Bajo el lema “Cuenta lo que has visto y oído”, el domingo 24 de octubre se celebra el Domund, Domingo Mundial de las Misiones. Es una jornada universal que tiene lugar cada año en todo el mundo, el penúltimo domingo de octubre, para apoyar a los misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres.
Así lo ha puesto este jueves de manifiesto el delegado Diocesano de Misiones, Damián Díaz, quien ha indicado que, un año más, el Domund es una invitación a solidarizarse y apoyar la labor de los misioneros en su doble vertiente: evangelizadora y humanitaria, ayudando a los más desfavorecidos en todo el mundo.
El Domund en cifras
Díaz ha indicado que el año pasado la provincia de Ciudad Real aportó al Domund 175.511 euros, una cantidad que se envía al Fondo de Solidaridad Universal, para financiar los proyectos en todo el mundo, que el año pasado contó con algo más de 78 millones de euros de los que más de 11 provenían de España. Con estos fondos se pudieron sostener 940 proyectos, fundamentalmente en África y América.
Además, ha resaltado que es importante la colaboración personal, “porque sin misionero no hay misión”. En este sentido ha destacado que 10.629 misioneros, repartidos por todo el mundo, proceden de España y 70 de la provincia de Ciudad Real.
No es solo un día
El delegado Diocesano de Misiones ha insistido en que el Domund no es sólo un día del mes de octubre, ni sólo una cuestación económica, sino una serie de actividades destinadas a dar a conocer la labor de los misioneros, a suscitar vocaciones, pedir la oración por las misiones y sus proyectos, y naturalmente, apoyarles con la aportación económica.
“En este sentido, este año hemos tenido la suerte de celebrar en nuestra región el Domund al Descubierto, con su centro en Toledo, donde se ha instalado una exposición que muestra la tarea misionera de la Iglesia Católica”, ha señalado.
El resto de las diócesis de la región están colaborando también con actividades de animación misionera tales como una mesa redonda con misioneros en Guadalajara, una Vigilia de oración en La Roda, una adoración del Santísimo dedicada a los jóvenes en Cuenca, etc.
Montaje audiovisual de un cuento
“La Diócesis de Ciudad Real ha contribuido a esta actividad del Domund al Descubierto con el montaje audiovisual de un cuento, “El niño sin nombre”, del que es autor Alejandro Fernández Barrajón, que narra la labor de un misionero de Fuente el Fresno en República Dominicana, Tomás García, y la correspondiente dinámica para trabajar el cuento que se ha distribuido tanto a parroquias como a centros escolares”, ha añadido Damián Díaz.
Y de la canción “No nos podemos callar”
Aunque la pandemia del Covid impedirá que se realice el gran Encuentro de la Infancia Misionera, desde Ciudad Real también uno de nuestros misioneros ha compuesto una canción, “No nos podemos callar”, interpretada y grabada con el Corito Chichigua de República Dominicana y un grupo de niños de Ciudad Real. https://music.youtube.com/channel/UCEuO0MhKKNXJ0CtksrOOU4g
Damián Díaz ha indicado que el vídeo de la canción se puede escuchar en YouTube y que, con el estribillo, se ha elaborado una coreografía que se ha subido a la red social TikTok.
Por último, ha indicado que este fin de semana se harán cuestaciones en muchas poblaciones, se recogerán las colectas de las misas del domingo, se celebrarán vigilias de oración y otras actividades de animación misionera en muchas poblaciones de la provincia.
Testimonio misionero
En la rueda de prensa ha estado también el misionero Tomás García y el autor del cuento. Tomás ha relatado que lleva 14 años trabajando y viviendo en en República Dominica con los niños limpiabotas que viven en la calle. Allí llegó siendo Fray Tomás, en 2013 se ordenó sacerdote, una realidad que, asegura, cambió su vida y solidificó su fe.
Tras unos comienzos duros, con apenas un grupo de chavales, ahora cuentan con un centro de desarrollo comunitario en el que se acoge a 400 niños y 300 jóvenes que están recibiendo una formación técnica laboral.
Se trata de un proyecto, ha explicado, global “porque para trabajar con los niños hay que atender también a sus familias y, por ende, actuar en el entorno”. Ello les ha llevado a construir también un dispensario médico que ahora se quiere ampliar.
Y, precisamente, la historia de vida de uno de esos niños limpiabotas de la calle con los que trabaja este sacerdote misionero, es la que ha dado a conocer Alejandro Fernández en su cuento “El niño sin nombre” en el que, ha indicado, se recoge un testimonio real de lo que él mismo vio cuando fue a conocer este proyecto.