Mercedes Camacho
Ciudad Real
Lola es una ciudarrealeña que lleva viviendo por motivos laborales, y después familiares, nueve años en Madrid, y más concretamente los últimos dos en Alcorcón, donde reside la familia de su marido.
Y lo que no se podía imaginar de ninguna de las maneras es que esta ciudad de 170.000 habitantes, y menos aún su barrio residencial, se iba a convertir en el epicentro de la información nacional e internacional porque justo allí se iba a producir el primer contagio por esta enfermedad en Europa.
“Llevamos mucho tiempo viendo la información en las noticias, pero no imaginas que te puede tocar tan cerca”, explicó esta ciudarrealeña en declaraciones a Lanza, al tiempo que asegura que cuando oyó que se había detectado el primer caso en Madrid, no pasó por su cabeza que fuera en Alcorcón y menos en su barrio, a la vuelta de su casa.
“Primero fue una conmoción escuchar que era en Alcorcón y que en nuestro hospital era donde la habían atendido, pero desde que supe que el matrimonio vivía en mi barrio, no he podido dejar de preocuparme, especialmente por mis hijos, ya que compartimos centro de salud y, precisamente, el domingo 28 tuve que llevar al pequeño de urgencias allí, uno o días antes de que ella estuviera”, afirma Lola, quien agrega que desde que supo que la primera atención que recibió la enferma, se puso a pensar qué día exactamente había llevado al médico al pequeño Fran, de sólo 18 meses, al médico.
Desde que saltó la noticia, el barrio está conmocionado, todo son especulaciones y los whatsapp entre los vecinos, y principalmente entre los grupos de madres que llevan a sus hijos al colegio que está casi enfrente, no paran de circular.
“Ya no sabes qué creerte y que no, porque lo peor es que la falta de información que hay, que no supiéramos siquiera cuándo se iba a desinfectar su piso y el edificio, ha hecho crecer la psicosis y el miedo en la zona. No para de generarse alarma ante cualquier noticia nueva y los vecinos sólo piensan en qué momento se han podido cruzar con ellos”, señaló Lola, al tiempo que añadió que los dueños de perros de la zona también están especialmente preocupados después de la polémica con el perro de la familia, Excalibur, con el que coincidían a menudo paseando.
De hecho, Lola, que asegura que no está tranquila, explica que muchas madres no llevaron ayer a sus hijos al colegio, aunque ella sí llevó al suyo de cuatro años y a la guardería al más pequeño, aunque hoy ha decidido que no los llevará.
“No sabemos lo que pasa y toda la información es confusa, lo que al final te asusta más porque no sabes qué creer. No nos da buena espina”, concluye.
Temor a ir al Centro de Salud
Una de las peores partes de esta historia se la está llevando el centro de salud en el que primera instancia fue atendida Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que está ingresada tras detectar que tenía ébola.
En concreto, se trata del centro de salud Laín Entralgo, ubicado en la Avenida de la Libertad, y desde que se conoció la noticia está más vacío que nunca, casi sin espera en ningún médico.
“La gente no se atreve a ir ni siquiera a por recetas o a por los partes de baja del trabajo ya que, de hecho, hay una doctora que está de baja y se ha corrido el rumor de que podría haber sido la facultativa que atendió a Teresa cuando estuvo en el centro de salud”, manifiesta.
Una psicosis que se acrecentó cuando se conoció la noticia de que la médico del centro de salud que la atendió ingresó voluntariamente en el hospital Carlos III de Madrid. “Estuvo atendiendo a más pacientes y nosotros convivimos con ellos, ya no sabes qué pensar”.
En su caso personal, reconoce que hoy jueves tenía que ir al Hospital de Alcorcón con su hijo más pequeño, pero que no lo hará hasta que no haya un poco más de claridad sobre este tema.
“Teníamos unas pruebas de alergia concertadas desde hace tiempo, pero trataré de que me las cambien o ya veremos que solución adoptamos porque, con la falta de información no me atrevo a llevar a mi hijo allí de momento y hasta que se aclare todo”.