La demolición de las antiguas viviendas militares de Ciudad Real entra en la fase crítica: el derribo de los edificios de dieciocho metros de altura que dan a la Ronda de Toledo. Para mitigar el peligro la empresa Excavamalagón cuenta desde el miércoles con una grúa capaz de levantar una malla protectora que a simple vista parece un telón, pero que en realidad pesa cuatro mil kilos, e impide que salten cascotes.
Controlar el polvo es más difícil, pero en ello están los trabajadores de la empresa de José Javier Toribio, especializada en demoliciones y reciclaje de materiales de construcción. “Todo lo que estamos retirando lo separamos; apartamos hierros, maderas y materiales de construcción con el que luego fabricamos zahorra para las carreteras”.
“Para la semana que viene, el martes antes de los festivos, tiene que estar terminado si no nos paran por alguna circunstancia, al menos lo más peligroso”, cuenta a Lanza mientras atiende a un agente de la Policía Local, pendiente de que se cumplan las medidas de seguridad (vallado de la parte del acerado por la que no pueden pasar peatones durante el derribo, etc).
El interés del público crece a cada golpe de cizalla
Desde mediados de marzo, cuando empezaron los trabajos preparatorios y la primera excavadora derribó el muro exterior, se cuentan por decenas los curiosos que se paran a mirar. “Hacía mucho tiempo que no se demolían edificios de tanta altura y dimensiones en Ciudad Real”, dice Toribio, interés que se ha multiplicado desde este lunes cuando empezó la verdadera demolición, para la que aparte de la malla protectora utilizan una excavadora con cizalla, una especie de brazo mecanizado destructor. “La malla sujeta y la cizalla corta hierros, hormigón, ladrillos y cemento”.
Excavamalagón es la empresa contratada por Construcciones Cahec, propietaria de los terrenos, que promueve nueva vivienda en ese espacio, tras pujar por los viejos inmuebles en una subasta pública del Ministerio de Defensa. En base al convenio Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Ministerio de Defensa, las nuevas viviendas tendrán algún tipo de protección. Pero para que empiece la construcción todavía falta y Cahec no da detalles.
En un espacio habitado no se puede utilizar explosivos
“Vamos despacito y con buena letra para que todo salga bien”, señala el responsable de la demolición. En una zona céntrica y habitada no se pueden hacer derribos con cargas explosivas, todo es a base de pala y mucho cuidado, “y todos los escombros los retiramos a nuestra planta de reciclaje”, agrega Toribio.
Lo más complejo por ahora ha sido la colocación la enorme grúa que mueve la malla de protección de los cascotes, “ha sido complicado traerla y montarla, procurados que afectara lo mínimo al tráfico”, remarca el gerente de Excavamalagón, con veinticinco años en el negocio de las demoliciones.
Otro día complicado fue el martes de temporal de frío y lluvia, sobre todo por el barro. “Teníamos quince días para la demolición y vamos en plazo”, asegura.
Los inmuebles del antiguo cuartel de la Misericordia de Ciudad Real que ocupan una superficie de seis mil metros cuadrados llevan deshabitados desde 1988, año en el que el Regimiento de Artillería, Información y Localización (RAIL), la última unidad militar que prestó servicio en Ciudad Real capital abandonó Ciudad Real por León. Son unas 150 viviendas antiguas.
Subasta por 2,6 millones
Los terrenos se subastaron a mediados de diciembre del año pasado por 2,6 millones de euros. Según la información difundida por el Ministerio de Defensa y el Gobierno de Castilla-La Mancha sobre ellos solo se puede construir vivienda nueva sometida a algún régimen de protección. Así se recogió en un acuerdo firmado en año 2020 entre la ministra de Defensa Margarita Robles, el presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha Emiliano García-Page y la alcaldesa de Ciudad Real en ese momento Pilar Zamora.