La profesión de la Abogacía en España se ha reivindicado como un servicio imprescindible en la impartición de justicia a la ciudadanía, tanto a victimarios como a víctimas, tal y como ha quedado patente en la pandemia donde, como colectivo esencial, “estuvo en primera línea” y “nadie implicado en alguna causa se quedó sin atender”.
Así lo han manifestado este miércoles en Ciudad Real la vicepresidenta del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), Eugenia Gay, y el decano del Colegio provincial de Abogados (ICACiudadReal), Cipriano Arteche.
Ambos cargos, en este caso Gay como decana del Colegio de Abogados de Barcelona (ICAB), han firmado un convenio entre la Escuela de Práctica Jurídica del #ICACiudadReal y el Centro de Formación @comunicacioicab, en el que ambas corporaciones fomentarán conjuntamente actividades de carácter académico y profesional.
Gay, que ha ejercido de madrina en el acto de imposición de togas a 33 nuevos abogados ciudarrealeños, quince hombres y 18 mujeres, ha demandado “más inversión” por parte de los poderes públicos a esta profesión, pilar de la Constitución, a la vez que ha reclamado contraprestaciones “más ajustadas” para el servicio del turno de oficio, una tutela “básica” para la justicia pero ruinosa para los letrados, según ha reiterado.
Gay ha recordado el mandato constitucional que tienen los abogados, recogido en el artículo 24, centrado en la defensa de “los derechos y libertades” de la ciudadanía. Se trata de una profesión con una proyección social innegable”, como se demostró en el Estado de Alarma, y que por ello, las administraciones han de apostar “para tener una justicia de calidad, eficaz y eficiente”.
Los colegios de abogados, ha explicado, no sólo han de trabajar para “estructurar y defender a la profesión”, sino para “ser un punto de equilibrio en la sociedad contra los posibles abusos”.
Respecto a los pagos del servicio de tutela, Gay ha dicho que es una reivindicación “histórica de la abogacía”, pues no representan el “valor y la importancia que ofrece el abogado”. También ha denunciado la “desigualdad” en estas contraprestaciones, dado que las tarifas no son homogéneas al ser competencia de las comunidades autónomas.
El decano de los abogados ciudarrealeños ha recordado, en este sentido, que en el caso de Cataluña los importes son más ponderados (tienen las competencias), mientras que en territorios como Ciudad Real, dentro del ámbito “común”, los pagos son “escasos y simbólicos”. Al menos, ha celebrado Arteche, las liquidaciones ahora se realizan “con carácter mensual”.
Convenio
Respecto al convenio suscrito, Gay ha considerado “necesario” que la abogacía “esté formada y preparada” para solventar cualquier asunto judicial “con un servicio excelente y de calidad”.
Arteche ha aplaudido el acuerdo, a la hora de contar con acciones formativas sobre los principales debates normativos tanto para los colegiados como para los alumnos del máster de la Abogacía. Ya en la época de restricciones, el Colegio de Abogados de Barcelona “nos permitió entrar en la web y acceder a cursos online”.
Ahora, la colaboración “será más permanente y más comprometida”, ya que plataforma formativa barcelonesa “es continuada y de calidad”, y fue muy activa tras el estado de alarma, un tiempo en el que se incrementó de forma exponencial la “actividad normativa” para poder cubrir “los efectos de la crisis sanitaria, económica y social”. “Nos obligó, ha comentado Gay, a estar en constante formación para abordar esas novedades legislativas que el Gobierno publicaba de manera urgente e improvisada para desarrollar sus políticas”.
Fueron meses en los que “toda la Abogacía del Estado” estuvo trabajando para interpretar las normas y poder trasladarlas a la sociedad.
Madrina
También se ha mostrado orgullosa de amadrinar a las nuevas promociones de abogados de Ciudad Real, y de trasladarles los principios deontológicos que rigen al colectivo como garantes de la defensa y protección de los derechos y libertades de los ciudadanos ante los tribunales.
“Sin abogados, no hay justicia”, ha puntualizado Arteche, quien ha valorado la labor realizada por los letrados durante la pandemia. “Es una de las profesiones que no paró, porque era esencial, y tenía libertad para trabajar”, a pesar de los riesgos que acarreaba acudir físicamente a establecimientos policiales o judiciales. “Estuvo a la altura de las circunstancias”, ha remachado.