La alcaldesa de Horcajo de los Montes, Luisa Fernández, explica que la situación en la localidad está ahora tranquila –desde la semana pasada no hay ningún caso positivo-, pero señala que la repercusión del coronavirus entre la población obligó a una movilización general para hacer frente a la pandemia.
En declaraciones a Lanzadigital.com, Fernández señala que en el pueblo se han dado 3 fallecidos por el virus, 25 positivos y 30 casos sospechosos, un porcentaje muy alto para una población con apenas 883 habitantes,
Una situación particular que no se ha dado en el resto de pueblos de la comarca de los Montes Norte y el entorno del Parque Nacional de Cabañeros y cuyas causas todavía se desconocen.
Fernández señala que todo lo que se ha vivido en el pueblo se ha traducido en “miedo” en el ánimo de la gente, algo que le trasladaban a ella los voluntarios que estaban en contacto con los vecinos y con los afectados en sus domicilios.
“En todo caso –añade-, es cierto que se sentían amparados, es algo que también me han transmitido siempre. La sensación de no estar solos. El sentimiento de que se estaban preocupando por ellos”. “Ahora sigue el miedo, sobre todo en la gente mayor, pero la gente joven tiene otro aire”, explica.
La alcaldesa, que relata que se ha mantenido informada la gente con audios a través de las redes sociales, cuenta que, en los primeros días de marzo, ya se empezaron a conocer casos y que el médico de la localidad, Francisco Javier Rodríguez, antes de la declaración del estado de alarma y del confinamiento, le comenzó a dar recomendaciones de cómo actuar ante lo que venía encima.
Entre estas recomendaciones estaba la de hablar con los dueños de los bares del pueblo para ver la posibilidad de que pudieran cerrar porque “esto era un problema y me iba dando pautas y contando como estaba la situación”.
En este sentido, Fernández destaca la “orientación” de los sanitarios de la localidad, porque “estábamos todos muy perdidos”, asegura la alcaldesa.
Ofrecimientos
Desde el primer momento, también recuerda la alcaldesa, hubo muchos vecinos que se ofrecieron para colaborar en lo que fuera necesario.
El principal objetivo en aquel momento –Horcajo tiene una población en un 30 por ciento mayor de 65 años- era que la gente se quedara en casa, señala la alcaldesa. La población se dividió en gente vulnerable, gente mayor o gente que se sabía que se sabía que estaba enferma.
Cada uno de los voluntarios, se llegaron a contablizar hasta un total de 60, tuvo aginado un grupo de personas, que llamaban todos los días a cada una de esas personas de su grupo para conocer cómo estaban y cuáles eran sus necesidades.
El día 16 de marzo, explica Fernández, se pusieron en marcha otros dos servicios, uno, destinado a toda la población, que los establecimientos comerciales iban a atender los pedidos por teléfono y el Ayuntamiento ponía un voluntario y un vehículo para hacer el reparto.
Por otro lado, añade, se habló con el cartero, que estaba todos los días en la calle, y con Correros, para que esta persona hiciera el servicio de llevar medicamentos a las casas o “cosas que pudieran surgir sobre la marcha, como ir a sacar dinero a los bancos y llevarlo a dada domicilio para personas que no pudieran ir a las entidades”.
Fernández indica que se habló con las entidades bancarias del pueblo, con las que se firmó un convenio para nombrar al cartero como voluntario y, con el permiso de las personas afectadas, que pudiera llevarles el dinero, con toda la seguridad necesaria”.
Falta de material
En estos primeros días, la alcaldesa señala que había una falta de material de protección importante. También con voluntarios, dice, se empezó a fabricar material con bolsas de basura que se convertían en batas.
También se cosían mascarillas y se producía desinfectante, con agua y lejía, según las proporciones indicadas dentro los sanitarios para la mezcla.
Este material se entregaba tanto a los auxiliares del servicio de ayuda a domicilio como a personas que iban a limpiar a casas para que estuvieran protegidas y para que pudieran desinfectar los espacios de esas viviendas.
La alcaldesa dice que una de las principales preocupaciones eran las auxiliares de ayuda a domicilio que tenían que pasar a casas de casos positivos.
En ese sentido, indica que el médico le consiguió dos monos desechables que hicieron su función durante unos días, hasta que se pudieron conseguir más material.
En estado de cosas, se comunicó, dice, a la Subdelegación del Gobierno y a la Junta de Comunidades y “afortunadamente, en la Delegación de Agricultura encontraron una partida de monos de los que se utilizaban para el saneamiento y me los hicieron llegar, también con calzas para los pies”.
Fernández indica, ante realidad del pueblo, ayuntamiento de la zona también les suministraron material de protección. “Yo ni conocía a algunos de los alcaldes que me llamaron, incluso uno de Jaén, que nos mandó batas, también la Universidad”, señala.
“Ha sido una total colaboración –agrega –porque no teníamos donde recurrir, al principio, sobre todo para poder entrar en las casas de gene que sabíamos que eran positivas”.
Desinfección
La desinfección de las calles, realizada unas dos veces en semana, se ha realizado con agricultores voluntarios “que han puesto sus tractores”. En los lugares más concurridos ha actuado personal del Ayuntamiento y las patrullas de Geacam.
En viviendas de casos positivos, explica Fernández, también había voluntarios que entraban a desinfectar utilizando la proporción entre lejía y agua y llegaba a la vivienda “ropa, a todo”.
Ayuntamiento cerrado
Por ahora, asegura la alcaldesa, el Ayuntamiento permanece cerrado al público y se atiende por teléfono y telemáticamente. “Ya nos iremos planteando cuándo y cómo abrir y, seguramente, será con cita previa”, indica la Fernández.