El confinamiento de más de 40 días por la pandemia de la Covid-19 ha provocado cambios en la percepción de la convivencia de las familias en los hogares. Sobre todo si el aislamiento se ha hecho en viviendas interiores o sin patio.
Se trata de una situación que ha marcado decisiones a la hora de pasar el verano o de comprar o alquilar una casa, teniendo en cuenta las limitaciones de seguridad que siguen vigentes. La tendencia, según fuentes del sector inmobiliario, ha cambiado y las preferencias entre los ciudadanos de la provincia de Ciudad Real se centran en casas al aire libre, con piscina y espacios abiertos en entornos verdes.
Subida estratosférica
Jorge Narváez, gerente de Inmogestiona Narváez Asesores, con oficinas en Puertollano y Ciudad Real, habla de “una subida estratosférica” en el alquiler de este segmento de viviendas.
“Hay una demanda brutal de casas con piscina y de campo pero la oferta es escasísima”, explica el agente inmobiliario, que apunta a una lógica incapacidad para cerrar operaciones.
“No hemos podido llevar a cabo más alquileres porque no hay, si hubiéramos tenido el doble de oferta, le hubiéramos dado salida”, aclara.
Narváez analiza la nueva tendencia en el marco nacional, donde tiene “más sentido”, ya que se trata de un ámbito donde el arrendamiento puede alcanzar más de 1.000 euros.
En el caso de las ventas de casas, la provincia ciudarrealeña mantiene “la misma demanda”, con el producto de inversión como protagonista, muy por encima de la compra de vivienda familiar.
“No hemos notado relajación” por la crisis sanitaria, asegura Narváez, más bien “todo lo contrario”. En concreto, señala que han cerrado operaciones pendientes a precios similares a los de mediados de marzo.
En este caso, las prioridades también apuntan hacia espacios abiertos, con balcones, terrazas o patios que aporten luz natural y visión a la calle para “hacer posible una vida más cómoda”.
Preferencia por áticos, adosados o pareados
María José Marqués, comercial de Inmobiliaria La Galana de Valdepeñas también confirma esta tendencia. “Hay mucha demanda de casas y poca oferta”, sostiene.
Las consultas son diarias pero la cifra de viviendas con espacios abiertos es escasísima.
“Hay gente con propiedades en El Peral (paraje natural cercano a la localidad) que otros años en verano alquilaban pero ahora las están ocupando ellos o sus familiares”, explica la portavoz.
En el caso de la compra también coinciden estas preferencias y son más los clientes “que se decantan por áticos con terrazas de uso privativo, adosados y pareados o viviendas con terrazas o patios”.
El cambio de dinámica también se ha notado en el cierre de las operaciones económicas de los productos inmobiliarios, especialmente a nivel particular, explica Marqués. “La gente negocia más que antes” y de alguna manera, por la incertidumbre del escenario de pandemia, los propietarios “prefieren vender”.
Se nota mucho más, agrega la comercial, en los activos bancarios que La Galana “trabaja en toda la provincia”. En este caso, los precios “han bajado de manera considerable”, tanto que se han cerrado operaciones de compra de viviendas de entidades financieras “impensable antes de la pandemia”. Las rebajas han llegado incluso al 50% del precio publicado de venta. “Los bancos se quieren deshacer de estas propiedades y además también tienen miedo a la ocupación, como ya ha ocurrido en la provincia, incluso en viviendas de lujo”.
Vacaciones al aire libre
En la comarca de Alcázar de San Juan se ha registrado similar incentivo entre los interesados en alquilar casas tras varios meses de confinamiento.
Para Jacinto Sánchez Flores, uno de los socios de la inmobiliaria alcazareña Sánchez Monreal, las vacaciones han sido el detonante a la hora de preguntar por casas en zonas más verdes e instalaciones al aire libre para alquilar.
“Hay quien tiene miedo a desplazarse a otros lugares a pasar las vacaciones de verano y busca esparcimiento y salir de la vivienda donde ha estado confinado”, explica.
A su juicio, además, el entorno natural “da más sensación de protección”.
Las reservas se iniciaron con fuerza hace semanas en la localidad alcazareña pero “no hay mucha oferta”, al tratarse de “un producto de segunda residencia”, apunta Sánchez. “Quien tiene disponible este tipo de viviendas la suele usar en verano”, o como opción “la alquila todo el año”.
Respecto a la demanda de compra, asegura que “los criterios han variado un poco”, y los pisos con terraza “se valoran más”.
Respecto a los precios, asegura que se han mantenido en el mismo valor que antes de la pandemia, aunque una posible recesión económica podría hacerlos caer. Sánchez recuerda que se trata de un mercado “que se mueve por la oferta y la demanda” y la situación laboral, con la prórroga de los Ertes hasta el 30 de septiembre, “se mantiene más o menos”.