El pasado viernes, 10 de febrero, la Asociación Cultural Club de Vinos de Ciudad Real llevó a cabo una cata de seis vinos, casi en su totalidad monovarietales de garnacha tintorera, procedentes de la Denominación de Origen Almansa.
La cata fue presentada y dirigida por la presidente del Club Fátima de la Flor Casas, quien ilustró las principales características geográficas, edáficas y climáticas de la Denominación de Origen Almansa y las de su principal seña de identidad enológica, que es la mencionada variedad garnacha tintorera.
Esta variedad, cuya característica principal es la de presentar una pulpa tinta siendo, además, una de las escasísimas variedades de uva que expresan dicha cualidad, era hace años empleada casi exclusivamente para incrementar el color de los vinos tintos de La Mancha. Muy a principios de los años 2000, comenzó a vinificarse con el propósito de producir vinos para su consumo como varietales, es decir, vinos que proceden de una sola variedad de uva. Y podemos decir que el empeño inicial de alguna bodega como, por ejemplo, Bodegas Piqueras de Almansa, se ha visto, veinte años después, recompensado con el éxito, según indica la asociación en nota de prensa.
Los vinos de garnacha tintorera poseen una capa muy intensa, de gran estabilidad temporal y del todo lógica si recordamos su pulpa tintada. Su muy bien equilibrada acidez y su alto contenido glicérico, así como un grado alcohólico medio-alto bien integrado, hacen de ellos unos vinos de gran estructura y longevidad. Son, además, vinos de mucha tipicidad que, con independencia de las diferencias de altura y temperaturas medias de la Denominación de Origen, se identifican perfectamente. Sin duda, se trata de unos vinos que expresan perfectamente el concepto de terroir (terruño) que consiste en la combinación de elementos como el clima, la variedad de uva, las características del suelo y las prácticas de cultivo propias de una pequeña región geográfica.
Los vinos catados fueron: Tintoralba Roble; Piqueras; Mar García, de Dehesa El Carrascal; 1752, de bodegas El Tanino; 1860, de Bodegas Cano; y, por último, Atalaya del Camino, de Juan Gil, este último con un 15% de variedad Monastrell.
Cabe resaltar, por último, que esta cata se encuadra dentro de una serie que el Club de Vinos de Ciudad Real tiene previsto realizar a lo largo de esta año para recorrer cada una de las nueve Denominaciones de Origen que se localizan, total o parcialmente, en Castilla-La Mancha.