparaba dos veces por la espalda contra el Policía Nacional Bernardo Pérez Sobrino, hiriéndolo mortalmente en la cabeza.

Entrega de placas a las víctimas del terrorismo
En el acto en el Parque de Atocha, se entregaron placas a Agustín Ginés Navarro (recogida por su hijo), y a los heridos Samuel Bresó Fernández, Bernardo López Sobrino, Julián Romero Sierra y Mariano López Ramos.
Después tomó la palabra el subdelegado del Gobierno en la provincia de Ciudad Real, David Broceño, quien ha subrayado que es un honor recordar, homenajear y mantener viva la memoria de estos hombres y mujeres de la Policía Nacional víctimas del terrorismo, sacrificando su vida para defender nuestra libertad y nuestros derechos.
Recuperando una vivencia de la infancia, el subdelegado recuerda el sufrimiento de las familias con agentes destinados en el País Vasco en lo más duro de la lucha contra la banda terrorista ETA. Recordó cómo su tía lloraba en Nochevieja, pensando en su marido que se encontraba prestando servicio en Euskadi.

Tras recordar los duros y dolorosos atentados que sufrió España hace veinte años, uno de ellos en Ciudad Real, cuando el 6 de diciembre explotó un artefacto en el Bar El Peral, Broceño ha resaltado como siempre la Policía Nacional ha estado ahí, “actuando de manera ejemplar, y como siempre respondió con valentía y cohesión junto a una inquebrantable resistencia democrática de nuestro país”.
Libertad
“La libertad es más poderosa que el miedo”, ha afirmado el subdelegado, que ha incidido en la importancia de la unidad y la fortaleza ante una amenaza de terrorismo que es real y que “superaremos trabajando juntos por una sociedad más justa y solidaria”.
Por último, desveló los pilares que guiarán hacia una conmemoración significativa y respetuosa en días como este: la verdad, esencial para reconocer quienes fueron las víctimas y quienes perpetraron los actos; la justicia para someter a los terroristas al imperio de la de ley; la memoria para no olvidar a las víctimas ni el sufrimiento de sus familias; y la dignidad.

Tras lanzar vivas a España, el Rey y la Policía Nacional, se colocó una corona de flores bajo el Santo Angel Custodio, así como rosas blancas por parte de los familiares de los policías fallecidos y heridos.
El himno de la Policía Nacional cerró la primera conmemoración del Día de las Víctimas del Terrorismo en la Policía Nacional.