El 10 de mayo de 1841 el General Baldomero Espartero paseaba orgulloso por las Cortes camino al Palacio Real. Acababa de ser nombrado regente de España tras unos meses tumultuosos con la “revolución de 1840” que acabó con la regencia de María Cristina de Borbón, madre de la futura reina Isabel II.
Espartero alcanzaba la cima del poder tras una fulgurante trayectoria militar nunca vista en ningún lugar del mundo: de soldado raso, escalón a escalón, hasta el timón de mando de todo un país.
Pero la historia de Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro hasta la regencia arrancaba lejos de los mármoles, tapices y el lujo de la Corte madrileña. Fue 48 años antes, el 27 de febrero 1793, en la humilde casa de un carretero de Granátula de Calatrava.
En la que es ahora el número 7 de la calle, en su honor, Duque de la Victoria, nació Joaquín Baldomero, el menor de ocho hermanos y una hermana. Su padre, un carpintero de carretas, lo encaminaba para que fuera hombre de la Iglesia mientras estudiaba artes y filosofía en la Universidad de nuestra Señora del Rosario de Almagro, pero en la Guerra de la Independencia se alistó y, desde entonces, no soltó el fusil, ascenso tras ascenso, guerra tras guerra.
Se dice que su inquietud, su saber y sus modales campechanos, que le granjearon la simpatía popular, le auparon hasta la regencia, pero pudo llegar mucho más allá y no quiso. Idas y venidas, conspiraciones y la ausencia de líderes con carisma originaron que tras ser destronada Isabel II, el general Prim y Pascual Madoz le ofrecieran en 1868 la Corona de España, pero la rechazó.
El humilde hijo menor de un carretero de un pequeño pueblo del Campo de Calatrava no quiso ser Rey de España.
En 2018 se cumplen 225 años del nacimiento de este hijo ilustre de Granátula de Calatrava y el pueblo quiere rendirle el homenaje que merece. Por este motivo el Ayuntamiento está trabajando para que su casa natal pueda acoger el próximo año actividades con motivo de esta efeméride.
La parte más complicada ya se ha logrado. El pasado marzo culminó un proceso lento que se ha dilatado durante años: la donación de la casa donde nació Espartero al Ayuntamiento.
Desde los años 80 la casa ha estado deshabitada, con Manuel Ledesma como último morador, aunque se conserva en muy buen estado, porque Vicente Marzo se hizo con ella y la reformó con vistas a crear un museo sobre la figura del exitoso general granatuleño.
Como recuerda el alcalde de la localidad, Félix Herrera, ha sido un proceso muy largo. En su primera época como concejal de Granátula mantuvo conversaciones para la donación de la casa y enseres y documentos que pudieran ser de interés, pero no llegaron a fructificar.
Tras la muerte de Marzo, las conversaciones continuaron con su heredero, aunque también falleció al poco tiempo. Ya fue con los últimos propietarios, los hermanos Malagón, naturales de Valenzuela de Calatrava, cuando el proceso culminó, con el paso de los años, en éxito.
El abogado de estos hermanos, Francisco Delgado, detalla que el carácter humanista de esta familia motivó el deseo de donar el inmueble al Ayuntamiento con una única condición, que antes de diez años se abra como un centro cultural dedicado a la figura del General Espartero.
Y esa es la intención del Ayuntamiento, que ahora mismo está pensando sobre qué se puede hacer en este inmueble. Su primera idea es rehabilitar la parte de la entrada para que esté lista para los 225 años del nacimiento del general y, con el tiempo, continuar poco a poco llenando de contenido ese futuro centro cultural.
Sala de exposiciones, de conferencias… “son muchas las cosas que nos gustaría hacer y, es que, todavía estamos descubriendo la casa”, resalta el alcalde de Granátula. La idea general es que sea museo, centro cultural… “un todo”.
Mientras el proyecto fluye, Félix Herrera guarda como oro en paño la gran placa que en 1970 se colocó en la fachada de la casa y que corría riesgo de caerse. En ella se recogen todos los títulos que Baldomero Espartero logró a lo largo de sus 86 años de vida.
Esta placa es uno de los grandes tesoros con los que cuenta el Ayuntamiento granatuleño, que se ha marcado tener conversaciones con el Museo del Ejército y con Logroño (ciudad en la que el general pasó la última etapa de su vida) para lograr material interesante sobre Espartero y sirvan de eje para el futuro centro.
Lo que en Granátula de Calatrava sí está presente es que no se va a olvidar de su hijo ilustre y el próximo año celebrarán la efeméride de Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro como se merece y que en unos años tendrán un gran centro cultural en su honor.