El presidente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha Agustín Rabadán considera que ha llegado el momento de “tocar arrebato y poner de manifiesto las bondades que tiene la actividad cinegética en la región”, y se queja en un comunicado de los “continuos ataques que realizan los grupos anticaza”.
“Por muy obvio que parezca, y por mucho que lo sepamos los propios cazadores, tenemos el problema endogámico de contarnos las cosas a nosotros mismos, cuando lo lógico sería contarlo a la sociedad en general, a los profanos en el arte venatorio y a las administraciones que muchas veces desconocen el por qué de algunas cosas”, afirma.
También cree necesario contarlo “a nuestros detractores, muchos de los cuales, con toda seguridad nos vilipendian desde un total desconocimiento”.
Críticas “inauditas” de Ecologistas en Acción
Rabadán indica que la reciente reunión de la ministra de Transición Ecológica con representantes del partido animalista Pacma, y el informe sesgado presentado por Ecologistas en Acción sobre el impacto de la caza en el Estado español, considerando que la caza impacta contra el equilibrio natural y la economía rural, que resulta algo inaudito y carente de toda lógica, necesitan de una respuesta contundente y aclaratoria.
“Podemos afirmar la importancia económica que la actividad cinegética tiene para Castilla-La Mancha en particular y para toda España en general, son datos objetivos, auditados y que no permiten negación ni tergiversación”.
Más de 634 millones en la región
La caza mueve en Castilla-La Mancha más de 634 millones de euros y en toda España casi 6.500 millones de euros, según los estudios publicados por la Fundación Artemisan auditados por la consultora Deloitte.
La caza genera casi 24.000 puestos de trabajo en Castilla-La Mancha y más de 186.000 empleos a nivel nacional y provoca un retorno fiscal para la Administración autonómica, vía impuestos, de casi 57 millones de euros, y a nivel nacional de 614 millones de euros.
Las cifras por sí solas son abrumadoras, ha recordado, con más de 24.000 familias castellano-manchegas viviendo de la caza directamente o recibiendo ayudas que contribuyen a mejorar la economía familiar.
Algunos pueblos de la comunidad viven exclusivamente de la caza y de la poca agricultura o ganadería extensiva que permite su orografía.
Cazadores, rehaleros, ojeadores, postores, secretarios, organizadores, titulares, industria cárnica, hostelería, hospedaje, gasolineras, comercio de ropa y complementos, guarnicionería, taxidermia, cartuchería y sector armero, técnicos e ingenieros, asesores, son sólo algunos de esos puestos a los que extiende sus tentáculos la actividad cinegética.
Y dentro de este volumen de cifras, ha dicho, “cobra especial importancia, la caza social, que permite a los cazadores locales poder cazar a precios más económicos”.
Rabadán recuerda, como lo he hecho esta semana en Ciudad Real Manuel Aranda, que los cazadores “ayudan a la agricultura quitando daños, produciendo carne, generamos riqueza en la región y cuidando el campo y las especies, de hecho, invirtiendo anualmente 15 millones de euros en mejoras en el medio natural que redunda en la conservación de especies de fauna emblemáticas como el águila imperial o el lince ibérico”.