José Ramón Montoya, Ingeniero Agrónomo. Presidente de la Asociación para la Conservación y Defensa del Valle de Alcudia y Sierra Madrona (ACODEVAN) y miembro de la Federación de la Dehesa Española (FEDEHESA)
La dehesa es el resultado de la acertada interacción entre el nombre y la naturaleza a lo largo de los siglos. La ganadería extensiva representa un papel protagonista en la formación, aprovechamiento y mantenimiento de la dehesa. Este binomio dehesa- ganadería extensiva es único en el mundo. Su mantenimiento y conservación es necesario para el desarrollo en muchas zonas rurales.
De un total de 3,5 millones de hectáreas en España, en Castilla la Mancha hay aproximadamente 700.000 has (20%), siendo Extremadura la de mayor extensión , 35%, Andalucía 27%, Castilla y León 13% y Madrid 3% (Pulido y Picardo).
La Administración española, no ha sabido defender en los foros europeos la peculiaridad de la dehesa. Así tenemos que aplicar sobre ella una legislación que para nada se corresponde con la realidad.
La dehesa es considerada como terreno forestal y traerá serios problemas su mantenimiento y conservación por la aplicación del Coeficiente de Admisibilidad de Pasto (CAP) o reducción de la superficie admisible para la percepción de compensaciones económicas (ayudas) por hectárea al ser descontada la superficie de vuelo de las encinas. De esta forma aquellas dehesas con una mayor densidad de árboles (encinas por lo general) se verán más perjudicadas. Este concepto tan irracional, nos lleva a los miembros de Fedehesa a lucha en todos aquellos foros por lo que en justicia nos pertenece. No olvidemos la calidad de las carnes y productos de animales alimentados por bellotas y los pastos excepcionales que se producen bajo las encimas.
Hay otros problemas de tipo sanitarios arbóreos que de no tomárselos en serio pueden ocasionar la muerte de la dehesa y además con carácter irreversible. Me refiero al “decaimiento de la encina” o como se conocía antes “La seca”. Producida por el patógeno Phytphthora cinnamoni, totalmente integrado y adaptado al medio que provoca la podredumbre radicular o asfixia de las raíces con la consiguiente muerte del arbolado y su única lucha contempla medidas de tipo cultural, que juntos a métodos físicos y biológicos limiten o impidan su dispersión.
El efecto más devastador se observa en las provincias de Huelva, Córdoba, Badajoz donde ha arrasado miles de hectáreas, expandiéndose a CLM (suroeste de Ciudad Real). Desde ACODEVAN, Asaja, Comendadores del Valle de Alcudia, financiados por el grupo de acción local Valle de Alcudia y colaboración de ETSIA Y MONTES de la Universidad de Córdoba, departamento de Ingeniería forestal, se va a llevar a cabo un estudio del estado de encinar en el Valle de Alcudia para su posterior análisis y medios de lucha contra la enfermedad.
Otro problema es el incremento de costes que están repercutiendo en el mantenimiento de las ganaderías extensivas. Nuestros productos valen lo mismo que hace incluso veinte años. Ni que decir tiene el incremento de nuestros costes “normales” o propios de la explotación a lo largo del tiempo: mano de obra, piensos, sanitarios, gasóil y otros costes. A estos costes se añade “otros nuevos o complementarios” como por ejemplo los incrementos dentro de los costes sanitarios, o costes originados para asegurar la calidad de la cadena alimentaria y trazabilidad de la misma. Éstos que van desde continuos saneamientos y el sacrificio de las reses que padezcan algunas enfermedades.
Por ejemplo tuberculosis en bovino con una compensación de 900 euros por vaca sacrificada incluida la carne, cuando la pérdida achacable en términos reales esta próxima a los 3.000 euros. España goza de una calidad excepcional y alimentaría y trazabilidad. Si. ¡Pero a costa del ganadero¡.
En el sector agrícola-ganadero, los costes de las materias primas vienen impuestos por los mercados, lo cual es totalmente asumible. Nuestros costes se han incrementado y nuestros productos no lo hacen. ¿Por qué? Es imposible poder transmitirlos al mercado, donde el valor de nuestros productos es el resultado de las guerras de precios entre las cadenas de distribución.
Por otra parte nuestras compensaciones económicas europeas por pérdida de renta (así las llamo yo y no ayudas) cada vez son mas escasas.
Todos los problemas anteriormente descritos hacen que la dehesa se encuentre en vía de abandono. Ya solo el 10% de los responsables de las explotaciones viven de la dehesa en exclusiva. El resto tiene otros ingresos.
Desde FEDEHESA, y sabiendo que necesitamos la complicidad de la administración trabajamos para que el gobierno central impulse una Ley Nacional de la dehesa, con un Plan Nacional de Ganadería Extensiva, adecuada para el mantenimiento de la ganadería extensiva, que reconozca los servicios ambientales y las externalidades positivas que aporta a la sociedad: paisaje, diversidad, sumidero de carbono, amortiguador del cambio climático, barrera natural contra el avance del desierto procedente de África, herramienta de lucha contra el fuego y desertización in situ. En resumen, poder mantener esa estampa tan característica y propia solo del suroeste español: la vaca retinta, la oveja merina o el cerdo ibérico entre encinas en plena montanera alimentándose de la bellota.
Dado que la dehesa es un ecosistema que existe en España desde siglos, las administraciones tomaran partido y sin duda nos apoyarán. Soy optimista, pero mañana puede ser tarde.