El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Ciudad Real ha investigado a una persona por la destrucción total de un bombo de piedra seca en el término municipal de Manzanares. La construcción está incluida en el inventario de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha y en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del Plan de Ordenamiento Municipal.
La investigación sobre la destrucción de esta edificación típica de la arquitectura popular manchega surgió a raíz de la denuncia de un particular, tal y como dio a conocer Lanza la semana pasada. El investigado, vecino de Membrilla, es presunto autor de “un delito sobre el patrimonio histórico”.
Dentro de su marco de actuación, el Seprona lleva planes operativos para prevenir daños en los bienes y espacios incluidos en el inventario de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha. La Guardia Civil ha entregado las diligencias instruidas en el Decanato de los Juzgados de Manzanares (CR).
La historia de los bombos
Localizada en una zona llana de campiña agrícola dedicada a labores de regadío en el paraje de Pedro Alonso con acceso por la carretera de Llanos, la construcción, de principios del siglo XX, tenía dos estancias elípticas. La estancia principal era de mayor tamaño, tenía una puerta de acceso y formaba una especie de pórtico con bóveda de medio cañón.
La Guardia Civil informa en nota de prensa de que “estas construcciones de planta redonda o elíptica, típicas de la provincia de Ciudad Real, servían como refugio temporal para pastores y labradores junto con sus animales y aperos de labranza, debido a su estilo de vida itinerante”. En muchos casos se utilizaba como vivienda para todo el año, cuando el trabajador enlazaba diversas faenas a lo largo de las cuatro estaciones.
De carácter agrícola, los bombos son construcciones rústicas muy comunes en Tomelloso, aunque están extendidas en diferentes zonas de la geografía manchega, desde Valdepeñas a Albacete. Su origen podría estar en las construcciones de piedra de la edad prehistórica, aunque hay que avanzar hasta el siglo XIII con la llegada de la Mesta, para documentar elementos similares en La Mancha.
Asimismo, están construidos de forma natural con piedra del lugar, desenterrada por el arado y amontonada en las lindes. En las paredes aparece piedra sobre piedra sin ligar, sin ningún tipo de argamasa, técnica que se conoce como “piedra seca”. El techado se realiza en forma de falsa bóveda y su planta suele ser circular. En el interior es típico encontrar una zona de chimenea y otra de cuadra.