Las bioquímicas Raquel Bodoque (1994) y Sonia Muñoz (1995), y la bióloga Carmen Ortega (1996) son tres de las caras visibles más jóvenes de la investigación oncológica en Ciudad Real.
Llegadas desde Cuenca, Benidorm (Alicante) y Murcia, están inmersas desde hace alrededor de un año en diferentes grupos de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y el Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR). Desde sus respectivas disciplinas participan en proyectos para la prevención y mejora del diagnóstico de la enfermedad, o para la implementación de nuevos y más eficaces tratamientos de los tumores con peor pronóstico.
Todo gracias a las primeras becas predoctorales que la delegación de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Ciudad Real les ha concedido para los próximos cuatro años, con una dotación global de más de 240.000 euros.
Las tres líneas científicas, epidemiológica, clínica o traslacional, sobre distintos tipos de cánceres han sido presentadas esta mañana por estas investigadoras en el transcurso del I Congreso de Personas con Cáncer y Familiares, que se celebra este fin de semana en el Paraninfo Luis Arroyo de Ciudad Real.
Modelos matemáticos para anticiparse al glioblastoma
La murciana Carmen Ortega desarrolla su proyecto en el Laboratorio de Oncología Matemática (MOLAB), ubicado en la Escuela de Industriales de la UCLM, y está centrado en los estudios sobre el glioblastoma, el tumor cerebral maligno más frecuente y con “bastante mal pronóstico”.

En concreto, el equipo donde trabaja Ortega desarrolla modelos matemáticos por ordenador que simulan la neoplasia en base a datos de pacientes reales para así poder analizar sus parámetros evolutivos y “si es más o menos agresivo” y “ver cómo responde a los tratamientos”. A través de las estrategias terapéuticas pretenden “intentar adelantarnos a la respuesta que podrían tener los tumores ante los tratamientos”, explica.
“Predecir qué puede pasar y de qué estrategias terapéuticas pueden beneficiarse más a nivel personalizando”, porque “cada respuesta diferente”.
Resveratrol y Xanthohumol para la prevención
En el caso de la benidormina Sonia Muñoz está desarrollando la beca en el grupo de Neuroquímica de la Facultad de Ciencias Tecnológicas y Químicas de UCLM dentro del proyecto ‘Papel preventivo de antioxidantes naturales de alimentos como resveratrol y Xanthohumol’.

“Trabajamos con estas dos moléculas con efectos antitumorales y antioxidantes”, explica.
El resveratrol está presente en el vino tinto, la uva y el cacahuete y el xanthohumol en el lúpulo de la cerveza, “y estamos comprobando si frenan el crecimiento tumor y si lo hacen a través de unas proteínas llamadas receptores de adenosina, que determinan la formación, crecimiento o metástasis del tumor”.
El proyecto se centra en la prevención de la formación de tumores y se suma a las evidencias de estudios preliminares.
Nuevos tratamientos contra el cáncer de páncreas
Raquel Bodoque, por su parte, está centrada en el estudio del cáncer de páncreas que sigue la Unidad de Investigación Traslacional del Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGRCR), dirigida por el doctor David Padilla Valverde.

El tumor originado en la glándula pancreática es la cuarta causa de muerte relacionada con cáncer, y sólo tiene un 20% de pacientes con opción quirúrgica curativa, y una supervivencia a los cinco años por debajo del 10%.
La agresividad de este tipo de cáncer se debe a la acción de las células madre tumorales, caracterizadas por su resistencia a los fármacos quimioterápicos. Incluso “pueden pasar desapercibidas durante el tratamiento” y cuando éste se acaba “pueden actuar y generar la recidiva o reaparición del tumor”.
Desde el HGUCR trabajan a dos niveles: a nivel clínico con la aplicación durante la cirugía de quimiohipertermia (HIPEC), una técnica que consiste en administrar el fármaco por vía intraperitoneal utilizando calor, con el fin de obtener mayores concentraciones de la sustancia en la zona dañada y potenciar su efecto. Según Bodoque sirve para «evaluar en un futuro si tiene mejores efectos y pronóstico que el tratamiento convencional de cirugía citorreductora y quimioterapia intraperitoneal».
La nueva vía de abordaje, explica la joven investigadora, mejoraría el pronóstico de la enfermedad y disminuiría la recidiva locorregional.
Por su parte, en el laboratorio «estamos intentando determinar esas células madres para justificar la recidiva», además de probar «diferentes combinaciones de fármacos que sean más óptimos que los actuales para poder combatirlas»