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Cuando ya parecía que la fortuna pretendía pasar de puntillas por la provincia de Ciudad Real, dejando pequeños premios procedentes de décimos únicos obtenidos a través de la máquina, finalmente ha sido un hombre sencillo y de gran corazón quien ha traído la suerte a Campo de Criptana, concretamente a las trabajadoras de la residencia de mayores en las que él es voluntario los fines de semana.
Como si un cuento de Navidad se tratara, Jesús Martínez aún está en una nube en la que no es consciente de que ha traído una lluvia de millones gracias a que siguió su instinto en dos ocasiones: una cuando se decidió a comprar un Mercedes Clásico W 123 del que se enamoró en un pueblecito de Lugo y otra cuando, no quedando ningún 25 como le habían encargado, se decantó por el número 8 que es su número de la suerte.
La historia comienza hace muchos años, tanto como los que Jesús Martínez lleva siendo voluntario de la residencia de ancianos Sagrado Corazón de su localidad, ya que a partir de ese momento los trabajadores del centro le encargaban lotería de navidad de cualquiera de sus viajes y fuera el número que fuera.
Sin suerte… Hasta ahora en la residencia de Criptana
Y así ha cumplido muchos años con la tradición sin que hubiera suerte… Hasta este año que ha llevado una lluvia de 12 millones de euros hasta Campo de Criptana que, además, están muy repartidos y han tocado a gente trabajadora “que, quien más y quien menos tiene sus hipotecas y sus sueldos no son muy altos. Por eso estoy especialmente contento, porque el dinero se ha repartido entre gente muy sencilla, además de que también les ha llegado a mis dos hermanos. Darles suerte a la familia es algo que siempre quieres también”.
Jesús Martínez atiende a Lanza desde su camión porque, pese a ser “millonario” desde hoy, él ha seguido trabajando igual que va a seguir haciendo. “De hecho ya tengo trabajos programados para el martes después de Navidad y los voy a hacer porque quiero seguir con mi vida normal, solo que con un poco más de tranquilidad que te da el dinero”, afirma.
Desde la cabina de ese vehículos en la que ha hecho miles de kilómetros -y en la que en esta ocasión conduce un compañero, por lo que puede hablar más relajadamente- explica que la historia se inició este año en el puente de la Inmaculada cuando, “en una noche de perros, en la que llovía muchísimo”, subió con su hijo a la localidad lucense de Vilalba porque por fín se había decidido a hacer realidad uno de sus sueños: Comprar un clásico, un Mercedes W123 -de mediados de los 70 y los 80- que había visto en un viaje anterior.
“Me gustan mucho los coches clásicos, aunque lo que tengo es un R-4 del 77 que conduzco mucho, y tras contactar con el propietario, mi hijo Luis Jesús y yo nos fuimos a recogerlo en mi coche para luego bajar yo con el clásico” detalla, al tiempo que señala que ya aprovecharon para comer con quien les vendió el coche y descansar y decidieron que comprarían allí los décimos de lotería que cada año le encargaban sus ‘compañeros’ de la residencia y de cuya recaudación “se había encargado este año Elena, una chica rumana muy simpática”.
8, el número mágico
Fue el vendedor quien les llevó a la administración de lotería y aunque en principio pidió un 25 que le habían pedido -aunque no los chicos de las residencias- no había, por lo que la lotera le ofreció varios números y Jesús decidió quedarse con el que terminaba en 8 “que es mi número de la suerte. Me parece mágico aunque otros creen que es el 7, incluso por la bola número 8 del billar”.
Y esa carambola, entre la ausencia de un número y la presencia de otro, es la que ha permitido que lleguen a varias familias de Campo de Criptana doce millones de euros que, seguramente, permitirán tapar muchos agujeros.
En este sentido, el ‘héroe’ del día para la residencia Sagrado Corazón, aclara que sólo las trabajadoras jugaban ese número con él -excepto tres que no quisieron participar-, de forma que no les ha tocado ni a las monjas ni a los ancianos salvo a uno que había comprado décimos para él y su familia.
Se enteró en Burgos
Jesús Martínez inició la jornada de este viernes como cualquier otra, trabajando, cuando poco después de las 12 le llamaba el expropietario de su flamante coche clásico -que al ver que él compraba 30 décimos también se animó- para comunicarle la buena nueva. Sin embargo, como el décimo estaba en su casa, no se lo terminaba de creer hasta que tres minutos después lo llamó su hermano para confirmárselo, y cinco más tarde Elena, de la residencia, “donde todos estaban eufóricos”.
Sin embargo, continúa relatando, “peor ha sido mi mujer Marisa, que la he tenido que llamar tres o cuatro veces para decirle que nos había tocado el Gordo y aún así no se lo ha creído hasta que la ha llamado más gente” cuenta entre risas.
Pero es que lo mismo le ha ocurrido con su hermano pequeño, que casualmente cumplía hoy los años “y cuando le he llamado para felicitarle y le he dicho ‘felicidades millonario’ no sabía de qué le hablaba y parecía una conversación de besugos. Hasta que le he recordado el décimo que le traje y finalmente se lo ha creído. Pero estamos todos como en una nube”, insiste.
Todos menos tres trabajadores de la residencia de Campo de Criptana que no quisieron participar y que, aunque hoy se hayan arrepentido, están muy felices por la suerte que han tenido sus compañeros.
Durante la entrevista, Jesús Martínez hace hincapié en varias ocasiones en lo importante que ha sido también en esta bonita historia su hijo Luis Jesús Martínez, “porque si él no me hubiera acompañado a recoger el coche, no habríamos comprado el Gordo del Sorteo Extraordinario de Lotería de Navidad. Los propietarios a los que se lo compré están encantados y creo que a partir de ahora ese va a ser mi coche favorito”, bromea, al tiempo que insiste en el orgullo que supone la alegría que ha llevado “a unas trabajadores que cuidan y se desviven por los abuelos de la residencia”.
Planes de futuro
Jesús Martínez es un hombre sencillo y aunque reconoce que en muchas ocasiones había pensado lo que haría si le tocara la lotería y, cuando ha llegado el momento, lo que ha hecho ha sido seguir “con mi camión e ir a lavarlo que iba a hacer. Incluso el hijo del dueño de la empresa me ha llamado, primero para felicitarme y luego para ver si iba alguien a por el camión a Burgos, pero le he dicho que pienso seguir con mi vida normal y trabajando en una empresa familiar en la que me siento cómodo. Aunque es verdad que ahora con más tranquilidad”.
Y por lo que se refiere caprichos en lo único que ha pensado es el pagar el máster que está haciendo su hijo -que es psicólogo y que hasta ahora se lo financiaba con sus pequeños ingresos-.
“Y esta noche cuando llegue, además de abrazar a mi mujer y mi familia, quizá nos acerquemos al club de moteros del que formo parte e invite a las bebidas”, indica feliz.
Las máquinas traen la suerte
Por lo que se refiere al resto de la provincia han sido pequeños pellizcos los que ha dejado la suerte gracias a décimos únicos vendido a través de terminales. Así ha ocurrido en localidades como Ciudad Real, concretamente en la Administración de Lotería número 10, ubicada en la calle General Rey.
Así lo ha explicado a Lanzadigital.com la administradora, Manuela del Castillo, quien ha destacado que es el primer premio que reparte del Sorteo de Navidad desde que comenzó a vender lotería hace 20 años como Administración de Lotería. El mismo número se ha vendido, un décimo, en Villahermosa.
También ha sido la primera vez en este sorteo para Santiago Fernández de Simón, del despacho y administración Laura de Daimiel, que ha vendido un décimo de un tempranero segundo premio, el 51.244.
Por otra parte, el sexto quinto premio que ha salido sobre las once y cuarto de la mañana ha viajado hasta las localidades de Alcázar de San Juan y Membrilla, donde se han repartido 12.000 euros -6.000 en cada municipio-, con el número 00.580.
Finalmente, y aunque habrá más pedreas como la de la lotería de la Hermandad de la Santa Cena, hay que indicar que la administración de lotería de la Plaza Mayor ha vendido 30 series del número 73.881 que ha sido premiado con una pedrea, 30.000 euros.