Villanueva de los Infantes volvió a ser, el pasado sábado 7 de junio, el escenario del reencuentro más esperado del año: la XVII edición del Día del Abuelón, una tradición familiar que sigue creciendo en emoción, en recuerdos compartidos y, sobre todo, en amor.
Por primera vez, este encuentro no se celebró en su lugar habitual. Tras dieciséis ediciones consecutivas en el Santuario de la Virgen de la Antigua de Pinilla, en esta ocasión, la familia eligió como sede la Casa de Espiritualidad Santa María Josefa, también en Villanueva de los Infantes.
«Este espacio acogedor y sereno resultó ser el marco perfecto para el evento. Situada en un entorno natural privilegiado, la Casa de Espiritualidad ofrece un ambiente de paz y tranquilidad, ideal tanto para el recogimiento como para la convivencia. Sus habitaciones sencillas y cómodas, junto con zonas comunes pensadas para el encuentro y la reflexión, propiciaron una jornada cálida y cercana. Un verdadero refugio para el alma», como explica Luis Ballesteros, miembro del grupo.
Cerca de 80 personas procedentes de todos los rincones de España —Alicante, Gijón, Madrid, Córdoba, Oviedo, Ruidera, y por supuesto, Villanueva de los Infantes— se dieron cita en esta reunión familiar que ya es patrimonio emocional de varias generaciones. Niños, jóvenes y mayores disfrutaron de un ambiente festivo repleto de actividades: juegos, risas, comida, bebida, piscina… y el tradicional partido de fútbol entre solteros y casados, que volvió a provocar carcajadas y momentos inolvidables. El árbitro, como siempre, justo pero con cariño, fue Ballesteros.
Y como cada año, no podía faltar uno de los momentos más esperados: la elección de la Miss Abueloncilla. «En esta edición tan especial, tras una votación masiva, el título recayó con gran alegría en mi hija Carmen, quien recibió el cariño de todos con una sonrisa que iluminó el día. ¡Qué gusto y qué orgullo verla disfrutar y representar con tanta ternura a la nueva generación de Abuelones!», destaca Luis Ballesteros.
La historia de esta entrañable familia comienza con el matrimonio formado por Tomás Pacheco y Ventura Fernández, que compaginaban su trabajo en el campo con un horno de pan. De esa unión nacieron cinco hijos —Agustina, Antonio, José Luis, Francisco y Trinidad— que con el paso de los años dieron lugar a una extensa y querida descendencia conocida en el pueblo como «Los Abuelones», en honor al apodo de su patriarca: «El Abuelón».
Hoy, ya en la cuarta generación, la tradición del pan continúa con uno de sus nietos, cuyos productos artesanos bajo la marca «El Abuelón» son reconocidos en toda la comarca del Campo de Montiel, como han recogido diversos medios locales.
Desde que en 2005 surgiera la idea de celebrar esta cita anual, el primer sábado de junio se ha convertido en una fecha señalada para esta familia.
Porque los «Abuelones» no solo celebran una comida: celebran la vida, la herencia emocional, el orgullo de pertenecer a una historia compartida. Y, sobre todo, celebran el amor que une más allá de los kilómetros y los años.