‘Julio César’, de Shakespeare, trata del asesinato, pero más que de alguien a nivel físico, de la moral, habla de la destrucción, destacó Vasile Sirli, compositor de la música del espectáculo que se podrá presenciar el viernes 28 y sábado 29, a las 19 horas, en la Antigua Universidad Renacentista, a cargo de la compañía rumana Hungarian Theatre of Cluj.
Esta tragedia shakesperiana, válida para cualquier parte del mundo, trata de las relaciones humanas y de la confrontación de puntos de vista y valores sociales y políticos distintos con una fuerza “casi bíblica”, apreció Sirli, que indicó que como un tema parábola o modelo aborda cuestiones como la amistad, los valores y las pequeñas y grandes cosas que conforman un pueblo o sociedad.
La producción llegada desde Rumanía, dirigida por Silviu Purcarete, es un “espectáculo de autor” a cargo de una compañía que cuenta con un elenco de actores con personalidades muy fuertes y marcadas como los protagonistas de esta obra de Shakespeare, agregó Dragos Buhagiar, responsable de una escenografía que se fue construyendo durante los ensayos con el empleo de objetos que aparecen, desaparecen y regresan con otro significado, y de un vestuario de papel que se destruye y evoluciona en paralelo al devenir de la trama y los personajes.
Pese a ser una historia sombría, una tragedia, en el espectáculo se percibe la alegría y entusiasmo del elenco actoral de trabajar con Purcarete, un directo que sorprende, saca de la zona de confort y hacer ir más allá, comentó, por su parte, Áron Dimény, actor que interpreta a Decius y Messala. De similar opinión es Zsolt Bogdán, encargado de dar vida a Julio César, para quien es muy satisfactorio trabajar, como si se tratara de un experimento, con Purcarete, quien, por un lado, concede mucha libertad y, por otro, guía con firmeza hacia dónde hay que dirigirse.
El lenguaje teatral de Purcarete es internacional al lograr comunicar con el público de cualquier parte con sus propuestas sobre temas y textos complejos, como ya hiciera precedentemente con obras como ‘Fausto’, que lleva el teatro popular, indicó Buhagiar.
En cuanto a la música creada para la producción, no se presenta para tapar o esconder, sino que forma parte del lenguaje teatral de la obra en comunión con el trabajo grupal del espectáculo. Se trata de una música muy orgánica, que a veces actúa desde la sutileza, otras coge el protagonismo, incide en la sorpresa y da ritmo en favor de los niveles de comprensión de la obra, señaló Sirli, que, en relación con el encuentro de culturas en Rumanía, puso como ejemplo que en su pueblo, de 4.000 habitantes, hay cuatro escuelas: una rumana, otra alemana, otra húngara y otra serbia. Rumanía es como una placa en Europa que gira entre Oriente y Occidente, una tierra latina rodeada de eslavos, húngaros y otros pueblos, explicó.